Una bodega riojana de 1877 busca nuevo propietario

La bodega 1877 Conde del Donadío de Casasola, considerada una de las más antiguas del territorio riojano por ser la primera en poseer marca comercial, está en proceso de subasta pública

Carmen Fernández

Viernes 12 de Abril de 2019

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Con una capacidad de producción de 250 mil botellas al año, una combinación de parque de barricas de roble americano, dos tanques de acero inoxidable con capacidad para 15.000 litros cada uno y mucha, muchísima historia a sus espaldas, si usted está pensando en adquirir una bodega se encuentra ante una oportunidad única: aún está a tiempo de hacerse con una en pleno corazón de La Rioja Alta, en Ollauri. Hablamos de la bodega 1877 Conde del Donadío de Casasola, considerada una de las más antiguas del territorio riojano por ser la primera en poseer una marca comercial que le permitía vender su vino en el mercado. La consultora inmobiliaria BNP Paribas Real Estate está a cargo de esta exclusiva operación a través de un proceso de subasta, que se inició el pasado 14 de marzo y que continuará activo hasta el próximo 30 de abril, último día para adquirir  esta propiedad recientemente rehabilitada.

Esta joya riojana se encuentra asentada sobre unos calados excavados en piedra natural y convertidos en cuevas, que forman parte de la bodega y le otorgan una configuración única gracias a sus arcos de medio punto, sus muros de sillería, su cimentación de mampostería vista y unión de la piedra con argamasa, el método ancestral de construcción. En su parte superior, consta de dos edificios de gran valor histórico y arquitectónico. El principal está destinado casi exclusivamente a la producción, almacenaje y crianza del vino y, el segundo es un restaurante de gran tradición con capacidad para aproximadamente 150 personas, lo que le permitirá, a su nuevo propietario, combinar la producción vitivinícola con el enoturismo y la celebración de eventos.

La bodega le debe su nombre al título concedido por el rey Felipe V en el año 1713 y se encuentra muy cerca de la cabecera de la comarca, Haro. Hablar de esta villa es casi tanto como hablar de la misma historia del vino. No en vano se trata de un territorio vinculado al cultivo de la vid desde tiempos romanos, tal y como lo atestiguan innumerables documentos. Una vinculación que, año a año, se revive a través de su tradicional Fiesta del Vino de Haro, en la que se conmemora también el privilegio otorgado por el rey Alfonso XI en 1336 para proteger esta villa, prohibiendo  la entrada de vinos de otras tierras.

El territorio y la producción de vino seguirían intrínsecamente vinculados a lo largo de los siguientes siglos. Y es que los vinos de la Rioja han buscado siempre su diferenciación y reconocimiento internacional a través de la creación de marcas o símbolos, como el que crearon  los Grupos de Criadores y Exportadores de vinos de Rioja a mediados del siglo XVI, un distintivo que identificaba sus vinos a la hora de exportarlos a Italia, Flandes y Francia y que supone el primer intento formal conocido de etiquetado de los vinos de la región. Aunque no fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzaron a fundarse las primeras bodegas industriales y aparecieron algunas de las bodegas históricas, muchas de las cuales siguen hoy en día. De ahí la importancia de un año, 1877, aunque no fue hasta comienzos del siglo pasado cuando se constituyó el  marco regulador de los vinos de La Rioja y el germen del futuro Consejo Regulador.

Fueron años claves en la creación de marcas y el impulso definitivo de estos vinos, con la inauguración de la línea de ferrocarril Bilbao-Haro, que facilitaba y abarataba el envío de vino al País Vasco y de ahí a Francia, que precisaba de quinientos mil hectolitros mensuales para compensar la plaga de la filoxera. Esto  propició un incremento de la superficie de viñedo de 34.000 hectáreas en 1870 a 52.000 hectáreas en la década de 1880, consiguiendo una producción de 129 millones de litros anuales.

En todo este proceso, la voluntad de estos antiguos cosecheros ha construido, no solo la industria del vino en La Rioja, sino también su tejido económico y su patrimonio cultural, que va más allá del beneficio económico directo y que, a día de hoy, genera la visita de miles de turistas, tanto a las propias bodegas como protagonistas del fenómeno, como a su entorno, sus pueblos  y los paisajes cambiantes de tonalidad según la época del año, que hacen de La Rioja un estímulo y a la vez un descanso para los sentidos.

Si desea formar parte de este tejido industrial y cultural en uno de los territorios vitivinícolas con más solera de nuestro país no dude en solicitar más información sobre la subasta a través de este correo: [email protected], en el teléfono 900 264 463 o entrando a la web www.subastas.bnpparibas.es 

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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