¿Puede la innovación revertir la caída del consumo de vino?

Expertos proponen innovación, comunicación digital y flexibilidad comercial para revitalizar la industria ante el cambio de hábitos y la sobreproducción

Martes 18 de Noviembre de 2025

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U.S. Wine Consumption Drops to Lowest Level Since 1961 Amid Shifting Tastes and Industry Turmoil

El sector del vino atraviesa un periodo complicado en varios países, incluido España. En los últimos años, la industria ha sufrido una caída en el consumo, según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino, que sitúan el volumen mundial en su nivel más bajo desde 1961. A esto se suman factores como los cambios en los hábitos de consumo, la competencia de otras bebidas y productos como el cannabis, la influencia de medicamentos que reducen el interés por el alcohol y las advertencias sanitarias sobre los riesgos del consumo.

En Estados Unidos, la situación se ha agravado con la imposición de aranceles a productos importados y con regulaciones que dificultan la venta directa entre productores y minoristas. Estas medidas han generado incertidumbre y han afectado tanto a bodegas como a distribuidores. Además, la Organización Mundial de la Salud declaró en 2023 que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol, lo que ha influido en la percepción pública.

El exceso de producción es otro problema. En algunas regiones vitivinícolas, los agricultores han dejado uvas sin recoger o han arrancado viñedos ante la falta de demanda. Este fenómeno también se observa en zonas tradicionales de España, donde algunos productores han optado por reducir su superficie cultivada.

Ante este panorama, varios expertos internacionales han compartido sus opiniones sobre las posibles soluciones para revitalizar el sector. Jon Bonné, autor y editor especializado en vinos franceses, considera que es necesario devolver al vino su carácter lúdico y menos solemne. Según él, parte del atractivo actual entre los jóvenes radica en propuestas informales y accesibles, como los bares de vinos con una oferta desenfadada pero cuidada.

Dan Petroski, productor en California, señala que el auge tecnológico en Silicon Valley podría atraer a nuevos consumidores con alto poder adquisitivo hacia las regiones vinícolas cercanas. Recuerda que fenómenos similares ya impulsaron el turismo y las ventas en décadas anteriores.

Shannon Saulsbury, responsable de programas de vino y sake en una cadena de restaurantes estadounidense, opina que el vino necesita mayor presencia en medios y cultura popular. Considera importante invertir en redes sociales y formatos audiovisuales para acercar el producto a públicos jóvenes que apenas lo ven representado en su entorno digital.

Audra Chapman, propietaria de una bodega y experta en comunicación, subraya la importancia de transmitir historias auténticas sobre las personas detrás del vino. Cree que los consumidores buscan conexión y sentido al elegir una botella, por lo que es fundamental mostrar el trabajo y los valores implicados en cada proyecto.

Tom Wark, director ejecutivo de una asociación nacional de minoristas de vino en Estados Unidos, aboga por una reforma regulatoria que permita mayor libertad comercial entre productores y vendedores. Según él, eliminar barreras legales facilitaría el acceso a nuevos mercados y permitiría estrategias más creativas para llegar al consumidor final.

Daniel Johnnes, organizador de eventos vinícolas internacionales y director de vinos para un grupo hostelero neoyorquino, anima a aprovechar las oportunidades que ofrece la conectividad digital para acercar el vino a nuevos públicos. Recomienda fomentar experiencias sencillas e inclusivas para quienes se inician en este mundo.

Marie Cheslik, autora y fundadora de una empresa dedicada a la divulgación vinícola, insiste en adaptar el discurso profesional al nivel del consumidor medio. Propone hablar sin prejuicios sobre vinos comerciales populares como punto de partida para introducir referencias más complejas o tradicionales.

Pascaline Lepeltier, directora de bebidas en un restaurante neoyorquino, recalca la importancia del servicio personalizado. Considera esencial escuchar al cliente y ofrecer opciones adaptadas a sus gustos y presupuesto para crear experiencias satisfactorias.

Por último, Liz Thach, presidenta del Wine Market Council estadounidense, plantea la necesidad de lanzar productos innovadores pensados para el consumo cotidiano. Sugiere formatos portátiles como latas estilizadas con sabores atractivos pero sin azúcares añadidos. Recuerda que en otras épocas fueron este tipo de productos los que ayudaron al sector a superar periodos difíciles.

En conjunto, las propuestas apuntan hacia una mayor flexibilidad comercial, adaptación a nuevas tendencias sociales y tecnológicas, comunicación transparente sobre el origen y proceso del vino e innovación tanto en producto como en formatos. El objetivo común es recuperar consumidores perdidos e incorporar nuevas generaciones al disfrute responsable del vino.

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