Una cena cantada: ópera en vivo y cocina de autor se encuentran en el Café de la Ópera

Con casi tres décadas de trayectoria, la fusión entre lírica y gastronomía mantiene intacta su magia, emocionando y sorprendiendo en cada velada

Lunes 29 de Septiembre de 2025

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En pleno corazón de Madrid, frente al imponente Teatro Real y a escasos metros del Palacio Real, se encuentra el Café de la Ópera, un espacio con más de un siglo de historia que respira tradición y elegancia. Sus paredes han sido testigo de tertulias, encuentros culturales y cenas inolvidables, y hoy se ha consolidado como un enclave único donde la gastronomía se marida con la lírica en directo.

Entre luces y mosaicos, la presentación de Manuel Ganchegui marca el inicio de la experiencia

El Café de la Ópera se abre a la calle con una amplia terraza que invita a detenerse en cualquier momento del día y un espacio interior presidido por una barra con mesas, perfecto para un aperitivo o una espera distendida. Sin embargo, la verdadera sorpresa aguarda al descender las escaleras: un salón íntimo, de atmósfera recogida, sobria y refinada, donde el bullicio exterior se disuelve por completo. Los mosaicos imprimen carácter a las paredes y las cristaleras multiplican reflejos de una iluminación que alterna tonos cálidos y fríos, transformando el ambiente a lo largo de la velada.

Manuel Ganchegui, Director Artístico del Café de la Ópera desde su inicio hace 28 años, inicia con una breve presentación, invitando a dejar atrás las preocupaciones y a entregarse por completo a la experiencia, con sus palabras: "Si les gusta la lírica les va a entusiasmar la noche, y si no les gusta, también". Definida por él mismo como "amable, divertida, única y mágica", se despliega de inmediato, marcando el inicio de un momento inolvidable.

Virtuosismo vocal y expresividad envuelven al público en cada actuación

Desde el primer acorde, la noche se convierte en un auténtico espectáculo de voces y emoción. Cada aria de "La Traviata", "Madama Butterfly", "El Barbero de Sevilla" o "La Bohème" despliega potencia vocal y expresividad, reflejadas tanto en la gestualidad facial como en la corporalidad de los intérpretes. Además, los cantantes las glosan y comparten anécdotas y curiosidades sobre las piezas y sus compositores, ofreciendo un recorrido didáctico que añade contexto y aproxima al público al corazón de cada obra.

La calidad artística de los intérpretes es innegable. La soprano Virginia Wagner, habitual del Teatro Colón de Buenos Aires y del Teatro Real de Madrid, Gema Scabal, con presencia en escenarios europeos y asiáticos, el tenor Luis Enrique Jimeno, de trayectoria internacional, y el tenor cubano Daniel Domínguez, con numerosos papeles protagonistas, destacan por su virtuosismo técnico y expresividad emocional. Sus voces, potentes y llenas de matices, se integran con el piano de Eduardo Ernand, concertista cubano con amplia trayectoria en los grandes teatros de Europa y América, creando una atmósfera que envuelve al comensal desde el primer acorde.

A diferencia de otras propuestas gastronómicas con música en vivo, la "Cena Cantada" destaca por la cercanía de los intérpretes, la interacción constante con los asistentes y la improvisación puntual. También se puede disfrutar de Ópera Brunch: todos los días, un brunch con platos gourmet para los amantes de los desayunos largos y pausados, o de las Sesiones de Piano Jazz, los miércoles, jueves y domingos a partir de las 19:00 h, con pianistas profesionales.

Sabores y melodías en armonía durante la "Cena Cantada"

La propuesta culinaria acompaña la música en perfecta sintonía, convirtiendo cada servicio en un acto más dentro de la velada. La cocina de autor combina técnica precisa con presentación cuidada, utilizando productos de temporada y de alta calidad para crear combinaciones sorprendentes y equilibradas. El ritmo del espectáculo marca la progresión de la cena, permitiendo disfrutar sin prisas de un recorrido sensorial donde sabores, texturas y aromas dialogan con la música en vivo. El servicio, a cargo de Víctor y Adrián, discreto y atento, refuerza la cercanía, explicando cada plato y asegurando que se disfrute en armonía con el espectáculo.

El menú "Violeta" comienza con Alcachofa confitada acompañada de un tapenade de aceituna negra deshidratada, jugosa y de sabor delicado, aunque un toque crujiente habría redondeado la textura. A continuación, la Crema templada de guisantes sorprende por su profundidad: ligera en apariencia, pero intensa en sabor, realzada por la espuma de jamón ibérico. El conjunto se acompaña del Yllera 5.5 Blanco Frizzante, fresco y ligero, con un toque sutil de dulzor y burbujeo natural para equilibrar la intensidad de los primeros platos.

El siguiente pase, Salmón a la plancha con esencia de mango, se sirve sobre una salsa de pesto verde acompañado de tallarines de calabacín, que aportan una textura ligera y fresca muy agradable al paladar. La combinación de sabores funciona bien: el ligero toque dulce del mango y la delicadeza del pescado se compensan con el pesto, el cual podría haber sido más abundante sin restar armonía al conjunto. Para acompañar, se sugiere un Mar de Frades Albariño, un blanco fresco y vibrante. En nariz se perciben notas de flores silvestres, mientras en boca se muestra refrescante, fluido y armonioso, con un carácter afrutado, suave y al mismo tiempo electrizante.

La Brocheta de solomillo con piña, cebolla y pimientos braseados combina intensidad y frescura. La carne, jugosa y tierna, se equilibra con el dulzor ligero de la piña y el sabor profundo y ligeramente ahumado de los vegetales, manteniendo un buen punto de cocción y presentación. Para maridar, se eligió un Tinto Pesquera Crianza 2021, cuya estructura firme y notas de frutas rojas maduras aportan cuerpo y carácter al conjunto.

Por último, la Tarta cremosa de queso con teja de chocolate negro y helado artesano cremoso pone el broche dulce al menú degustación. La tarta, de textura suave y sabor equilibrado, llega acompañada por una fina teja de chocolate dispuesta a un lado, como detalle visual elegante y un contrapunto gustativo sutil. El helado, untuoso y fresco, completa el conjunto con ligereza, dejando un final agradable y redondo.

No es casualidad que el Café de la Ópera lleve casi treinta años consolidando su "Cena Cantada" como una de las experiencias más singulares de Madrid. La combinación de gastronomía cuidada, un entorno íntimo y elegante y la excelencia de un elenco lírico que acerca la ópera al público con cercanía y rigor artístico, explican la vigencia de una propuesta que trasciende la moda pasajera y se mantiene como un clásico imprescindible para quienes buscan vivir la música y la mesa como un todo indivisible.

Un artículo de Alberto Sanz Blanco
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