Un estudio científico se convierte en una herramienta de marketing para potenciar el enoturismo

El Consejo Regulador de la D.O. Toro participa en la cata de las primeras botellas críadas bajo el mar de esta Denominación y planea convertirlo en un atractivo turístico

EPI

Martes 10 de Mayo de 2011

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El Consejo Regulador de la D.O. Toro participa en la cata de las primeras botellas críadas bajo el mar de esta Denominación y planea convertirlo en un atractivo turístico

Han pasado seis meses desde que varias botellas de vino elaboradas en la Denominación de Origen Toro fueran sumergidas bajo el mar, en el primer laboratorio submarino de envejecimiento de bebidas situado en aguas de la bahía vizcaína de Plentzia, para participar en un proyecto de investigación.

Una bodega bajo el mar en la D.O. Toro.

Este estudio, promovido por el Ayuntamiento de Plentzia y que desarrolla la empresa especializada "Bajoelagua Factory", se basa en analizar de qué manera afectan las mareas, la salinidad de las aguas, la presión y la temperatura en el envejecimiento de los vinos, corchos y botellas.

Para comprobar los primeros resultados de esta investigación, el director técnico del Consejo Regulador de la D.O. Toro, Santiago Castro, ha participad en una cata en la que ha podido comparar las botellas sumergidas, crianzas del 2007 y reservas del 2006, con sus homólogos en "tierra".

Tras participar en esta cata, Castro ha extraído una serie de conclusiones. Respecto a la fase visual, destacó que, en ambos casos, ha podido apreciar una "evolución del color, de tonos amoratados o violáceos a colores cereza".

En la fase aromática en el caso de los crianzas sumergidos "se potencian las tonalidades de barrica, los tostados o cueros y sobre todo los tonos balsámicos", mientras que en el caso de los reservas "el serrín o la madera se nota menos aunque ganan balsámicamente".

Castro también ha podido apreciar diferencias entre los vinos en boca, en el crianza "se nota una evolución positiva hacia una mayor redondez y elegancia de los taninos", en los reservas "se nota más la madera y el vino tiene más aristas".

Una vez analizados estos parámetros que la empresa encargada de desarrollar este proyecto estudiará en profundidad, Castro destacó como primeras conclusiones que, bajo el mar, los vinos con cortas crianzas "evolucionan tanto en color como en boca, se nota una redondez de los taninos, se pierde un poco de fruta roja que evoluciona a fruta más madura y en boca se vuelven más redondos y elegantes".

La valoración no es tan positiva para los reservas porque, a su juicio, este tipo de vinos con más cuerpo y estructura, "evolucionan muy rápidamente".

Marketing y enoturismo

El director técnico del Consejo Regulador calificó de "muy interesante" este proyecto ya que permitirá conocer "qué puede suceder con los vinos sumergidos en el mar en condiciones distintas", aunque también puede convertirse en "una herramienta de marketing y publicidad".

En primer término, este estudio permitirá a los Consejos Reguladores estudiar la evolución de los vinos en un ambiente diferente al de las bodegas aunque también puede ser aprovechado para ampliar la oferta enoturística.

Como destacó, "Bajoelagua" colaborará con las bodegas interesadas en ofertar actividades relacionadas con el submarinismo con el fin de que potenciales compradores puedan sumergirse en el mar y recoger sus botellas.

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