Bebidas fermentadas y destiladas: cuáles son más sanas

A la hora de tomar una copa, podemos elegir entre bebidas fermentadas y destiladas, pero la diferencia entre ambas, aunque...

Úrsula Marcos

Viernes 26 de Agosto de 2022

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amigos hacen un brindis con vino

A la hora de tomar una copa, podemos elegir entre bebidas fermentadas y destiladas, pero la diferencia entre ambas, aunque significativa, no siempre está tan clara como debería entre los consumidores. Y esto nos puede dificultar el hecho de elegir la opción más sana para nosotros.

Alcohol fermentado y destilado: diferencias

Vino, cerveza, whisky, vodka… Entre las bebidas destiladas y fermentadas hay diferencias notables. Vamos a profundizar en ambos conceptos para entenderlos mejor.

Fermentados alcohólicos

Los ejemplos más clásicos de bebidas fermentadas son el vino y la cerveza. En estos casos, el punto de partida es un líquido de origen natural, este líquido debe contener glucosa, ya que sin ella sería imposible la fermentación, y esta puede provenir de una fruta como la uva o de un grano de cereal como la cebada.

En el caso de las frutas la glucosa procede de la fructosa (el azúcar de la fruta, que la da el sabor dulce a estas), mientras que en el caso de los cereales la glucosa procede de los almidones (las féculas o harinas de los mismos).

Para la fermentación se extrae el zumo en el caso de las frutas o se remojan los granos en el caso de los cereales para la extracción del almidón.

En ambos casos el líquido se deja reposar a una determinada temperatura, que no debe ser fría, para que un microorganismo, las levaduras, se encarguen de transformar ese líquido rico en glucosa en alcohol. Las levaduras, como seres vivos, se alimentan de glucosa y sus desechos son gas carbónico que se evapora en el aire y alcohol que permanece en el líquido.

Cuanto más avanza el proceso de fermentación, menos glucosa hay en el líquido y más alto es el contenido de alcohol. Cuando se termina la glucosa las levaduras, al no tener alimento, mueren y la fermentación termina. Este es el motivo por el cual muchas bebidas fermentadas, como el vino seco (la mayoría de vinos del mercado son secos), no contienen casi azúcar.

Si se desea una bebida fermentada con menos alcohol, pero más dulce y por tanto con azúcar, simplemente hay que matar a las levaduras antes de que se "coman" toda la glucosa, esto se consigue enfriando el líquido. Así tendríamos, por ejemplo en el caso de los vinos, los semisecos, abocados, semidulces, dulces...

Las bebidas fermentadas más populares son: el vino y bebidas derivadas del vino (como el vermut), la sidra, las cervezas (todo tipo de cervezas que proceden de cerales, que son la mayoría), el sake (vino de arroz) o los vinos de frutas. Los vinos espumosos (como el champagne o el cava) son vinos, y por tanto también son bebidas fermentadas.

La fermentación es un proceso natural, espontáneo, que se produce en la naturaleza sin necesidad de intervención humana. Si dejas jugo de uva recién exprimido en una jarra tapada fuera de la nevera y vuelves a la semana, tendrás una bebida fermentada con contenido alcohólico. De hecho, este tipo de bebidas históricamente se descubrieron de este modo, al producirse espontáneamente en los lugares de almacenamiento. Posteriormente la mano humana fue perfeccionando la técnica de elaboración para mejorar la calidad.

Destilados

amigos tomando whisky

Por el contrario, las bebidas destiladas no son procesos naturales, no se producen espontáneamente en la naturaleza, sino que son elaboraciones en los que, mediante un proceso industrial, se extraen alcoholes de bebidas fermentadas.

Entre las bebidas procedentes de la destilación podemos encontrar el whisky, el tequila, el ron, la ginebra, el pisco, el aguardiente (orujo/grappa), el brandy o el coñac, entre muchas otras.

El punto de partida de un destilado es el proceso de fermentación. Mientras que en la fermentación, una vez que esta ha terminado, se inicia el proceso de producción de la bebida para el consumo, en el caso de la destilación conseguir la fermentación es solo el primer paso.

El líquido fermentado se destila con ayuda de un alambique. Lo que se hace es calentar el líquido hasta el punto de ebullición, consiguiendo con ello que el alcohol se evapore. A consecuencia de esto, las gotas de alcohol que se han evaporado se condensan en un tubo y descienden hacia otro recipiente.

El resultado es que el segundo recipiente del alambique recibe un contenido que tiene un alcohol de más pureza y mayor graduación, ya que ha dejado atrás otros componentes como el agua. A medida que avanza la destilación, pasa más agua al segundo recipiente, lo que modera la cantidad de alcohol de la bebida.

Además, los primeros vapores de alcohol destilados deben desecharse, ya que contienen alcohol metílico que es tóxico y puede ser mortal. El alcohol que interesa y apto para el consumo es el alcohol etílico. Lo que suele hacerse es repetir dos o tres veces el proceso de destilación para que el resultado sea un alcohol etílico lo más puro posible, con la menor cantidad de agua y otras impurezas.

¿Son más sanas las bebidas fermentadas o destiladas?

Numerosos estudios demuestran los beneficios que tiene para nuestro organismo tomar una copa de vino al día, y también las propiedades nutricionales de la cerveza. Lo que tienen en común estas bebidas es que son fermentadas.

Destilación y fermentación alteran las propiedades nutricionales del líquido dulce originario, dando lugar a bebidas muy diferentes entre sí.

La fermentación es un proceso más natural, basada en una germinación controlada de microorganismos, dejando al líquido madurar por su cuenta. Sin embargo, en la destilación la intervención humana es mucho mayor, podríamos decir que es una bebida procesada.

En definitiva, las bebidas fermentadas son más naturales y más beneficiosas para la salud porque conservan muchos más nutrientes y contienen una graduación más baja.

En la destilación, cada vez que el alcohol se calienta y pasa de un recipiente a otro (el proceso puede repetirse hasta dos o tres veces), va incrementando su graduación y perdiendo atributos nutricionales.

De entre todas las bebidas fermentadas la que ha demostrado, ampliamente y con numerosos estudios médicos y universitarios, beneficios reales para la salud, es el vino.

Bebidas fermentadas como el vino, consumidas con moderación, mejoran la salud cardiovascular y ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro de las células. Siempre y cuando se consuma en el marco de una dieta sana y equilibrada y se combine con un estilo de vida saludable.

Sin embargo, en el caso de las bebidas destiladas es mucho más complicado encontrarles beneficios para la salud. Su elevado contenido en alcohol hace que sean sustancias depresoras que deterioran el sistema nervioso. No obstante, si el consumo no es abusivo, no debería causar un riesgo para la salud, manteniendo una pauta de consumo muy moderado.

Ya sean fermentadas o destiladas, como vemos, lo importante es hacer un consumo moderado de este tipo de bebidas, partiendo de la base de que los destilados son menos sanos. Si tenemos que elegir entre tomar dos copas de vino o un combinado con ginebra, la primera opción siempre es más sana a todos los niveles. No solo estaremos tomando más nutrientes, también menos calorías y menos cantidad de alcohol.

Las bebidas fermentadas y destiladas pueden estar presentes en nuestro día, pero nunca con la misma asiduidad. Si podemos tomarnos una copa de vino cada día, con beneficios para nuestra salud, no ocurre lo mismo con los alcoholes destilados.

En todo caso, un consumo responsable es siempre la clave del éxito para poder disfrutar de una copa sin que esto suponga ningún riesgo para nuestra salud.

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