Miércoles 10 de Diciembre de 2025
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El sector del vino y la uva en Estados Unidos atraviesa una fase de descenso marcada por la caída de ventas, un exceso de inventario y presión financiera sobre los productores. El informe más reciente de American AgCredit Terrain, publicado este invierno, señala que la situación afecta especialmente a California, principal región productora del país.
Durante la vendimia de 2025, los viticultores californianos se encontraron ante una demanda muy baja por parte de las bodegas. Los precios ofrecidos no cubrían los costes y muchos productores no lograron vender su cosecha. Como resultado, cientos de miles de toneladas de uva quedaron sin recoger. Se estima que el volumen total procesado en 2025 será inferior a 2,5 millones de toneladas, el más bajo registrado en lo que va de siglo. Esta reducción responde a la necesidad urgente de ajustar el exceso de vino almacenado en las bodegas.
A mediados de 2025, las existencias acumuladas superaban en casi un 30% el nivel considerado adecuado para el mercado. Esto equivale a unos 84 millones de cajas adicionales. Para corregir este desequilibrio, se han eliminado cerca de 40.000 hectáreas de viñedo en menos de un año, según datos de la Asociación de Productores de Uva para Vino de California. Esta medida supone una reducción del 7,5% en la superficie cultivada y se espera que continúe mientras persista la falta de contratos para los agricultores.
Las ventas de vino siguen bajando en todos los canales y segmentos de precio. En el tercer trimestre del año, las ventas minoristas descendieron un 5% tanto en valor como en volumen respecto al mismo periodo del año anterior. Las salidas desde almacenes a distribuidores cayeron aún más: un 7% menos en ingresos y un 10% menos en volumen. El segmento más afectado es el de vinos por debajo de los 15 dólares, con una caída del 6%. Los vinos a partir de ese precio sufren menos, con solo un descenso del 1% en volumen.
El canal directo al consumidor también muestra señales negativas. Los envíos directos disminuyeron un 21% en volumen y un 14% en valor durante el tercer trimestre, según Wine Business Analytics/Sovos. Otras fuentes indican una bajada menor, pero coinciden en que la afluencia a bodegas y puntos turísticos ha sido menor este año.
Las exportaciones tampoco han ayudado a aliviar la situación. Las ventas al exterior bajaron un 33% en valor y un 12% en volumen entre julio y agosto respecto al año anterior. El mercado canadiense ha sido especialmente problemático debido a restricciones provinciales sobre bebidas alcohólicas estadounidenses; las exportaciones a Canadá cayeron un 94% durante ese periodo.
El informe atribuye el origen principal del problema a factores estructurales: cambios duraderos en los hábitos de consumo y exceso de producción acumulado desde años anteriores. A esto se suman factores económicos como la inflación y la incertidumbre generalizada entre los consumidores. El índice elaborado por la Universidad de Michigan sobre confianza del consumidor cayó hasta 51 puntos en noviembre, apenas uno por encima del mínimo histórico registrado en 2022.
La perspectiva económica para los próximos meses es poco alentadora. Aunque los salarios han crecido algo más rápido que los precios, el desempleo subió hasta el 4,4% en septiembre, su nivel más alto desde hace cuatro años. Se prevé que los consumidores sigan siendo prudentes con sus gastos no esenciales.
En cuanto al futuro inmediato, se espera que la reducción drástica del inventario ayude a equilibrar el mercado durante el próximo año. Si las ventas no caen más allá del ritmo actual y la cosecha sigue siendo baja, las existencias podrían acercarse al nivel considerado óptimo para mediados de 2026. Sin embargo, si las ventas siguen bajando o si la producción vuelve a aumentar antes de tiempo, el exceso podría persistir.
Para los productores que han logrado mantener contratos o cultivan variedades demandadas, se recomienda continuar con su actividad mientras se clarifica la evolución del mercado. Aquellos con viñedos menos productivos o situados en zonas marginales podrían considerar otras alternativas agrícolas o incluso abandonar el cultivo.
El informe concluye que es posible que el sector haya tocado fondo este año gracias al ajuste forzado por la pequeña cosecha y las retiradas masivas de viñedo. No obstante, advierte que será necesario seguir vigilando los datos y adaptarse rápidamente a cualquier cambio para evitar nuevos desequilibrios entre oferta y demanda.
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