Cualquier vino pasado... fue peor

Quiero poner de manifiesto que nunca antes hemos disfrutado de vinos de tanta calidad como ahora y para ello quiero...

Escrito por

Jueves 11 de Junio de 2020

Compártelo

Leído › 6728 veces

Quiero poner de manifiesto que nunca antes hemos disfrutado de vinos de tanta calidad como ahora y para ello quiero recordar en este post como era el vino que se bebía en la Edad Media, si podemos llamarlo vino. El famoso refrán "cualquier tiempo pasado... fue mejor" no aplica en el mundo del vino, la verdad.

En la Edad Media, el vino era considerado un alimento de primera necesidad (pan y vino) y, a diferencia de lo que ocurría en la Antigüedad que estaba reservado a clases altas, disfrutaban de él todas las clases sociales, especialmente en la cuenca mediterránea y en Francia.

En esa época se hizo extensivo el almacenamiento y transporte del vino en barriles de madera, particularmente de roble y castaño.

Algunos textos también narran cómo bastante a menudo se avinagraba el vino, dado que el conocimiento era escaso y la protección contra la oxidación era desconocido. Por otro lado el uso de antioxidantes era prácticamente nulo.

Es decir se bebía un vino de baja calidad en comparación con el vino que se bebe en la actualidad. Sin embargo, se empleaban algunas técnicas con el objeto de alargar la vida del vino, como el recubrimientos de brea y empleo de resinas (antimicrobianos).

Por otro lado, como el vino se volvía agrio y de mal sabor, se empleaba el uso aromatizantes y saborizantes (especias, hierbas, miel...) para enmascarar el sabor del vino avinagrado.

También se bebía vino mezclado con agua, salvo en Francia.

Los vinos más apreciados eran los de alta graduación, los dulces y los mezclados con especias (como pimienta), hierbas, miel, etc.

Por otra parte, el vino tenía un uso importante en la cocina, como se puede ver en el Llibre de Sent Soví, primer tratado europeo de cocina, o en Le viandier, de Guillaume Tirel.

Del siglo xv es otro precioso manual de cómo servir el vino, escrito por el cocinero del rey de Nápoles Mestre Robert como parte introductoria del Llibre del coc («libro del cocinero», traducido al castellano en el siglo xvi como Libro de guizados, por Ruperto de Nola). En él, se insiste en que hay que beber el vino en copas de cristal, no de plata u oro como hacían los reyes y aristócratas, y da curiosas instrucciones sobre cómo esquivar el uso de los venenos.

A pesar de que el vino que se bebía en la Edad Media no era muy bueno, la verdad, el consumo de vino siguió en expansión y, afortunadamente para el vino, la Edad Media supuso su renacimiento y de ahí no paró de crecer. De los siglos XVI a XVIII, la vid explotó finalizando su expansión geográfica hacia el resto del mundo, llevada desde Europa por aventureros, comerciantes y misioneros portugueses, holandeses, ingleses y sobre lodo es­pañoles. España, después de la conquista de Granada y el descubrimiento de América, crea el mayor imperio hasta entonces conocido, lle­vando la vid a todos sus rincones; en los lugares de clima más parecido al mediterráneo arraigó con mucha fuerza (por ejemplo. Argentina, Chile y, mucho más tarde California).

Un artículo de Jordi Cantide
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 6728 veces