Un estudio vincula el alcohol con el surgimiento de sociedades complejas

Un estudio internacional revela que las bebidas fermentadas favorecieron la cohesión social, pero la agricultura resultó clave en la organización política

Jueves 17 de Julio de 2025

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Traditional alcoholic beverages linked to rise of complex political systems in early human societies

Un estudio internacional publicado en la revista Humanities and Social Sciences Communications ha analizado la relación entre las bebidas alcohólicas tradicionales y el desarrollo de sociedades complejas. El trabajo, realizado por Václav Hrnčíř, Angela M. Chira y Russell D. Gray, ha examinado 186 sociedades tradicionales de diferentes regiones del mundo. Los investigadores han utilizado técnicas avanzadas de inferencia causal para determinar si la presencia de bebidas fermentadas de baja graduación alcohólica influyó en la aparición de sistemas políticos jerárquicos.

Según los autores, las propiedades sociales del alcohol, como la capacidad para fomentar la cohesión, la confianza y la creatividad en los grupos, pudieron facilitar la cooperación y el establecimiento de estructuras políticas más complejas. El estudio señala que el consumo colectivo de alcohol ayudaba a crear un sentimiento de pertenencia, algo fundamental cuando las sociedades pasaban de estar organizadas en pequeños grupos familiares a entidades políticas con varios niveles de gobierno.

Sin embargo, los resultados también muestran que el papel del alcohol no fue el único ni el principal factor en este proceso. Cuando se tiene en cuenta el desarrollo agrícola, su influencia disminuye considerablemente. La agricultura intensiva permitió generar excedentes alimentarios, aumentar la población y establecer asentamientos permanentes, condiciones básicas para la formación de estados. Por tanto, aunque el alcohol pudo contribuir al proceso, su peso es menor en comparación con la agricultura.

El estudio también analiza cómo las bebidas fermentadas se integraron en rituales políticos y ceremoniales. En muchas culturas antiguas, los banquetes y celebraciones con alcohol reforzaban la cohesión social y servían a las élites emergentes para movilizar mano de obra, forjar alianzas y consolidar su poder. Ejemplos arqueológicos de Mesopotamia, China y Sudamérica muestran que los gobernantes invertían recursos en la producción y distribución de estas bebidas. Según los autores, ofrecer alcohol era una forma de ejercer influencia social y política, ya que permitía a los líderes ganar lealtad e integrar su autoridad en la vida cotidiana.

No obstante, la relación entre alcohol y complejidad política no fue universal. El estudio identifica regiones como partes de Norteamérica y Oceanía donde no existían bebidas alcohólicas autóctonas. Los investigadores explican que factores geográficos, otras sustancias psicoactivas disponibles o preferencias culturales influyeron en estos casos. Además, advierten que el consumo colectivo no siempre generaba cohesión; en ocasiones, los banquetes podían provocar conflictos internos.

Los autores relacionan estos hallazgos con debates actuales sobre el consumo de alcohol. En países como Reino Unido se observa una reducción del consumo general pero un aumento en las muertes relacionadas con el alcohol, lo que ha llevado a propuestas para endurecer los impuestos sobre estas bebidas. El estudio recuerda que históricamente el alcohol no solo ha estado vinculado a problemas sociales o sanitarios, sino también a procesos de cooperación y construcción colectiva.

La investigación concluye que el alcohol tradicionalmente integrado en las culturas pudo ser uno de varios elementos –junto con la música, los rituales o las creencias– que ayudaron a los grupos humanos a organizarse en sociedades más amplias y cohesionadas. Sin embargo, subraya que factores como la agricultura o la religión tuvieron un papel mucho más relevante en este proceso.

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