Turismo de Galicia
Sábado 16 de Mayo de 2009
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Galicia es un territorio moderno, puntero, que ofrece todas las comodidades y ofertas urbanas que se pueden esperar de cualquier metrópolis, pero con el gran hechizo añadido de que sus espacios urbanos son la puerta a un mundo rural y natural al que se entra sin discontinuidades, a través de una frontera poco definida con los propios límites de las ciudades.
La Galicia urbana es, esencialmente, atlántica pues cinco de las siete ciudades gallegas se encuentran en el eje que se extiende como un continuum con características urbanas desde Ferrol hasta la frontera portuguesa y en el que se asientan, además de la ciudad citada, A Coruña, Santiago de Compostela, Pontevedra y Vigo.
Los extremos de ese corredor urbano, Ferrol y Vigo, se encuentran separados por menos de dos horas de recorrido en automóvil a través de la autopista AP-9, auténtica columna vertebradora del territorio occidental gallego.
Las dos capitales del interior, Ourense, al sur, y Lugo, al norte, están bien comunicadas con las ciudades occidentales por medio de espléndidas carreteras, autovías y autopistas.
Así pues, Galicia se puede entender como una ciudad continua, en la que se emplea escaso tiempo en desplazamiento. No existe una gran urbe que destaque de manera clara sobre el resto anulando la presencia o importancia de otras.
De este modo, podemos decir que las ciudades gallegas son como las diversas secciones o distritos de una gran y única urbe que cuenta con especializaciones funcionales y artísticas en cada uno de los núcleos.
Santiago de Compostela es la capital de la Comunidad Autónoma, Patrimonio de la Humanidad, ciudad de las peregrinaciones, universitaria y administrativa, donde la piedra muestra todo su esplendor, con uno de los centros históricos mejor conservados de Europa.
Vigo y A Coruña son las que cuentan con mayor población y actúan como motores económicos y sociales de la Comunidad Autónoma. En ellas el sabor de la tradición pesquera de sus puertos se mantiene con viveza, al mismo tiempo que se desarrollan las actividades portuarias, industriales y deportivas más punteras. Cuentan ambas con una larga y milenaria historia que dejó múltiples huellas que van desde la época megalítica a la arquitectura de vanguardia. No son menos excepcionales sus valores naturales, paisajísticos, sociales, culturales y festivos, que no dejarán indiferente al visitante.
Ferrol, ciudad racionalista, hija del siglo de las luces y con fuertes lazos militares, cuenta con el que, dicen, es el puerto natural más bello y protegido de todo el Atlántico, que lo ha convertido en el lugar de asentamiento de los astilleros y la Armada Real desde el siglo XVIII.
Pontevedra se abre al fondo de su hermosa ría en un lugar de excepcional belleza. Es un primor caminar por su centro histórico, asombrarse en sus museos, retroceder en el tiempo y evocar el bullicio de los pescadores del antiguo Gremio de Mareantes, apreciar su gastronomía...
Lugo y Ourense, como no, las dos ciudades atravesadas por el río que en Galicia adquiere la categoría de Padre, el Miño, que ofrece primorosos paisajes de frente fluvial a su paso por ambas ciudades de origen romano e repletas de puentes que atraviesan el canal de este lecho. Son ciudades de tradición turística, en el pasado gracias a sus aguas minero-medicinales (el balneario de Lugo y As Burgas de Ourense), hoy gracias a la conjunción en un mismo espacio de atractivos variados, como el renombre de sus cascos antiguos, de sus vestigios del pasado, de su incomparable gastronomía, de sus mercados tradicionales o, simplemente, de los propios escenarios urbanos.
De este modo, la visita a las acogedoras ciudades de Galicia puede ser recomendada al viajero de dos formas diferentes. Por una parte, aquellos que quieran tener una visión general del mundo urbano existente en la Comunidad, podrán, en pocas jornadas, visitar todas las ciudades y apreciar y asombrarse de las especificidades y singularidades de ese conjunto. Esta opción se ve favorecida por la facilidad de las comunicaciones y la cercanía de las urbes entre ellas, así como por su tamaño medio, ideal para la visita de cada núcleo en media, una o dos jornadas, según las ganas que tenga el visitante de profundizar en los valores de cada ciudad.
Por otra, para aquellos que busquen aspectos más concretos o dispongan de menos tiempo, pueden indagar en los recursos que más les interesen (arqueología, monumentalidad, vida social y nocturna, gastronomía, turismo náutico, etc..) acercándose directamente al núcleo o ciudad que se los ofrezca.
Además, el gran atractivo de las ciudades gallegas es su inclusión sin grandes discontinuidades en el rural circundante, que, a veces, llega hasta el mismo interior de los núcleos urbanos, en los que no es infrecuente encontrarse con huertas cultivadas. En este sentido la visita a las ciudades servirá de punto de partida para el descubrimiento de otras realidades gallegas, del resto de Galicia y de la propia idiosincrasia de los gallegos, muy vinculados a la tierra.
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