Viernes 11 de Julio de 2025
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Este jueves, 10 de julio, se presentó en Madrid el informe "Relevancia económica y social del sector vitivinícola en España". El documento, elaborado por Analistas Financieros Internacionales (Afi) para la Interprofesional del Vino de España (OIVE), analiza el papel del sector vitivinícola en la economía y la sociedad españolas. El estudio se basa en datos recientes y ofrece una visión detallada sobre la importancia de esta actividad para el país.
El sector vitivinícola español ocupa una posición central en la agricultura y la industria nacional. Según el informe, su contribución al Producto Interior Bruto (PIB) ronda el 1,6% y su peso en el empleo total se sitúa cerca del 2%. Además, genera un superávit comercial superior a los 3.100 millones de euros anuales y aporta más de 4.260 millones de euros a las arcas públicas cada año.
España cuenta con una superficie media de viñedo de 924.000 hectáreas entre 2019 y 2024, lo que representa aproximadamente el 13% del viñedo mundial. Sin embargo, aunque lidera en superficie, ocupa el tercer puesto mundial en volumen de producción, por detrás de Italia y Francia. Esta diferencia se debe principalmente al predominio del cultivo de secano, que abarca el 67% del viñedo nacional. Este sistema depende mucho de las lluvias y es vulnerable a las sequías, como ocurrió en 2023, cuando la producción cayó un 21,7% debido a la falta de agua y las altas temperaturas.
El sector ha apostado por la transformación ecológica como vía para adaptarse a las nuevas demandas del mercado. España es líder mundial en viñedo ecológico, con más de 166.000 hectáreas dedicadas a este tipo de cultivo en 2023. Esto supone el 18,2% del total nacional y un crecimiento del 37% desde 2019. La expansión del viñedo ecológico es especialmente notable en Cataluña y Baleares.
La estructura de propiedad del viñedo español está muy fragmentada. Hay más de 532.000 viticultores registrados y casi el 70% de las explotaciones no supera la media hectárea. Solo un 4% tiene más de diez hectáreas. Esta atomización favorece la fijación de población en zonas rurales y contribuye a evitar la despoblación, pero también dificulta la mecanización y la eficiencia productiva.
En cuanto a tendencias de consumo, el informe señala un aumento en la producción de vinos blancos, que ya representan el 57% del total producido en España frente al 43% de tintos y rosados. Este cambio responde a las preferencias actuales tanto del mercado nacional como internacional.
El impacto económico total del sector se calcula en 22.347 millones de euros en Valor Añadido Bruto (VAB) para 2023. De esta cifra, 11.542 millones corresponden al impacto directo generado por actividades propias como la viticultura o la elaboración; 7.872 millones provienen del efecto indirecto sobre sectores proveedores; y otros 2.933 millones surgen del consumo inducido por los salarios generados.
La mayor parte del valor económico se concentra en las fases finales de la cadena: comercialización, distribución y hostelería suman un VAB total superior a los 13.400 millones de euros, mientras que viticultura y elaboración aportan conjuntamente unos 8.900 millones.
Entre los años 2021 y 2023, aunque el valor absoluto generado por el sector aumentó casi un 10%, su peso relativo dentro del PIB nacional descendió debido a una caída significativa en la producción y a una menor capacidad para trasladar los aumentos de costes al precio final del producto.
En materia fiscal, el sector aporta más de 4.260 millones anuales al Estado mediante cotizaciones sociales (1.670 millones), IVA (1.110 millones), IRPF (815 millones) e Impuesto sobre Sociedades (645 millones). Más de la mitad procede directamente del empleo generado.
El empleo es uno de los puntos fuertes del sector: mantiene más de 386.000 puestos equivalentes a jornada completa (EJC), lo que supone cerca del 2% del empleo nacional. De estos empleos, unos 201.000 son directos; otros tantos se reparten entre empleos indirectos e inducidos por el consumo derivado.
En comercio exterior, España es el segundo exportador mundial por volumen y el tercero por valor económico tras Francia e Italia. En 2024 las exportaciones superaron los 3.500 millones de euros con un crecimiento anual del 3,5%. El modelo exportador español combina grandes volúmenes a precios competitivos con una apuesta en alza por vinos embotellados y productos con mayor valor añadido.
Castilla-La Mancha lidera las exportaciones por volumen gracias al vino a granel; regiones como La Rioja o Galicia apuestan casi exclusivamente por vino embotellado para mercados internacionales exigentes como Alemania, Estados Unidos o Reino Unido.
El informe advierte sobre riesgos derivados de la concentración geográfica de las exportaciones: cuatro países concentran casi el 42% del valor exportado y cualquier cambio político o arancelario puede afectar gravemente al sector, como ocurrió recientemente con una caída importante en ventas a Estados Unidos tras anuncios sobre política arancelaria.
El sector también invierte fuera: en 2024 destinó más de 61 millones a proyectos internacionales principalmente en Chile y Uruguay; además ha recibido más de 846 millones en inversión extranjera directa durante la última década procedente sobre todo de Alemania, Luxemburgo o Reino Unido.
Por último, aunque solo hay unos 45.000 empleos EJC directos ligados a la viticultura propiamente dicha, existen más de medio millón de viticultores registrados que dependen parcial o totalmente del viñedo para su sustento familiar o como complemento económico esencial para mantener actividad rural.
El informe presentado este mes de julio concluye que el sector vitivinícola español es fundamental para la economía nacional no solo por su peso económico directo sino también por su función social como motor rural, generador neto de empleo e impulsor clave para las exportaciones españolas dentro y fuera del continente europeo.
| Más información |
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| (PDF)Relevancia económica y social del sector vitivinícola en España |
| (PDF)Infografía |
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