Todo en uno: vinos de Aragón

Esta Comunidad Autónoma tiene tradición vitivinícola desde hace siglos, sin embargo, no todas las zonas son conocidas. Hagamos un pequeño repaso por ellas y conozcamos sus vinos.

Javier Campo

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Son varias la Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas protegidas que tiene sello propio en Aragón. Incluso se comparten un par de sellos supra autonómicos y un vino de pago.

Pago de Aylés

No hace falta recordar, que el vino de pago es el que está en la cúspide de la pirámide de las categorías del vino en España. Hay muy pocos vinos incardinados en esta categoría y, Aylés es uno de los privilegiados. Por cierto, está en la provincia de Zaragoza.

IGP Bajo Aragón

A caballo entre las provincia de Zaragoza y de Teruel. Esta última, con vecindad catalana que marca estilos y hermandad de tierra y viña. Algunos de los vinos de esta IGP podrían estar entre muchos grandes y no quedarse atrás. Al contrario.

IGP Ribera del Giloca

Al igual que la anterior, ocupa municipios de Zaragoza y Teruel. El rio, obviamente, nos da una pista de su ubicación. A diferencia de otras zonas, la graduación alcohólica de sus vinos es menor.

IGP Valdejalón

En este caso, nos quedamos solo en la provincia de Zaragoza. Un peculiar microclima junto con suelos de escasez en materia orgánica, provocan la singularidad de sus vinos. Seguro que nos viene a la cabeza alguna de sus joyas.

IGP Valle del Cinca

Comparte comarcas de Huesca bordeando el rio que le da nombre. Quizás es conocida por una de sus marcas de un gran grupo bodeguero, pero, se pueden encontrar vinos muy interesantes con influencia mediterránea.

IGP Ribera del Gállego – Cinco Villas

Una de las menos conocidas de las IGP's aragonesas. Se ubica entre Zaragoza y Huesca y su climatología y terruño son fundamentales en las características de sus vinos. Los blancos y rosados destacan sobre los tintos.

IGP Ribera del Queiles

Esta IGP se encuentra entre Zaragoza y Navarra por lo que no solo es aragonesa y no suele vincularse ni a uno ni a otro. Es una de las zonas con más antigüedad ya que se han datado documentos en 1851. Vinos muy destacables en esta zona.

DO Cava

Aunque a alguno le pueda parecer extraño, esta es una de esas Denominaciones que aglutina varias provincias y autonomías y en Aragón se hacen vinos de segunda fermentación bajo el método champegnoise.

DO Somontano

En el corazón de Huesca. Entre llano y montaña. Bajo la custodia de los Pirineos. Tres frases cortas para definir quizás, una de las zonas más prolíficas de Aragón en lo que a los vinos se refiere. Su ruta de vinos es un placer y sus gentes muy hospitalarias. Amplia gama de variedades y estilos de vino.

DO Calatayud

Una comarca donde las garnachas y las viñas viejas conviven en bodegas con más de 250 años de antigüedad. Muy atractiva turísticamente hablando y su ruta del vino te hace pasar por el Monasterio de Piedra. Merece la pena adentrarse en sus vinos y conocerlos

DO Cariñena

Es una de las DO más antiguas y, bajo el mismo nombre encontramos, la denominación, la población y la variedad. Pero no solo se elaboran vinos con la cariñena. La garnacha tinta tiene una presencia muy importante en la zona y en sus vinos.

DO Campo de Borja

Esta última Denominación está ubicada en la zona noroeste de Zaragoza y es mundialmente conocida por la calidad de sus garnachas tintas. El Museo del Vino fue uno de los pioneros en su genero y merece la pena visitarlo.

Acabar con esta Denominación de Origen no ha sido casualidad sino causalidad. El ultimo vino aragonés que he tenido el placer de probar es una de las garnachas aragonesas más expresivas. Es un vino de Bodegas Aragonesas y su nombre es Galiano. No es excesivamente conocido (aun). Nos encontramos ante un vino de esos que se te quedan en la memoria. Garnachas muy viejas y de cepas de escasa producción, pasa por tinas de roble francés 8 meses, otros 8 meses de barrica y posterior guarda en botella. Su color es de capa alta brillante y profundo. A copa parada, tiene una nariz muy expresiva que combina sutiles tostados con frutas negras y rojas amen de los balsámicos frescos y que recuerdan a excursión de montaña. En boca es muy voluminoso y potente. Los taninos están mas que domados y aparecen notas golosas que se quedan perpetuas en un largo postgusto.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos
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