Los vinos ecológicos, ¿cómo distinguirlos de un vino tradicional?

El uso de ciertos productos enológicos, como el sulfuroso o la betonita, están permitidos para el tratamiento en bodega de los vinos ecológicos. La pureza en las sensaciones es lo que distingue un vino ecológico de uno tradicional

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Elegir vino

Entre los consumidores existe cierta confusión de lo que realmente es un vino ecológico. A menudo términos como biodinámico o natural se entremezclan con el propio apelativo de ecológico, de manera que no siempre se tiene clara la diferencia entre uno y otro tipo de vino.

Desde la firma Vinissimus, el eCommerce líder en Europa en venta de vino español online, nos revelan las claves para distiguir un vino ecológico de uno tradicional de manera sencilla.

Para que un vino sea ecológico (orgánico o bio), el viñedo del que procede debe contar con certificación ecológica que restringe el uso de tratamientos de síntesis química para combatir las plagas, como herbicidas o fungicidas.

Sin embargo, sí que es posible el uso del tradicional azufre y del sulfato de cobre. Los abonos deben ser orgánicos y, en general, se busca emplear prácticas agrícolas sostenibles que permitan al ecosistema mantener su equilibrio natural y a la uva adquirir una mayor concentración de sustancias antioxidantes, muy beneficiosas para la salud.

En bodega se permiten ciertos productos enológicos como por ejemplo el sulfuroso, los correctores de acidez o la bentonita (un clarificante) aunque en menor cantidad que en la elaboración de los vinos convencionales.

Se puede reconocer un vino ecológico según su etiqueta, ya que ésta suele llevar en la parte trasera el logotipo de la producción agraria ecológica (un sol y una luna sobre un fondo azul con tres líneas diagonales) de la comunidad autónoma en que se elaboran, así como la hoja verde con el ribete de estrellas que certifica los productos ecológicos a nivel europeo.

Logos ecoLogos de producción ecológica. A la izquierda el autonómico, a la derecha el europeo

Estos sellos garantizan que todo el proceso de elaboración del vino se ha producido según normas ecológicas y las bodegas se ven sometidas a inspecciones anuales para comprobar que así sea.

"Es importante romper el mito por el cual muchos consumidores asocian el vino ecológico a un vino con defectos en su aroma o sabor" dice Carme Saló, sumiller de Vinissimus.

"Esto no sólo no es cierto, sino que es casi contrario a la realidad. No siempre resulta sencillo distinguir mediante la cata un vino convencional de uno ecológico, pero si en algo pueden distinguirse es en la pureza de las sensaciones que transmiten, mayor en los vinos ecológicos, pues en su elaboración intervienen menos productos químicos que pudieran distorsionar el sabor original de la uva y, por ende, ser perjudiciales para nuestra salud" añade.

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