Sábado 15 de Marzo de 2025
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Según la encuesta de viñedo de 2020 Andalucía consta de una superficie cultivada de viñedos de 26.504 hectáreas, equivalente al 3,0% de España. Entre ellas, 23.890 hectáreas, es decir el 90%, corresponde a viñedos de uva blanca. Entre las uvas blancas destacan con diferencia las variedades Palomino Fino con el 34,5% del cultivo, y Pedro Ximénez con el 25,1% y luego siguen Zalema y Moscatel de Alejandría con cerca del 15% cada una.
La variedad Palomino Fino está presente en España con 14.249 hectáreas, lo que equivale al 3,0% del total de vides blancas del país (tras Airén, Viura, Pardina y Verdejo). Según él Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación hay dos tipos, la variedad Palomino y Palomino Fino, sin embargo, comparten el mismo genoma, y algunas instituciones, incluido el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de Producción Ecológica (IFAPA), siguen insistiendo en que se unifique en una sola variedad en el registro. Se trata de una variedad muy productiva, con un ciclo de brotación y maduración de duración media. Su origen se remonta justo a Cádiz, donde, tras la llegada de los fenicios, comenzó la viticultura en el año 1.100 a.C. Es una variedad muy difusa en España por su capacidad de adaptación a climas y a suelos distintos. Andalucía concentra la mayor parte de su cultivo, con 8.288 hectáreas (57,9%), seguida de Galicia, Castilla y León y Canarias. En Canarias se conoce como Listán Blanco y se incluye en todas las denominaciones de origen. En la zona de Jerez, es la base para la producción de los vinos fortificados, como los finos, manzanillas, amontillados, palos cortados y olorosos. Debido a su escasa acidez, en el pasado no se consideraba adecuada para la elaboración de vinos blancos jóvenes, por lo que solía combinarse en coupage con variedades más aromáticas o someterse a crianza en barrica para adquirir mayor cuerpo y estructura. En la última década algunos productores han empezado a elaborar vinos jóvenes con Palomino con bastante éxito.
La variedad Pedro Ximénez está presente en España con 7.520 hectáreas, la mayoría (80%) cultivada en Andalucía y de forma minoritaria en Castilla-La Mancha y Extremadura. De origen ibérica, muy vigorosa y de brotación y maduración media. Muy sensible a la humedad (oídio, mildiu y botritis) y por eso prefiere suelos y climas secos.
Entre las uvas tintas, a las cuales corresponde un cultivo de 2.600 hectáreas, con la excepción del Tempranillo con casi el 31%, no se encuentra ninguna otra variedad autóctona sino variedades foráneas, es decir Syrah (22,5%), Cabernet Sauvignon (13,5%) y Merlot (10,2%).
A pesar de la presencia masiva de cultivo de uvas tintas foráneas, Andalucía es cuna de muchas variedades autóctonas tanto tintas como blancas. Desde luego, en la última actualización de la Lista de Variedades Comerciales de España de 25 de enero 2023 a través la publicación del Boletín Oficial del Estado número 21, se indican 58 variedades autorizadas en Andalucía y entre ellas hay 13 variedades autóctonas destinadas sobre todo a vinos comunes secos, es decir Tintilla de Rota, Jaen Tinto, Zalema (Perruno), Beva (Eva), Blanca Gordal, Doradilla, Garrido Fino, Listán del Condado, Melonera, Mantúo de Pilas (Montúa, Chelva, Uva Rey), Jaén Blanco (Pardina, Baladí, Calagraño), Romé blanca y Vijiriega (Vijariego Blanco).
Algunas de las variedades autorizadas han sido y siguen siendo objeto de estudios por parte del IFAPA. El Instituto, cuya sede se encuentra en Jerez, el epicentro de los vinos generosos, lleva a cabo actividades de prospección, establecimiento, conservación, identificación (morfológica, morfométrica y molecular) y evaluación (agronómica y enológica) del género Vitis, especialmente de Vitis vinifera y gestiona el Banco de Germoplasma de Vid con la segunda colección de vides más importante de España.
En Europa, los bancos de germoplasma de vid son centros dedicados a la conservación y estudio del material genético de diferentes variedades de vid, con el objetivo de preservar la diversidad genética y facilitar la investigación. Nacieron en Francia y Alemania a finales del siglo XIX, tras las plagas de oídio, mildiu y filoxera, con la finalidad de preservar la biodiversidad de la vid en colecciones ex situ. En España, la primera estación ampelográfica se estableció en 1907 en la Granja Escuela Práctica de Agricultura Regional en Jerez, fundada en 1887.
Hoy en día, entre los más importantes de España se encuentran:
El banco de germoplasma del Rancho de la Merced alberga una de las colecciones de vides más relevantes de España, solo superada por la de la finca "El Encín" en Alcalá de Henares, y se encuentra entre las diez más extensas a nivel mundial. Actualmente, custodia más de 1.600 variedades, incluyendo Vitis vinifera, Vitis sylvestris, portainjertos, híbridos productores directos y otras especies pertenecientes al género Vitis.
El origen de este banco se remonta a 1887, cuando se estableció la "Granja Escuela Práctica de Agricultura Regional de Jerez de la Frontera", una institución dedicada principalmente al asesoramiento en los sectores vitivinícola y cerealista. En 1894, con la llegada de la filoxera al marco de Jerez, la entidad centró sus esfuerzos en la recolección de portainjertos y variedades de Vitis vinifera, con el doble propósito de preservar la biodiversidad y proporcionar apoyo técnico a los viticultores, quienes inicialmente carecían de recursos para afrontar la crisis.
En 1907, Jerez fue sede de la primera estación ampelográfica de España. Posteriormente, en 1940, por motivos de reordenación urbanística, la colección fue trasladada y reubicada en la finca Rancho de la Merced, enriqueciéndose con nuevas accesiones, en su mayoría provenientes de Andalucía. En 1984, se realizó una replantación y una ampliación significativa con variedades de España y de otras partes del mundo, consolidando su papel como una de las colecciones de vid de referencia en el país, junto con "El Encín", y alcanzando aproximadamente 2.000 accesiones.
A partir de 2016, se inició un proceso de replantación y optimización de los recursos, basado en estudios genéticos y morfológicos, con el objetivo de mejorar y racionalizar la colección.
El banco se estructura en diferentes secciones:
El Rancho de la Merced forma parte del Registro Nacional de Productores de Semillas y Plantas de Vivero, lo que permite al Instituto suministrar material de propagación certificado a los viveros de vid autorizados por el Ministerio de Agricultura. El material distribuido desde esta parcela corresponde a la categoría base; los viveros que lo reciben crean campos de plantas madre y, posteriormente, generan plantas certificadas destinadas a los viticultores.
En este campo fundacional, la mayoría de los clones provienen de programas de selección clonal o de iniciativas para recuperar variedades locales minoritarias. En estos casos, el Instituto actúa como el único centro conservador de material base para su certificación.
La viticultura global, y en particular la mediterránea, enfrenta actualmente dos desafíos principales: el cambio climático, que provoca un aumento progresivo de las temperaturas y una creciente escasez de agua, y las enfermedades fúngicas de la madera, cuyo impacto es cada vez más severo. En este contexto, el banco de germoplasma juega un papel esencial, ya que preserva la biodiversidad, un factor clave para la mejora genética. La solución a estos problemas radica en gran medida en la propia planta, en su composición genética y en la diversidad acumulada a lo largo de milenios de cultivo de la vid.
Las investigaciones, llevadas a cabo por el equipo del investigador titular Enrico Cretazzo, se centran en el estudio de la fenología de diversas variedades, prestando especial atención a las fases de brotación, floración, envero y maduración. En 2023, para 358 variedades, se determinaron las fechas de los estadios fenológicos mencionados. Con respecto a la fecha de maduración, se ha decidido fijarla en el momento en que se alcanzó un determinado grado Brix como indicador del contenido de azúcar en un líquido. Esta medida es utilizada en viticultura para determinar la madurez de la uva y estimar el potencial alcohólico del vino. Los valores usados como umbrales fueron 20,6 para las variedades blancas (incluyendo rosadas, rojas y grises) y 23 para las tintas. De las variedades examinadas, 99 no alcanzaron los niveles de Brix considerados adecuados, suponiendo que mucho influyeron las repetidas olas de calor registradas, ya que en estas circunstancias se para la fisiología de la planta, y por consiguiente la acumulación de azúcares.
Además, se analizan parámetros productivos, la calidad del mosto y el posible desajuste entre la madurez tecnológica y fenólica en unas 50 variedades tradicionales cultivadas en Andalucía. Entre los aspectos evaluados se incluyen el contenido y la capacidad de extracción de polifenoles, el rendimiento de la planta, así como los niveles de ácidos fijos y nutrientes.
Recientemente, se han investigado las variedades autóctonas Palomino Fino, Doradilla, Vijiriega, Beba y Mantúo de Pilas. Se ha observado que Beba, Mantúo de Pilas, Doradilla y Vijiriega, en comparación con Palomino Fino, comparten una maduración más tardía y un menor grado alcohólico en sus vinos. En concreto, Beba y Mantúo de Pilas maduran entre dos y tres semanas más tarde, presentando una productividad menor (reducción del 60 % y 50 %, respectivamente), menor acidez, un pH más elevado y bayas de mayor peso. Doradilla, por su parte, muestra un ciclo vegetativo más largo con una producción similar, mientras que Vijiriega madura dos semanas después, es un 30 % menos productiva, pero mantiene una mayor acidez. Desde el punto de vista sensorial, Beba y Mantúo de Pilas obtienen puntuaciones más bajas, Doradilla presenta características similares a Palomino Fino, y Vijiriega destaca con mejores valoraciones.
A lo largo de las últimas décadas, el IFAPA ha participado en la recuperación de variedades autóctonas minoritarias, con el fin de aprovechar su supuesta adaptación a las condiciones ambientales locales y ofrecer una mayor diversificación varietal como alternativa a los vinos obtenidos con variedades muy extendidas a nivel nacional e internacional. Entre estas variedades se mencionan la Tintilla de Rota, la Melonera, la Blasco (sinonimia de Tinto Velasco), la Romé tinta (que todavía se encuentra en fase de registro), la Doradilla, la Vijiriega, la Jaén Tinto, la Blanca Gordal y la Rejano Tinto (todavía no escrita en el registro). Una investigación relevante sobre variedades minoritarias andaluzas se llevó a cabo en 2022 y permitió identificar 12 variedades que no habían sido descritas previamente. El estudio comenzó con la recopilación de sarmientos de 66 cepas provenientes de cinco zonas distintas de Andalucía:
Tras sumergir los sarmientos en cubas de agua para favorecer su brotación, se recolectaron hojas de varios brotes y se analizó su ADN. Posteriormente, los resultados se compararon con el perfil genético registrado en el Vitis International Variety Catalogue y otras bases de datos.
De las 66 muestras examinadas, 39 presentaron genotipos previamente documentados en la literatura, identificándose un total de 19 genotipos distintos. Las 27 muestras restantes correspondían a variedades no descritas anteriormente, entre las cuales se logró identificar 12 variedades desconocidas. La mayoría de estos genotipos inéditos se situaron dentro del grupo ecogeográfico de variedades propias de la Península Ibérica Mediterránea, según la clasificación establecida en una investigación previa del mismo equipo.
Entre las variedades desconocidas halladas en el Valle de los Pedroches, una de ellas mostró afinidad con el grupo de variedades perteneciente a la Proles orientalis, cuyo origen se extiende desde Oriente Medio hasta Asia Oriental. Asimismo, en la Alpujarra de Granada se identificaron dos variedades inéditas, de las cuales una presentó similitudes con el grupo de variedades propias del norte de Italia y del sur de Francia.
En este estudio se incluyeron también 33 ejemplares procedentes de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, con el fin de averiguar la exclusividad de una variedad conocida localmente con el nombre Montepila, aunque los resultados demostraron que se trata simplemente de una sinonimia de la variedad Zalema.
A las 12 variedades desconocidas se les dieron los siguientes nombres locales:
Es curioso que, en la prospección en Moguer, se identificó la variedad Listán Prieto. Esta última variedad, cultivada antiguamente en Andalucía, se daba por extinguida en esta región, estando actualmente su uso extendido en las Islas Canarias, EEUU y Sudamérica donde se conoce como Mission en Estados Unidos, País en Chile, Criolla Chica en Argentina, Misión en México y como Negra Corriente en Perú.
Las variedades desconocidas descubiertas se incorporaron al Banco de Germoplasma de Vid del IFAPA Rancho de la Merced para continuar con su estudio y conservación.
https://www.juntadeandalucia.es/agriculturaypesca/ifapa/web/
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