Lunes 13 de Octubre de 2025
El sector de la venta de vino se encuentra ante una transformación tecnológica que avanza a un ritmo desigual. Así lo han señalado varios expertos durante una mesa redonda celebrada la semana pasada en la DB Conference, donde se analizó el papel de la digitalización en el comercio de bebidas. Danny Cooper, director de información y digitalización de Virgin Wines, explicó que la industria de las bebidas está “muy por detrás del resto del mercado de comercio electrónico” en cuanto a tecnología. Cooper, que se incorporó a Virgin Wines en julio del año pasado tras su paso por empresas como Gousto y Net-A-Porter, afirmó que su llegada al sector fue “un poco un shock” por el retraso tecnológico que observó.
Durante su intervención en la sesión titulada ‘Next-gen retail?’, Cooper puso como ejemplo el desarrollo de aplicaciones móviles. Recordó que hace 15 años Net-A-Porter ya contaba con una aplicación de compras para móviles, mientras que en el sector de las bebidas aún no ha visto una aplicación que iguale ese nivel de calidad. Según Cooper, el comercio de vino y el sector de bebidas en general están “muy atrasados” en aspectos como el análisis de datos y la comprensión de los hábitos de los consumidores.
No obstante, no todas las empresas del sector se encuentran en la misma situación. Karen Coates, directora de operaciones de The Wine Society, explicó que la cooperativa ha experimentado una transformación importante en los últimos cinco años, impulsada por el uso intensivo de datos. Coates subrayó la importancia de analizar la información para conocer a fondo a los clientes y adaptar la comunicación según sus preferencias. Por ejemplo, algunos socios, sobre todo los de mayor edad, prefieren recibir información impresa, mientras que las redes sociales ganan peso entre los más jóvenes. “No existe una única fórmula que sirva para todos”, afirmó Coates.
Charles Waud, director general de Waud Wines, también participó en la mesa redonda. Waud Wines adquirió Handford Wines el año pasado y ha incorporado nuevas herramientas digitales en su estrategia. Waud explicó que las plataformas sociales han cobrado relevancia para su empresa y que han conseguido vender una cantidad considerable de vino a través de WhatsApp. “La gente mira el teléfono y no se puede ignorar ese mensaje”, señaló. Además, Waud indicó que han empezado a utilizar inteligencia artificial y que los resultados han sido muy positivos.
Cooper insistió en que la tecnología es el medio para llevar el comercio de vino al futuro, pero advirtió que no se debe aplicar por simple moda. “La experiencia del cliente es lo que cuenta, cómo te comunicas con él, el mensaje, la marca, cómo mantienes los valores de la marca; todo eso es fundamental y hacerlo a través de la tecnología es igual de importante”, explicó.
The Wine Society también está analizando cómo puede utilizar la inteligencia artificial para mejorar la relación con sus socios. Coates recalcó que el objetivo es crear una experiencia enriquecedora para el cliente, no una relación impersonal. “Para nosotros y para nuestra relación con los socios, es una experiencia muy personal”, dijo.
Jonny Inglis, cofundador de Winedrops, completó el panel. Inglis coincidió en que la mejora de la experiencia del cliente debe ser el eje central del uso de la tecnología, ya sea a través de redes sociales o inteligencia artificial. “Un buen marketing en redes sociales debe partir de los problemas del cliente que quieres resolver”, explicó. Según Inglis, si se parte de la perspectiva del cliente, se logran mejores resultados en las campañas digitales.
Cooper reconoció que invertir en tecnología supone un gasto importante para cualquier empresa, grande o pequeña. Sin embargo, advirtió que “el futuro está llegando y no se puede detener”. Según su visión, en pocos años los clientes dejarán de buscar vino en Google y pedirán a una inteligencia artificial que les encuentre el producto que desean. Cooper alertó de que si el sector no se adapta a estos cambios, sufrirá las consecuencias. En su opinión, los supermercados representan la mayor amenaza, ya que cuentan con los recursos necesarios para liderar esta transformación. Si los comercios de vino no avanzan al mismo ritmo, corren el riesgo de quedarse atrás.
Cooper concluyó que el sector debe asumir la necesidad de modernizarse y aceptar que los hábitos de los consumidores están cambiando.