Persimmon’s celebra el otoño con sabores georgianos y coctelería creativa

Una velada que combina platos, cócteles y un espacio pensado para compartir momentos en pleno corazón de Las Salesas

Martes 28 de Octubre de 2025

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El otoño llegó a Madrid con acento georgiano. Persimmon's, el restaurante y coctelería de autor de la calle Bárbara de Braganza 2, celebró el pasado lunes 27 de octubre su propio October Feast, una cita que combinó gastronomía, cócteles y música en un ambiente en el que la calidez de la estación se fundió con el espíritu festivo del local.

Ubicado en pleno corazón de Las Salesas, Persimmon's ha consolidado su posición como uno de los puntos de encuentro más vibrantes del barrio, un espacio donde la conversación acompaña a un cóctel bien trazado y la cocina actúa como viaje sensorial. Su propuesta, inspirada en Georgia pero con mirada contemporánea, demuestra que los sabores intensos y la atmósfera acogedora son la mejor invitación para quedarse.

El espacio, acogedor y elegante, combina luz tenue y materiales naturales y es el marco perfecto para la celebración otoñal. La coctelería ocupó un lugar central gracias al chacha, el destilado georgiano elaborado con frutas como caqui, feijoa o membrillo. A partir de esa base, el equipo de bartenders reinterpretó los clásicos de la mixología internacional desde una mirada georgiana. El resultado fueron cócteles frescos y profundamente aromáticos, capaces de reflejar la identidad del país caucásico en clave madrileña.

El vino también tiene un papel central en Georgia, cuna de una de las tradiciones vitivinícolas más antiguas del mundo. En Persimmon's, esta herencia se traduce en una selección que incluye el destacado Khikhvi Qvevri de Château Buera, un vino ámbar elaborado con uvas 100 % Khikhvi de Kakheti, macerado con pieles durante varios meses, seguido de 12 meses en barrica de roble francés y otros 12 meses en botella.

Aunque la cocina georgiana sigue siendo, para muchos, un territorio por descubrir, proyectos como este contribuyen a situarla cada vez más en el mapa gastronómico madrileño. Esta tradición fusiona influencias orientales y mediterráneas: masas fermentadas, hierbas frescas y salsas de nuez o ciruela conforman su identidad. Platos como el khachapuri (pan relleno de queso) o los khinkali (dumplings de carne especiada) son el mejor ejemplo de técnica y calidez.

Durante la velada, pudimos probar algunos de sus platos más representativos. Sorprendieron las Croquetas de carrillera con salsa de kharcho, por su interior suave y meloso, perfectamente combinado con la salsa, que aporta profundidad y un delicado toque especiado. El surtido de Pkhaleuli combina tres dips georgianos —calabaza, remolacha y espinaca— acompañados de pan casero de maíz; cada ingrediente aporta su carácter: la dulzura de la calabaza, la intensidad de la remolacha y la frescura de la espinaca se complementan con el toque ligeramente crujiente del pan.

El Badrijani Nigvzit presenta berenjenas rellenas de pasta de nueces especiada, bañadas con salsa de granada. La suavidad de la verdura se combina con el dulzor e intensidad de las nueces, realzada por el toque ácido y fresco de la granada. Las Alcachofas crujientes, servidas sobre ensalada de tomates verdes y acompañadas de mojo verde, ofrecen un bocado ligero y fresco en el que el contraste entre textura y aroma despierta el paladar. Por último, los Blinis con carne son crepes suaves rellenos de carne con salsa de tomate especiado, un plato reconfortante cargado de ternura, sabor y matices aromáticos.

La parrilla tiene un papel central en la cocina georgiana. La carne a la brasa se cocina lentamente sobre brasas de carbón, adquiriendo un sabor ahumado profundo y una textura jugosa que define muchas de sus recetas tradicionales. Así pudimos apreciarlo con el Qababi, carne de ternera ahumada a la brasa en col verde rizada, acompañada de salsa verde y adjika. Cada porción ofrece una carne tierna, nada chiclosa, con la intensidad del ahumado perfectamente equilibrada por el toque picante y aromático de la adjika. La velada concluyó con un Tiramisú exquisito, marca de la casa, meloso y con el sabor a café en su punto justo, un cierre delicado que coronó la experiencia gastronómica.

El October Feast fue, en definitiva, una bienvenida al otoño desde la alegría, donde cada plato y cóctel contaron su historia. Persimmon's reafirma así su lugar en la capital: cosmopolita, auténtico y con personalidad propia, un espacio donde compartir momentos y descubrir una cocina que merece la pena explorar.

Un artículo de Alberto Sanz Blanco
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