Martes 06 de Abril de 2010
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El principal problema que tienen este tipo de cierres, es el público, sí ¡han leído bien! el consumidor español siente rechazo hacia este tipo de soluciones, pues asimilan estos tapones a vinos de poca calidad.
Otro problema que presentan es la falta de microoxigenación. Esta carencia se convertirá en una aparición de olores indeseables en aquellos caldos que necesiten pasar varios años en botella.
Si bien para los vinos de guarda no son adecuados estos tapones, para los que necesitan menos tiempo en botella son una opción formidable. Entre las múltiples ventajas que atesora, la mayor diferencia que mantiene con respecto al corcho, es la neutralidad organoléptica, evitando de esta manera las fatídicas contaminaciones de TCA (olor a corcho).
Y si nos centramos en las alternativas de la rosca o el vidrio, otro atractivo que nos brindan es la limpieza en el destaponado, evitando además el utilizar el sacacorchos, que a veces, bien por una mala utilización de este complemento o bien por deterioro del corcho, esté se rompe impidiendo su fácil extracción, llegando incluso a tener que tomar la determinación de introducir el trozo de corcho atorado en el cuello de la botella hacia su interior, contaminando al vino con las virutas originadas en la ruptura.
Algunas propiedades del tapón sintético:
Elasticidad, asegurando un cierre perfecto.
Baja permeabilidad a los gases, en particular el SO2.
Bajo coeficiente de dilatación térmica.
…
Arrojemos esos impedimentos morales a la basura, destapemos una botella de vino y disfrutemos de tan grata compañía.
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