Úrsula Marcos
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La fenología de la vid es imprescindible para comprender y aprovechar todo su potencial vinícola. ¿Qué te parece si te quedas a leer este post y resuelves todas tus dudas al respecto?
Los viñedos destacan por su belleza. Buena parte de ese atractivo reside en la evolución que experimentan a lo largo del año. De eso se ocupa, precisamente, el tema que vamos a tratar aquí.
La fenología de la vid es la ciencia que estudia cómo evoluciona esta planta en función de las condiciones climáticas y ambientales. Es decir, este saber observa el desarrollo de las vides conforme a factores como temperatura, luz, humedad, terreno o fotoperíodo.
Esta ciencia no solo se aplica a las vides sino también a cualquier otro organismo vivo. Sea como fuere, estos experimentan cambios a causa de los factores externos que los rodean; tales alteraciones reciben el nombre de fases o estados fenológicos.
Como ya habrás podido adivinar, los estudios fenológicos de la vid son muy importantes para determinar qué fechas son óptimas para realizar las tareas agrícolas requeridas por esta planta. Asimismo, también resultan útiles para prevenir la aparición de plagas y enfermedades (ya que unas y otras tienen un fuerte carácter estacional).
Es fácil imaginar el peso que tiene esta ciencia a la hora de explotar todo el potencial del viñedo. No en vano, es gracias a ella que sabemos cuándo es el momento ideal para sembrar, abonar, podar o recolectar.
Evidentemente, este ciclo vital de la vid tiene una marcada influencia en la industria vinícola. ¿Sabías que el momento en el que tiene lugar la vendimia influye en el sabor, el aroma o la acidez de las uvas?
La fenología también nos sirve para conocer hasta qué punto afecta la crisis climática a la viticultura. Es más, está demostrado que el progresivo aumento de las temperaturas perjudica tanto la calidad de la cosecha como al rendimiento del cultivo. Se hace imprescindible, pues, adaptarse a los cambios climáticos (por ejemplo, apostando por los cultivos de altura).
Periodo de latencia en el que la planta pierde sus hojas y suspende su actividad vegetativa volviéndose muy resistente al frío.
A medida que el clima gana calidez, las vides retoman su actividad. El ciclo se reinicia cuando los cortes generados por la poda expulsan savia.
Durante este estado fenológico, las yemas se vuelven progresivamente más gruesas.
Con la subida de las temperaturas, las yemas se abren y de ellas comienzan a surgir incipientes brotes verdes.
Las primeras hojas se abren paso a partir de los brotes, si bien aún permanecen cerradas.
Poco a poco, las hojas se van desplegando y revelan las características distintivas de la variedad en cuestión.
Comienza a desarrollarse la forma de la futura flor, hasta el punto de ser sutilmente visible.
Los racimos se despliegan y las flores son apreciables en su estructura compacta.
Tanto los racimos como las flores se desarrollan completamente a lo largo de este estado fenológico.
Los órganos florales quedan al descubierto a causa del desprendimiento de la corola. Comienza a florecer la vid.
Los estambres (órganos masculinos) y pistilos (órganos femeninos) de la vid maduran por completo.
Una vez completada la fase de reproducción, los granos de uva comienzan a formarse en aquellos ovarios que han sido fecundados.
El calibre de los granos de uva crece gradualmente hasta alcanzar el tamaño de un guisante.
El desarrollo del racimo trae consigo el crecimiento de los granos y el engrosamiento de la estructura leñosa.
Grano a grano, los racimos van adquiriendo su color característico.
Los racimos quedan formados por completo. Por su parte, las uvas, ya totalmente coloreadas, quedan recubiertas por la cérea textura de la pruina.
Cuando las uvas alcanzan el punto óptimo de madurez, llega el momento de la vendimia.
Poco a poco, las hojas de la vid se van degradando y adquieren una tonalidad amarillenta.
Las hojas, ya completamente secas, terminan por caerse y la vid está lista para entrar el estado fenológico inicial: la yema de invierno.
En resumidas cuentas, no podríamos entender el fascinante mundo de la viticultura sin la fenología de las vides que le dan origen. Esperamos que este post te haya servido de ayuda para descubrir los interesantes secretos que guarda esta ciencia. ¡No dejes de visitar algún viñedo para experimentar este espectáculo de la naturaleza con tus cinco sentidos!
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