Antonio Raluy, desde la trinchera del aficionado

Antonio Raluy conoce el carácter chovinista de los ourensanos con sus vinos que supieron preservar durante décadas vinos turbios imbebibles, poniendo a prueba sus estómagos, y cuyo recuerdo todavía estremece

Revista Mi Vino

Martes 21 de Septiembre de 2010

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Antonio Raluy conoce el carácter chovinista de los ourensanos con sus vinos que supieron preservar durante décadas vinos turbios imbebibles, poniendo a prueba sus estómagos, y cuyo recuerdo todavía estremece

Antonio Raluy
Antonio Raluy
Antonio Raluy es el actual subcampeón gallego de sumilleres y representará a Galicia en el trofeo nacional Custodio López Zamarra que se celebra en Madrid

Tiene una doble vida. Por las mañanas ejerce de veterinario, como funcionario de la Xunta de Galicia, y por las tardes abre su coqueta vinoteca en el Ourense antiguo, la capital de una comarca que acoge nada menos que cuatro denominaciones de origen: Ribeiro, Ribeira Sacra, Monterrei y Valdeorras. La ciecia veterinaria la aprendió en la Universidad. El arte de la cata y el cuidado del vino lo perfeccionó mediante el método de "prueba y error", movido por una pasión, quizá una afición inculcada desde antiguo por un padre que regenta uno de los restaurantes más tradicionales y famosos de la ciudad.

Así que llegó a esta profesión catando, desde la trinchera del aficionado, lo que le ha proporcionado el punto de vista imprescindible para conocer las necesidades, dudas y demandas de los clientes.

Él conoce en sus propias carnes el carácter chovinista de los orensanos con sus vinos (bueno, el nacionalismo vinícola es una ceguera extendida en todo el territorio español) que supieron preservar durante décadas vinos turbios imbebibles, poniendo a prueba sus estómagos, y cuyo recuerdo todavía estremece.

En tal lugar, Antonio Raluy ha abierto una tienda preciosa, jugándose el tipo y los cuartos con cerca de 700 referencias distintas, procedentes de 22 países, para un público eminentemente endogámico al que hay que convencerde que, por ejemplo, más allá del Ribeiro también hay vida. Es una profesión que tiene mitad de vendedor y mitad de consejero, de confesor, de psicólogo, de amigo. "La verdad es que cuando te dejas llevar por la pasión puedes acabar perdiendo dinero, apiadándote del bolsillo del cliente en vez de aliarte con el espíritu egoísta del márketing".

Imparte clases de formación a sumilleres, tan necesaria en la restauración orensana, y habilita su tienda para cursos de cata a aficionados. "Más que una tienda, me gusta pensar que es un aula de estudio e investigación".

Quizá por ello intenta contagiar a sus paisanos su pasión por los espumosos y vinos dulces, por rarezas del otro lado del Atlántico, por el inmenso mundo de la enología francesa, por los exóticos vinos de hielo... En fin, una vuelta al mundo a lomos de los sentidos, de vinos con sentido.

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