Demuestran que el vino también contiene probióticos beneficiosos para la flora intestinal

El vino tinto es un gran aliado de nuestra flora intestinal. Todo gracias a la enorme diversidad de polifenoles presentes en la piel de las uvas

Lunes 02 de Diciembre de 2019

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Un grupo de científicos del King's College de Londres, liderados por la doctora Caroline Le Roy, ha descubierto otro efecto positivo del vino: una mayor diversidad de nuestra microbiota.

La microbiota es el conjunto de bacterias beneficiosas que viven en nuestro intestino y que se encargan de llevar a cabo funciones provechosas que nuestro cuerpo no puede conseguir por sí mismo. Un ejemplo de esto es la eliminación de la bilirrubina. Esta molécula es el producto de la rotura de los glóbulos rojos que han llegado al final de su vida (y por tanto han perdido la capacidad de transportar oxígeno). Cuando el hígado destruye estas células sanguíneas se libera la susodicha bilirrubina, que es transportada al intestino delgado para su eliminación. El problema es que las células intestinales consideran esta molécula como una 'amiga' y la reabsorben. Es en este punto donde nuestra microbiota entra en acción. Determinadas bacterias viven de comer bilirrubina, siendo capaces de romperla en diferentes moléculas que sí es posible eliminarlas a través de la orina o las heces. De hecho, ahí está el característico color marrón de estas.

La microbiota está compuesta por más de 39 billones de organismos unicelulares que, como explica el director general del Instituto Español de Nutrición Personalizada, Javier Cuervo, "representan más de 2 kg de nuestra masa corporal total".

El nuevo descubrimiento

Los investigadores del Departamento de Investigación de Gemelos y de Epidemiología Genética del King's College investigaron los efectos de la cerveza, la sidra, el vino (tanto tinto como blanco) y los licores sobre el microbioma intestinal en un grupo de 916 gemelas británicas. Para su sorpresa, descubrieron que la microbiota de las que bebían vino tinto era muchísimo más diversa que la de aquellas que no lo ingerían. Este efecto no se observó en aquellas personas que bebían vino blanco, cerveza u otras bebidas espirituosas.

Como explica la autora principal del estudio, la doctora Caroline Le Roy: "Desde hace mucho tiempo hemos sabido de los efectos positivos (aunque inexplicados) del vino tinto en la salud cardiaca. Este estudio muestra que un consumo moderado de esta bebida se asocia a una mayor diversidad y a una mejor salud microbiana dentro de nuestro intestino, lo que en gran medida explica sus efectos beneficiosos".

Y no es el único estudio que ha probado esto. Otros tres (de Reino Unido, Estados Unidos y Holanda) han llegado a resultados similares. Los autores tuvieron en cuenta variables como la edad, el peso, la dieta y la situación socioeconómica de los sujetos de estudio.

Una vez obtenidos estos resultados, era el momento de ponerse a elaborar teorías. Los investigadores creen que la razón principal por la que esto tiene lugar es el alto contenido en polifenoles del vino tinto. Estas sustancias se encuentran en las plantas y están diseñadas para proteger a los vegetales de diversos depredadores. Muchos de ellos se ha demostrado que tienen importantes beneficios para nuestra salud.

Otro de los autores principales del estudio, el profesor Tim Spector, explica: "Este es uno de los mayores estudios de la historia que explora los efectos del vino tinto en los intestinos de casi 3.000 personas en tres países diferentes y que, además, proporciona pruebas de que la causa son los altos niveles de polifenoles en la piel de las uvas".

Además, a modo de 'extra' el estudio, también mostró que el consumo de vino tinto está asociado a menores niveles de obesidad y colesterol LDL (el malo), que, al menos en parte, se debe a la diversidad de la microbiota intestinal.

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