Jueves 10 de Julio de 2025
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El verano en La Mancha se vive entre viñedos, patrimonio y tradiciones ligadas al vino. El envero, ese momento en el que la uva comienza a cambiar de color, ya ha comenzado a transformar el paisaje de la Ruta del Vino de La Mancha. Este fenómeno marca la cercanía de la vendimia y convierte la región en un destino preferente para quienes buscan experiencias relacionadas con el turismo del vino.
El Toboso, conocido como la patria de Dulcinea, es uno de los puntos clave de esta ruta. Allí, los visitantes pueden conocer el Museo Centro Cervantino y el Museo Casa Dulcinea. Además, la bodega Campos de Dulcinea abre sus puertas para mostrar cómo se elaboran sus vinos. La visita continúa en Campo de Criptana, donde el Restaurante Las Musas ofrece una cocina reconocida por la Guía Michelin. Desde su ubicación se pueden contemplar los molinos de viento que inspiraron a Cervantes. Los visitantes también pueden acceder al interior de uno de estos molinos y ver cómo funciona su maquinaria.
En Alcázar de San Juan, la propuesta “Sunset Wine” permite disfrutar del atardecer desde el Cerro de San Antón. Allí se organizan catas al aire libre con vinos locales y productos típicos. Un guía acompaña a los participantes durante una panorámica por los principales atractivos turísticos de la ciudad. Para quienes deseen profundizar más, existe un tour que recorre lugares emblemáticos como el Museo del Hidalgo y el Conjunto Palacial.
Villarrobledo es otro municipio que apuesta por experiencias diferentes. Su tradición alfarera se remonta a cuatro siglos atrás y ha convertido a la localidad en referente en la fabricación de tinajas de barro. El Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera ofrece visitas guiadas para conocer este oficio. Bodegas César Velasco utiliza estas tinajas para criar sus vinos y organiza recorridos por sus instalaciones con cata incluida.
Las familias tienen su espacio en “Manos a la Viña”, una jornada pensada para que niños y adultos participen juntos en las tareas del viñedo. La actividad incluye una comida campestre y talleres para aprender recetas tradicionales manchegas.
Para parejas, “Atardecer Manchego” propone una cena íntima entre viñas, acompañada por una cata especial y música ambiente. El plan incluye un paseo entre los viñedos mientras cae el sol y una degustación de productos locales.
Tomelloso invita a descubrir su historia subterránea con “Tomelloso Infinito”. Esta experiencia recorre cuevas centenarias y bodegas excavadas bajo tierra, donde generaciones han trabajado en la elaboración del vino. El itinerario incluye degustaciones de quesos y vinos, así como una muestra gastronómica basada en productos locales.
En Socuéllamos, Explotaciones Hermanos Delgado representa un modelo de agricultura ecológica aplicada al viñedo. Sus más de 500 hectáreas se cultivan sin productos químicos sintéticos. La bodega cuenta con una cueva propia donde envejecen sus vinos en barricas de roble francés y americano. Además, elaboran aceites, vinagres y otros productos ecológicos derivados de la uva.
Por último, Virgen de las Viñas ofrece un recorrido que une arte, tradición y vino. Los visitantes pueden conocer el antiguo lagar convertido en museo etnológico y las cuevas donde se almacenaba el vino antiguamente. La visita termina con una cata y un paseo por el Museo de Arte Contemporáneo Infanta Elena, que alberga obras premiadas en certámenes culturales presididos por el Rey Felipe VI.
Estas propuestas muestran cómo La Mancha aprovecha su patrimonio vitivinícola para ofrecer actividades variadas durante los meses estivales, combinando cultura, gastronomía y naturaleza en torno al vino.
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