Sábado 21 de Junio de 2025
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Durante los pasados días 17, 18 y 19 de mayo, el puerto de Portocolom, en la isla de Mallorca, fue el escenario del I Festival de Embarcaciones Tradicionales. Se trata de una iniciativa impulsada por la Associació de Barques Tradicionals de Portocolom, que contó con el respaldo del Ayuntamiento de Felanitx y el Museu Marítim de Mallorca. Este festival reunió un total de 26 embarcaciones tradicionales procedentes de distintos puntos del Mediterráneo occidental, como Mallorca, Menorca, Ibiza, Cataluña y Francia.
El objetivo principal de este encuentro fue dar visibilidad al patrimonio marítimo tradicional de las islas, poniendo en valor prácticas como la navegación a vela latina, la construcción naval artesanal y la transmisión de la memoria marinera entre generaciones. Uno de los ejes temáticos que articularon el evento fue el vínculo histórico entre el puerto de Portocolom y el comercio del vino, especialmente durante el siglo XIX, cuando las exportaciones marítimas de barriles eran una escena cotidiana y una fuente esencial de actividad económica para el municipio.
El festival comenzó el viernes 17 de mayo con la llegada de las embarcaciones visitantes. A lo largo del día, estas fueron atracando en el puerto, preparándose para los actos programados. El ambiente era de expectación y bienvenida entre los participantes y los habitantes del pueblo, que se acercaban al muelle para contemplar de cerca las barcas llegadas desde otras regiones.
El sábado 18 se desarrollaron las actividades centrales del encuentro. Por la mañana, todas las embarcaciones participaron en una navegación colectiva por la bahía. Más tarde tuvo lugar una de las escenas más esperadas y significativas del festival: la recreación histórica de la carga de barriles de vino en los barcos, tal como se hacía en el siglo XIX. Esta representación buscó recuperar fielmente las técnicas utilizadas en aquella época. Primero se colocaron sobre la rampa portuaria varias botas de vino de 500 litros. Luego se aseguraron con cabos, siguiendo los procedimientos tradicionales, y se bajaron cuidadosamente hasta que flotaron sobre el agua.
Una vez en el mar, estas grandes barricas fueron recogidas por los gusis, unas pequeñas embarcaciones de madera con dos extremos puntiagudos, características de la tradición naval balear. Estas barquitas trasladaron lentamente las botas hasta las embarcaciones mayores que esperaban fondeadas en el puerto. Una vez al costado de los buques, los barriles fueron izados a bordo, ya fuera mediante el uso de pescantes o manualmente, y posteriormente estibados a la manera tradicional. Este momento, cargado de simbolismo, permitió a los asistentes imaginar cómo era el trabajo diario en el puerto durante los tiempos en que el vino local era transportado por mar hacia otras costas del Mediterráneo.
El domingo 19 de mayo, último día del festival, las actividades continuaron con una navegación libre por parte de las embarcaciones participantes. Esta última travesía, más distendida y sin coreografía previa, permitió disfrutar del puerto en un ambiente relajado y festivo. El broche final lo puso una comida popular que reunió a los tripulantes, sus familias y numerosos amigos y curiosos. El ambiente fue de auténtica hermandad entre marineros, vecinos y visitantes, que compartieron mesa y conversación a orillas del mar, celebrando el éxito del evento y la belleza del entorno. Durante esta comida de clausura, los asistentes también pudieron degustar el vino Quíbia, procedente de Premsal Blanc y Giró Ros y elaborado por la reconocida bodega mallorquina Ànima Negra, que ofreció sus botellas para acompañar la jornada en un gesto de apoyo a la celebración y a la recuperación de la cultura vinícola local.
Entre las embarcaciones participantes destacaban algunas invitadas muy especiales, como el llaüt Sant Isidre procedente de Cataluña, el xabec Ange Gardien llegado desde Francia, el bot Javi y el llaüt Rínxol de Ibiza, así como los menorquines Besitos y Gertrudis. La flota local de Portocolom también tuvo una presencia destacada y numerosa. Entre sus representantes se encontraban los gusis Avelira, Davit y Nauta; las llanxetes Elfi, Vimo e Yris; los llaüts Baan, Boanegre, Guillermo, Sant Miquel y Simbad; además de otras embarcaciones como Mantellina, Alzina, Brandó, el bot Aux. Pax y Nicator.
La Associació de Barques Tradicionals de Portocolom quiso, con este encuentro, reivindicar la importancia de mantener viva la tradición marítima. Más allá de la exhibición de barcas, el festival logró reforzar los vínculos entre distintas generaciones y territorios unidos por el mar. Además, ofreció a los asistentes la oportunidad de redescubrir el puerto de Portocolom desde una perspectiva cultural y patrimonial. A raíz del éxito de esta primera edición, la organización ya trabaja para consolidar este evento como una cita bienal de referencia en el ámbito de la navegación tradicional en el Mediterráneo.
https://www.barquestradicionalsdeportocolom.org/
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