Viernes 20 de Diciembre de 2024
Leído › 2941 veces

Un nuevo informe sobre los efectos del alcohol en la salud ha concluido que el consumo moderado está relacionado con una menor mortalidad por todas las causas y un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares en comparación con quienes nunca han bebido. Este estudio, realizado por la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM), será uno de los pilares para la elaboración de las Guías Alimentarias para los Estadounidenses de 2025. Su publicación, que tuvo lugar el pasado 12 de diciembre, ha generado un intenso debate, especialmente porque un segundo informe independiente sobre el alcohol está programado para publicarse en las próximas semanas.
El informe de 230 páginas, titulado "Revisión de Evidencia sobre Alcohol y Salud", recopila estudios de los últimos cinco a quince años para analizar cómo el consumo moderado de alcohol afecta diferentes aspectos de la salud, como la lactancia, el peso, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la neurocognición y la mortalidad general. La definición de consumo moderado utilizada corresponde a dos bebidas diarias para los hombres y una para las mujeres. Aunque el informe no incluye recomendaciones específicas, sus hallazgos han puesto en duda posturas más estrictas que han ganado terreno en los últimos años sobre los riesgos asociados al alcohol.
La investigación establece que las personas que beben alcohol moderadamente tienen un 16 % menos de riesgo de mortalidad general en comparación con quienes nunca han bebido, basándose en el análisis de ocho estudios. Sin embargo, la calidad de esta evidencia se calificó como de certeza moderada, indicando que aunque los datos son suficientes para establecer asociaciones, podrían cambiar con investigaciones futuras. En cuanto a enfermedades cardiovasculares, el consumo moderado se asoció con un menor riesgo de infarto, ictus y mortalidad por estas causas. No obstante, las conclusiones sobre infartos e ictus no fatales se calificaron como de baja certeza, mientras que las relacionadas con mortalidad cardiovascular se consideraron de certeza moderada.
El informe también abordó la relación entre el consumo moderado y el peso, sin encontrar evidencia suficiente para determinar si existe un vínculo claro entre ambos factores. En el caso de ciertos tipos de cáncer, los hallazgos fueron más específicos. El consumo moderado se asoció con un mayor riesgo de cáncer de mama en comparación con quienes nunca han bebido, y este riesgo aumentó proporcionalmente al nivel de consumo dentro de lo considerado moderado. Sin embargo, estas conclusiones también tienen limitaciones debido a la calidad y consistencia de los datos.
Otros tipos de cáncer, como el colorrectal, no mostraron conclusiones claras, aunque se identificó un riesgo ligeramente mayor entre quienes consumen alcohol en el límite superior del rango moderado. Por otro lado, la relación entre el consumo moderado y las enfermedades neurocognitivas como la demencia o el Alzheimer no pudo determinarse por falta de evidencia suficiente. Tampoco se obtuvieron resultados concluyentes sobre el impacto del alcohol en la lactancia, la producción de leche o el desarrollo infantil.
Este informe ha reavivado el debate sobre los posibles beneficios del alcohol frente a sus riesgos conocidos. Críticos del estudio han señalado que algunos miembros del comité tienen vínculos financieros con la industria del alcohol, lo que podría influir en sus conclusiones. Además, el aumento de muertes relacionadas con el consumo excesivo de alcohol en Estados Unidos, que se incrementaron en un 29 % entre 2017 y 2021, subraya la preocupación de los expertos en salud pública. Datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que más de 140.000 muertes anuales en el país están relacionadas con el consumo excesivo de alcohol, lo que incluye el 20 % de las muertes de jóvenes de entre 20 y 49 años.
Desde los años noventa, las guías alimentarias de Estados Unidos han recomendado el consumo moderado, definiéndolo como hasta una bebida diaria para las mujeres y dos para los hombres. Sin embargo, en los últimos años, la evidencia sobre los riesgos del alcohol, incluso en pequeñas cantidades, ha llevado a otros países como Canadá a emitir mensajes de salud pública más estrictos. Allí, se advierte que cualquier nivel de consumo puede incrementar el riesgo de problemas de salud.
Aunque las guías alimentarias no son vinculantes, tienen un impacto significativo en políticas públicas, programas de asistencia alimentaria, menús escolares y prácticas clínicas. Por tanto, las recomendaciones finales sobre el alcohol tendrán implicaciones que podrían durar al menos cinco años. La decisión final estará en manos del Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos, que decidirán si incorporar o no estas conclusiones en las guías de 2025.
Leído › 2941 veces