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En el Marco de Jerez al proceso que extrae el vino de las botas de roble para ser comercializado se le denomina "sacas", al que siguen la preparación, estabilización y embotellado de ese producto final que vemos en los establecimientos en los que están a la venta.
Las sacas de Jerez tienen una serie de pasos en las bodegas. Recordemos que la saca del vino que envejece en el tradicional Sistema de Criaderas y Soleras, se realiza de las diferentes botas que componen una solera, las que tienen un vino de mayor edad dentro del mismo estilo.
Una vez se extraen los litros estipulados para la venta, el vino pasa por el proceso de clarificación, en el que mediante el uso de bentonita, gelatinas de procedencia animal o Albúmina de huevo, se decantan por arrastre todas aquellas partículas sólidas que tiene en suspensión. El uso de un producto u otro depende de la política de la bodega, estando todos aceptados por el Consejo que regula la Denominación de Origen del Vino de Jerez.
Por ejemplo, dentro del Marco de Jerez, Bodegas González Byass cuenta con dos de sus vinos emblemáticos, Fino Tío Pepe y Néctar Pedro Ximénez, con sello distintivo de veganos, ya que en su proceso de clarificación sólo se usan proteínas de origen vegetal, en vez de emplear aquellas de procedencia animal.
Una vez se finaliza el proceso de clarificación del vino se pasa a un filtrado y un tratamiento de frío que lo somete a un brusco cambio de temperatura que provoque la aparición y su limpieza de cristales de bitartratos.
De esta forma, una vez el vino se encuentre limpio y brillante se procede a embotellarlo y etiquetarlo. Para evitar que el aire que queda en el interior de las botellas pueda interferir en la calidad del vino, son algunas las bodegas del Marco que inyectan nitrógeno antes de colocar el tapón de corcho para preservarlo de su acción.
¿Y el embotellado de los Vinos de Jerez en rama?
En el Marco de Jerez son cada vez más las bodegas que comercializan algunas de sus marcas más importantes referenciadas como en rama.
Aunque es un término que siempre se ha empleado, aún no cuenta con una definición reglamentaria, lo que hace que existan consumidores que no tienen muy clara la diferencia entre la gama clásica y este distintivo. Y esa diferencia se encuentra en el proceso de embotellado que se le da al vino en cuestión.
Un vino en rama es aquel que se consume o embotella directamente de la bota de la que se realiza la saca en la bodega. En el caso de embotellarlo, el producto necesita un filtrado mínimo que evite las partículas sólidas mayores que pueda contener o restos de levaduras de vinos con crianza biológica. Pese a ello, lo que se persigue es que el producto esté a la hora de consumirse lo más cercano a su estado dentro de la bota, por lo que en este caso, sus notas de cata van a depender de sus propias características como la vejez o el estilo, entre otros muchos factores.
Por último, es importante tener en cuenta que al no someterse a un proceso de estabilización tras la saca, los vinos en rama van a ser más sensibles al paso del tiempo dentro de las botellas, evolucionando y adquiriendo matices y concentración de una forma más acentuada.
Si tienes curiosidad por comparar un vino de Jerez de la misma marca normal y en rama, te invito a que puedas catarlos a ciegas, para ver cómo la evolución tras embotellar los ha llevado por caminos diferentes. Recuerda que el vino de Jerez está vivo y en especial, los estilos que envejecen con una crianza biológica, van a evolucionar dentro de la botella, y más si están en rama. Nunca dejarán de sorprenderte.
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