Vilma Delgado
Viernes 06 de Mayo de 2022
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El comportamiento del consumidor ha cambiado. Sobre todo, tras la pandemia, la sociedad demanda cada vez un consumo más sostenible y responsable. Los productos de proximidad se han convertido en una demanda cada vez mayor. Los beneficios de comprar productos locales son múltiples. No solo para el público, también para la economía local y el medio ambiente.
El consumo local es una corriente social y económica que apoya al comercio y a la producción local como una parte importante de la economía sostenible. Este consumo fomenta las relaciones entre la comunidad y los productores locales, tiene un menor impacto en el medioambiente y refuerza los lazos de pertenencia de los distintos miembros de una comunidad.
El consumo local no se refiere solo al sector alimentario, pero sí es uno de los ámbitos donde podemos elegir más y mejor. Movimientos como el slow food o las compras de kilómetro cero no paran de ganar adeptos por su componente social, pero también por la calidad de la producción. Por tanto, las principales ventajas de consumir productos locales y comprar en el comercio de barrio de toda la vida son variadas:
Muchos productos de proximidad se pueden adquirir directamente al productor. Esto se traduce en un mejor conocimiento de la materia prima, una cadena de distribución más corta, que permite ahorro y una menor huella de carbono.
Gracias a las redes sociales podemos conocer a más productores cercanos que incluso han establecido canales de venta online y a domicilio.
Además, esta experiencia puede ser muy placentera, por ejemplo, cuando visitamos una granja o una bodega para conocer y comprar de primera mano sus quesos, embutidos y vinos.
Los pequeños productores locales adquieren un compromiso de calidad con su público muy alejado del comportamiento de las grandes empresas.
Los productores miman su género, ponen precios justos y además pueden ofrecer productos exclusivos que solo se dan en una zona geográfica o crear nuevas referencias acordes a las necesidades de su clientela.
Está demostrado que el dinero invertido en los negocios y productos locales revierte en la economía local de forma mucho más directa que el dinero gastado en productos no locales.
El tejido local se ve estimulado por el consumo de productos de proximidad y de temporada.
En una sociedad cada vez más concienciada con la sostenibilidad, el consumo de productos locales es un gesto que colabora con la reducción de gases de efecto invernadero.
El ahorro energético y de recursos que supone no tener que transportar los productos a grandes distancias es significativo.
El comercio tradicional presenta ventajas en cuanto a la calidad de la atención y el surtido de productos típicos de la zona. Además de encontrar una atención a medida del consumidor, la compra en el comercio de barrio ayuda a tejer lazos sociales y a afianzarlos.
El sector vitivinícola es de vital importancia dentro de la economía española. Pero también es un producto de gran relevancia desde el punto de vista social y cultural.
España está dentro de los 10 países que más vino consume a nivel mundial, con una media de gasto medio por persona de 28 euros al año.
Las más de 4000 bodegas que pueblan las 17 Comunidades Autónomas, generan riqueza y ayudan a la vertebración del territorio y al desarrollo de las zonas rurales.
Consumir vino español es sinónimo de calidad, de variedad y además ayuda a la pervivencia de un sector que pertenece a la idiosincrasia del país. Estas son las principales razones por las que consumir vino nacional.
España cuenta con 70 Denominaciones de Origen, 45 IGP y 26 vinos de pago. Los consejos reguladores velan por la calidad de los vinos y el respeto a procesos y variedades.
El sector vitivinícola invierte en proyectos de I+D unos 180 millones de euros al año. Esta innovación está posibilitando una mayor calidad en los procesos de producción y mejores vinos.
España cuenta con unas 150 variedades autóctonas de uva. Además, nuestro país lidera la producción de uva ecológica, con 121 000 hectáreas de viñedo ecológico.
El sector vitivinícola es generador de riqueza y empleo, ya sea directamente en viñedos o bodegas, como indirectamente en el sector hostelero y turístico. Según la Federación Española del Vino, el sector es responsable de mantener un 2,4 % del empleo total del país.
Los beneficios de comprar productos locales están más que contrastados. El sector de la alimentación es uno de los que permiten optar por estos modelos sostenibles y locales de compra. La calidad de los productos españoles es innegable y apoyar a nuestras empresas y productores nos beneficia a todos y al planeta.
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