Lunes 10 de Octubre de 2016
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Vamos a explicar a continuación por qué el vino no engorda, a pesar de que ciertos nutricionistas insisten en recordarnos constantemente sobre su aporte calórico. Cabe destacar que el aporte calórico de un alimento o bebida en sí mismo no engorda, lo que engorda es la absorción de dicho alimento o bebida, por parte del organismo. Es decir si un alimento o bebida, por muchas calorías que aporten, es transformado inmediatamente en energía mediante algún proceso fisiológico natural como veremos a continuación, no se transformará en grasa corporal.
En efecto, salvo el agua, sabemos que todos los alimentos y bebidas aportan cierta cantidad de energía que se expresa generalmente en calorías. Más exactamente en kilocalorías. A saber, un yogur aporta entre 100 y 200 calorías, un plátano entre 90 y 180 calorías, y una copa de vino entre 100 y 200 calorías, es decir, un gramo de alcohol aporta aproximadamente siete kilocalorías.
Para ser más precisos consultamos a los especialistas de Compra-Vino.com para que nos indiquen de manera más rigurosa el conteo calórico en función de los distintos tipos de vinos existentes en el mercado. Así, el rango típico de calorías sitúa al vino entre 100 a 150 Kcal. por copa de vino (de 150 ml.), la misma cantidad de calorías que contienen dos manzanas, un vaso de cerveza, o un vaso de leche entera. En los vinos espumosos el conteo puede oscilar entre 100 y 180 calorías (dependiendo sobre todo del azúcar residual); el blanco, rosado y tinto suele fluctuar entre 110 y 180 calorías. Un caso particular son los vinos dulces, cuyo elevado contenido de azúcar residual pueden elevar el aporte calórico hasta las 300 calorías por copa.
A pesar de esta regla establecida, el valor calórico de los distintos vinos es variable, no sólo en razón de su grado de alcohol, sino también dependiendo de su concentración de azúcar. Además, el valor kilocalórico es una cifra teórica para un vino embotellado, ya que una vez absorbido por el consumidor, su destino es muy variable. De esta forma, la absorción de las calorías es diferente según el momento del día y si el vino se bebe en ayunas o durante la comida. Este fenómeno es conocido como termogénesis, es decir, la capacidad de absorción o transformación inmediata de lo ingerido en energía, y por tanto no acumulación en grasas.
En efecto la termogénesis es la responsable de que a igual cantidad de calorías entre proteínas e hidratos de carbono, por ejemplo, las proteínas se absorban el doble que los carbohidratos y se transformen en mayor medida en energía.
Sin embargo la termogénesis es hasta la fecha una verdadera incógnita debido a que son muchas las variables y factores que pueden intervenir. Especialmente en su relación con el alcohol.
De hecho, la absorción de calorías del alcohol es mayor durante la noche que en la mañana, igual que si se ingiere vino en ayunas o en medio de una comida. Además, la absorción durante la comida también depende de la composición alimentaria de la misma, ya que la absorción del alcohol es más o menos importante según la cantidad de fibras que contengan los alimentos degustados.
Por tanto, para adelgazar es necesario orientar nuestra relación hacia la calidad de los alimentos y no hacia la cantidad. La obsesión de las calorías en dietética está totalmente obsoleta. De este modo, debemos orientarnos a averiguar si el consumo de vino favorece o no el aumento de peso, para saber si podemos continuar bebiendo vino cuando deseamos adelgazar.
De todas formas, sepamos primero que las estadísticas muestran que el porcentaje de obesos no es más elevado entre los consumidores de vino que entre los no consumidores. Luego hay que decir que el efecto del vino no está ligado a la cantidad de copas bebidas, sino a la importancia de lo que representa este aporte energético suplementario en relación al contenido de la comida.
Si el vino se toma con una comida normal, más de tres copas de vino, éste puede contribuir a favorecer el aumento de peso. En cambio, si el vino sustituye a parte de los alimentos no ingeridos por el consumo de vino, no sólo no hará engordar sino que además contribuirá a adelgazar. Esto quiere decir que si se compensa mediante el vino una parte de la energía de la comida, se tenderá más bien a adelgazar.
Todo esto es verdad, pero es importante precisar que si este adelgazamiento tuviera lugar, sería en detrimento de la masa tisular, lo que puede llegar a ser peligroso. Sea como quiera, lo cierto es que tomando una copa de vino al final de la comida se favorece la disminución de la masa de grasa, gracias a una doble acción:
En el supuesto de un consumo de vino superior a tres copas de vino en una comida copiosa, es aconsejable para limitar el eventual aumento de peso incrementar, por un lado, la pérdida energética mediante una mejor ventilación del cuerpo y, por otro, incrementar el gasto energético realizando algún tipo de ejercicio físico leve después de la comida (un paseo, por ejemplo).
Para resumir diremos que beber hasta 30 gramos de alcohol al día (unas tres copas de vino) tomados durante las dos comidas principales, no acarrea ningún riesgo de aumento de peso para una persona sana de corpulencia normal.
Para una persona en periodo de adelgazamiento, esta dosis de alcohol puede ser consumida sin riesgo de interrumpir el tratamiento de adelgazamiento, a condición de suprimir la ración equivalente de grasas o lípidos.
Por su parte, para un hombre o una mujer sedentarios y en periodo de adelgazamiento, el posible consumo de vino sin riesgo de aumento de peso está limitado a dos copas al día.
Todas estas aseveraciones de que el vino no engorda se completan con un estudio realizado por expertos de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, donde sugieren que el consumo moderado de vino tinto en las comidas no influye en el aumento de peso, y tampoco afecta a los niveles de glucosa e insulina en sangre.
Por esta razón, beber vino moderadamente durante las comidas y adelgazar al mismo tiempo, no son dos aspectos incompatibles, más bien complementarios.
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