Jueves 25 de Septiembre de 2025
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El cambio climático ha dejado de ser una predicción para convertirse en una realidad tangible que impacta la producción agrícola a nivel mundial. Sequías prolongadas, olas de calor extremas y la acelerada pérdida de biodiversidad amenazan la seguridad alimentaria y los modelos productivos tradicionales. La vitivinicultura, intrínsecamente ligada a los recursos naturales y los ecosistemas, se encuentra entre los sectores más vulnerables a esta transformación.
En Mendoza, Argentina, región emblemática de la vitivinicultura global, este desafío se manifiesta con cada vendimia. La escasez y dependencia hídrica de glaciares andinos, la degradación del suelo y la presión de los mercados internacionales, que exigen trazabilidad y sostenibilidad, obligan a una reevaluación de las prácticas productivas. Ya no basta con elaborar vinos de excelencia; es imperativo hacerlo bajo un modelo que garantice la viabilidad futura de la actividad y el bienestar de las comunidades que dependen de ella.
Afortunadamente, la innovación ofrece un panorama alentador. Herramientas digitales como la inteligencia artificial (IA) y el big data brindan la oportunidad de optimizar recursos y minimizar el impacto ambiental sin comprometer la calidad ni la competitividad. Sistemas de riego inteligente que ajustan el consumo de agua basándose en datos hiperlocales de clima y humedad del suelo, sensores que anticipan la aparición de plagas o drones que mapean la salud del viñedo son ejemplos concretos de cómo la tecnología puede revolucionar la gestión vitícola.
En este contexto, iniciativas como el Digital Transformation Hub para Agronegocios, impulsado por BID Invest, adquieren una importancia crucial. Su propuesta de acompañar a las empresas desde el diagnóstico hasta la implementación de soluciones tecnológicas a gran escala ofrece la combinación esencial de conocimiento técnico y financiamiento, un binomio indispensable para que la digitalización trascienda el ámbito de lo aspiracional y se convierta en una herramienta tangible de resiliencia.
Sin embargo, la sostenibilidad no se limita a la mera adopción de tecnología. Requiere también la creación de espacios de encuentro que fomenten la cooperación y la articulación a nivel global. En Mendoza, el programa By Wine CEO Experience persigue precisamente este objetivo: reunir a líderes empresariales, académicos y representantes institucionales para demostrar cómo la vitivinicultura puede transformarse en un laboratorio vivo de innovación sostenible.
By Wine CEO Experience no solo promueve un enoturismo de bajo impacto, sino que también integra prácticas de carbono neutralidad, movilidad profesional y cooperación internacional. Su mensaje es claro: la vitivinicultura mendocina tiene la oportunidad de liderar con el ejemplo, demostrando que tradición y modernidad no son conceptos antagónicos, sino aliados en la construcción de un futuro regenerativo.
La biodiversidad constituye la columna vertebral de este modelo, aunque a menudo se la ignore en el debate vitivinícola. Sin ella, los viñedos pierden resiliencia, la calidad de las uvas se ve comprometida y los ecosistemas colapsan. Proteger la biodiversidad no es un mero acto de romanticismo, sino una estrategia de negocio que garantiza la estabilidad productiva y posiciona al vino mendocino en consonancia con las exigencias de los consumidores globales, quienes valoran cada vez más la sostenibilidad en sus decisiones de compra.
El mundo observa con atención cómo las regiones vitivinícolas de renombre responden a la crisis climática. Mendoza cuenta con la ventaja de poseer un ecosistema productivo dinámico, un tejido empresarial en constante evolución y un capital humano preparado para innovar. El desafío reside en acelerar la adopción de prácticas y tecnologías que aseguren que la vitivinicultura continúe siendo un motor de identidad, empleo y desarrollo.
La vitivinicultura del futuro diferirá significativamente de la que conocemos hoy. Será digital, sostenible y regenerativa, o difícilmente será viable. Desde Mendoza, la convergencia de innovación tecnológica, financiamiento especializado y programas de articulación internacional como By Wine CEO Experience puede marcar la pauta de cómo esta industria se adapta a los desafíos del siglo XXI.
Ha llegado el momento de actuar. Los CEOs, los líderes institucionales y los referentes del sector tienen en sus manos la oportunidad de transformar la vitivinicultura en un modelo global de resiliencia y sostenibilidad. Mendoza ha dado el primer paso; ahora, el desafío es unirse, colaborar y acelerar juntos este cambio imprescindible.
www.bywine.com.ar
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