Cómo abrir una botella de vino fácilmente

Probablemente te habrás preguntado por qué abrir una botella de vino requiere de un ritual tan complicado

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Abrir una botella de vino es una acción sencilla que a mucha gente le resulta complicado.

Da lo mismo el tipo de vino que sea, la clave está en llevar a cabo el proceso de manera delicada y despacio. Hemos seleccionado una botella del vino Val de Nairoa, que nos han enviado desde el Ribeiro, para explicar paso a paso como se debe abrir una botella de vino, de manera práctica, sencilla y correcta.

Durante todo el proceso, la botella se pone en posición vertical, sobre una mesa, y no se debe mover, o al menos, moverla lo menos posible. De este modo evitamos que cualquier tipo de poso o sedimento pueda enturbiar el vino al revolverse por el movimiento.

Asimismo, en la medida de lo posible, en el momento de descorcharla la botella debe haber reposado algo de tiempo, especialmente en vinos de mayor edad, con los que deberemos tener más cuidado.

1. En primer lugar se retira la cápsula exterior. Para cortar la cápsula se puede usar un cuchillo pequeño.

2. Una vez cortada, como norma general se retira entera para evitar el contacto del vino con el metal, en caso de estar fabricada con este material.

3. Una vez retirada la cápsula, se limpia el cuello y la boca de la botella con un paño limpio o un papel absorbente.

4. A continuación introduzca el tirabuzón del sacacorchos justo por el centro del corcho y gire el sacacorchos (no la botella), manteniéndolo recto y sin atravesarlo por el extremo opuesto.

5. Por último extraiga poco a poco y suavemente el corcho del cuello de la botella. Evite que se rompa. Utilice un paño limpio para retirar posibles partículas adheridas al vidrio del cuello de la botella.

Origen del ritual

Probablemente te habrás preguntado por qué, a diferencia de cualquier otra bebida, abrir una botella de vino requiere de un ritual tan complicado.

El origen de esta tradición radica en su historia, que fundamentalmente pasa por tres elementos: la botella, el corcho y el sacacorchos.

El sacacorchos se inventó en el siglo XVII en Inglaterra, cuando se empezaron a "poner de moda" entre la aristocracia las botellas de vino.

En efecto, antes de la llegada de la botella de vidrio los vinos se servían directamente de las barricas a la mesa en diversos tipos de recipientes, como jarras metálicas o de arcilla.

Con la llegada de la botella de vidrio, en el siglo XVII, surge la necesidad de taparlas con corcho, material fácil de manejar, maleable y que mejor cierra en aquella época los recién llegados nuevos envases de vidrio para el vino.

El sacacorchos es un invento que surge ante la necesidad de abrir las primeras botellas con corchos. Se utilizaba un instrumento en espiral inspirado en un "quitabalas" de fusil.

El corcho proviene de la corteza del alcornoque, árbol que crece al oeste de la cuenca mediterránea, sobre todo en España y Portugal. El corcho auténtico tiene la virtud de ser flexible e impermeable, lo que le permite adaptarse al cuello de la botella, obturándola perfectamente.

Otra ventaja del corcho es su gran longevidad, puesto que no le afectan los cambios de temperatura, pero, por el contrario, puede estropearse por un exceso de sequedad, por lo que es recomendable poner la botella en posición horizontal para largos periodos sin consumirlo. También puede estropearse por ciertas bacterias aún incluso al estar esterilizados.

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