El precio del vino a granel en Burdeos cae a 1€ el litro y amenaza la viabilidad del sector

Los productores venden por debajo de costes y arrancarán 20.000 hectáreas de viñedo en cuatro años para equilibrar el mercado

Miércoles 19 de Noviembre de 2025

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Bordeaux Bulk Wine Prices Plunge to 1 Euro per Liter, Falling Below Production Costs

El sector vitivinícola de Burdeos atraviesa una situación económica y social complicada. El precio del vino a granel se sitúa en torno a 1 euro el litro, una cifra inferior al precio del aceite de oliva e incluso, en ocasiones, más baja que el del vinagre. Así lo ha explicado Christophe Chateau, director de comunicación del Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos (CIVB), durante una conferencia celebrada este jueves, 13 de noviembre, en el hotel InterContinental Bordeaux. El evento fue organizado por la agencia inmobiliaria Une Villa et des Vignes.

Chateau ha señalado que los vinos genéricos de Burdeos se venden actualmente por debajo de sus costes de producción. Según los datos presentados, el precio medio del barril de vino tinto bordelés en la campaña 2025-2026 es de 943 euros, mientras que en octubre se situó en 793 euros. Sin embargo, producir un barril de 900 litros cuesta aproximadamente 1.800 euros. Esta diferencia genera pérdidas para los productores y pone en riesgo la viabilidad de muchas explotaciones.

El representante del CIVB ha explicado que esta situación tiene dos causas principales. Por un lado, la reducción del consumo de vino, ya que ha dejado de ser considerado un producto alimentario básico y se percibe más como un artículo de ocio. Esto facilita que los consumidores recorten su gasto en vino cuando la economía familiar lo requiere. Por otro lado, las preocupaciones sobre la salud y el aumento de campañas contra el consumo de alcohol han influido negativamente en las ventas. Iniciativas como el “Dry January” han tenido repercusión mediática y han reforzado esta tendencia.

A estos factores se suman problemas estructurales agravados por circunstancias recientes, como las condiciones climáticas adversas que afectan a los costes de producción y las tensiones geopolíticas que dificultan la exportación. Ante este panorama, la estrategia del CIVB pasa por reducir la producción mediante el arranque de viñedos —unos 20.000 hectáreas menos en cuatro años— y reforzar la comercialización a través de campañas institucionales centradas en los viticultores y actividades formativas dirigidas a consumidores.

Chateau ha defendido la fortaleza de la marca Burdeos y su reconocimiento entre los consumidores franceses. Sin embargo, ha reconocido que existe una percepción negativa sobre los vinos bordeleses entre algunos prescriptores y comerciantes especializados, especialmente en París, quienes tienden a recomendar otras denominaciones menos conocidas.

La crisis no afecta solo a Burdeos. Chateau ha recordado que situaciones similares se viven en otras regiones productoras del mundo, como Napa Valley en Estados Unidos, donde parte de las viñas no se vendimian porque el mercado no cubre los costes de producción. El portavoz del CIVB considera que si continúa el arranque masivo de viñedos a nivel internacional y la economía mejora, podría alcanzarse un equilibrio entre oferta y demanda.

No obstante, persiste la incertidumbre sobre hasta dónde puede llegar la caída del consumo. Si esta disminución avanza más rápido que la reducción de superficie cultivada, el sector seguirá atravesando dificultades.

Chateau confía en una recuperación a medio plazo si se estabilizan los problemas geopolíticos y mejora la economía internacional. Mercados como África, India o América del Sur podrían ofrecer nuevas oportunidades para los productores bordeleses. Además, considera fundamental recuperar la confianza y colaboración con comerciantes y restauradores franceses, sectores que fueron relegados cuando Burdeos priorizó las ventas a China en años anteriores.

Arnaud Roux-Oulié, propietario de los châteaux Carlmagnus en Fronsac, ha señalado que los viticultores deben adaptarse al nuevo escenario comercial ante el menor protagonismo del tradicional sistema de intermediarios. Según Roux-Oulié, es posible que los productores gestionen directamente sus ventas sin necesidad de intermediarios.

Chateau coincide en que el oficio debe renovarse: hoy no basta con elaborar buen vino si nadie lo conoce ni lo compra. Considera necesario que las bodegas gestionen su presencia digital y participen activamente en actividades como el enoturismo para sobrevivir en el mercado actual. El viticultor debe asumir también funciones comerciales y promocionales para asegurar la continuidad del sector.

Por último, Chateau ha matizado que estas dificultades afectan principalmente a los vinos genéricos; los grandes crus classés mantienen precios elevados pero también deben ajustarse al mercado si quieren encontrar compradores.

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