El buen “packaging” mejora el sabor del vino

La manera en que se presenta el vino puede hacer cambiar la percepción que tenemos de él

Jueves 23 de Febrero de 2017

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Si las emociones son las responsables de la mayor parte de decisiones de compra de los consumidores, el packaging juega un papel fundamental en la parte de nuestro cerebro más irracional.

Así, el efecto que el packaging tiene en los vinos llega a muchas áreas del marketing. El poder del packaging es tal que, además de promover la compra, puede llegar a modificar el sabor del vino.

No es lo mismo beber un vino en un vaso o en una taza de porcelana, que en una copa de cristal extrafino. El vino en copa sabe mejor, a pesar de que es el mismo vino. Lo mismo ocurre con el packaging.

Por suerte o por desgracia, las personas no juzgamos los productos de manera intrínseca o funcional, sino que empleamos muchos más criterios y elementos con el fin de crear juicios de valor sobre ellos.

La percepción que tenemos del vino cambia según la presentación, el nombre y los colores. Y la percepción cambia según la persona. Una botella de vino de aspecto elegante y sobrio, puede ser atractiva para una persona de avanzada edad pero resultar poco interesante para un consumidor de 25 años.

Y es que el poder del packaging es tal, que el vino sabe de un modo completamente diferente partiendo de como los presentan las marcas.

Como nos explican desde Wine Branding Design, expertos en marketing para marcas de vino, el impacto que el diseño de la botella de vino tiene es muy elevado. El un buen diseño de packaging puede hacer literalmente que el vino sepa mejor.

El hecho de como la presentación de las cosas modifica nuestra percepción subjetiva no es nada nuevo, ha sido apoyado en los resultados de numerosos estudios especializados y científicos, en ramas de la economía o empresa pero también en disciplinas de la neurociencia y la medicina.

De hecho, en muchos casos, los consumidores se ven más atraídos por la marca y estética que rodea a la botella que por el tipo de uva, graduación alcohólica, región, productor, año de cosecha, etc.

En conclusión, puede decirse que en los últimos años el panorama competitivo del sector vitivinícola se ha enriquecido y ahora es un sector internacional y complejo, donde la globalidad manda en todos los aspectos.

En este escenario la marca, diseño y packaging del vino es fundamental, y no sólo para las compras y fidelización hacia una marca, sino como complemento de la calidad del propio vino. Para la inmensa mayoría de consumidores el packaging puede cambiar el sabor de un vino, desarrollar una preferencia y reportar más placer.

EL EXPERIMENTO DE BROCHET

Frédéric Brochet, bodeguero y profesor de enología en la Universidad de Burdeos, realizó una serie de experimentos en los que introducía una serie de vinos de calidad aceptable y gama media (precio medio de 20 euros) en botellas de vinos de gama alta (precio medio de 400 euros) muy reconocidos entre los expertos.

Brochet simulaba una cata técnica de vinos y se los ofrecía a expertos sumilleres, reunidos para la ocasión, a los que pedía su valoración. La mayoría de los participantes afirmaban que se trataba de vinos de excelente calidad, otorgando las máximas puntuaciones en cuanto al sabor.

La explicación a este curioso fenómeno la encontramos en el laboratorio de Neuroeconomía Rangel del Instituto de Tecnología de California. Para Antonio Rangel, director del centro, los expertos sumilleres no han perdido de repente sus facultades, sino que se trata de una respuesta neuronal en la que la impresión visual altera, literalmente, nuestra percepción y modifica -o pasa a formar parte- del concepto de sabor. Al fin y al cabo, el sabor no es un sentido sino una percepción que se crea en el cerebro en función a los diferentes estímulos recibidos (aroma, gusto, vista).

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