David Manso
Viernes 27 de Junio de 2025
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Esta segunda jornada por la DOP Valtiendas me lleva a diseñar una ruta circular para conocer varios destinos a la vez que acompaño al Duratón en su camino a unirse al Duero. Pocas son las denominaciones de origen vitivinícolas que no tienen como eje principal o elemento vertebrador uno o más ríos, y en la DOP Valtiendas es sin duda el Duratón. Este río que nace en Somosierra, provincia de Madrid, recorre unos pocos kilómetros antes de que su curso entre en la provincia de Segovia y serpentee por la meseta castellana hasta recabar en las Hoces, un espacio natural que a su paso ha ido horadando con los años y que llevan su mismo nombre (Hoces del Duratón). Sus cañones son mi primer destino, aquí iniciaré la ruta con el Duratón como compañero de viaje para sumergirme en sus paisajes, visitar varios puntos de interés natural y cultural, disfrutar de su gastronomía, conocer sus viñedos y quedaré con José María Galindo, propietario de Bodegas Vagal y Presidente de la DOP Valtiendas.
Parto desde Sacramenia donde tras la ruta del día anterior hice noche. Los paisajes siguen siendo de postal, los pueblos mantienen ese ritmo propio de las zonas rurales donde la prisa es algo para los que somos de ciudad y aquí no se contempla. La carretera me lleva a perderme entre valles y montañas para llegar a mi primer destino, la Ermita de San Frutos. Localizada en un meandro sobre una plataforma entre los cortados que ha formado el Duratón a su paso, no hay otra manera que andar un trecho del camino de peregrinaje que une este templo con la ciudad de Segovia distando entre ambos puntos unos 80 km. El principal atractivo de su visita es su localización regalándonos unas magníficas vistas al río, las hoces y el entorno. El monasterio estuvo habitado hasta casi la mitad del S XIX, ahora está en ruinas y de él únicamente se conserva en buen estado la ermita, la cual es visitada todos los 25 de octubre por los devotos del santo.
Tras sufrir en la subida, el equipo de moto no es la mejor opción para andar, y menos los días de calor, prosigo mi ruta. Continúo bordeando las hoces, recorro cañones, subo y bajo lomas, cruzo varios afluentes que más delante se unirán al Duratón hasta llegar a otro punto de interés, esta vez en el margen izquierdo con otras magníficas vistas. Enclavado en un lugar en el que nunca pensarías que habría alguien tan osado de vivir ahí, en la parte baja de un escarpado acantilado, bajo una imponente pared vertical y muy cerca del río se encuentra el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz del Río Duratón. Bueno, más bien sus ruinas. Este monasterio fue un espacio de culto construido a principios del S XIII en torno a una pequeña ermita que data del S VIII estando habitado por los monjes seiscientos años, hasta 1835. Las vistas desde el mirador bien merecen deternerse unos minutos.
Sigo acompañando al Duratón en su curso y me adentro ya en territorio de la DOP Valtiendas. Me dirijo al embalse de Las Vencias, al paraje de la Serranilla. Un embalse que inicialmente fue creado para abastecer de energía con su presa hidroeléctrica, y que hoy cobra importancia como recurso suministrando agua a los campos y poblaciones de la zona, como espacio natural y además como espacio recreativo. Prosigo, el río me lleva nuevamente hasta Fuentidueña donde visito otra bodega tradicional en su barrio de bodegas y desde donde nuevamente divisar el Duratón desde las alturas, esta ven con menos caudal pero imparable en su camino al encuentro del Duero.
Con mi regreso a Sacramenia cierro la ruta circular. Me dirijo a los viñedos de Bodegas Vagal donde he quedado con José María Galindo, viticultor y enólogo, aunque él prefiere definirse a sí mismo como "winegrower" dado que su filosofía de trabajo arranca desde la viña. José María practica una viticultura biodinámica, un concepto de cultivo que va más allá de la ecológica basado en devolver y mantener a largo plazo la vida biológica del viñedo (suelos y entorno) usando abonos estrictamente naturales (compuestos biodinámicos), manteniendo la cubierta vegetal y seguir el calendario biodinámico que establece los momentos ideales para plantar, podar, vendimiar,...etc. e incluso el uso de barricas especiales en las que hasta el día de la tala de las futuras duelas es seleccionado. Esto a groso modo, la biodinámica es algo más complejo y profundo que si estáis interesados podéis indagar más sobre ella. Hay escritos, artículos y libros que pueden informaros sobre ello, y apuntad este nombre, Rudolf Steiner, padre de la viticultura biodinámica. Recorro varios de sus viñedos en los que a mi llegada se está realizando una segunda poda en verde. Me fijo en los diferentes suelos, unos más arcillosos-calcáreos en las partes bajas, y pedregosos en los viñedos más altos, en el páramo. Unas viñas principalmente cultivadas en espaldera con una bonita cubierta vegetal y en las que se asoman ya pequeños racimos.
Tras conocer viñedo aprovecho la ocasión para preguntar a José María por su trabajo, la decisión que le ha llevado a este tipo de cultivo y qué quiere transmitir con sus vinos. Su respuesta, hacer los vinos más saludables y disfrutables posibles. Además, siendo presidente de la DOP Valtiendas le pregunto también por el futuro de esta zona y hacia donde quieren dirigirse. Me comenta sobre la similitud con la vecina Ribera del Duero, pero desde la denominación quieren realizar varios cambios, principalmente en las variedades cultivadas, que les diferencie, no sólo de sus vecinos, sino también del resto de denominaciones. Un cambio radical que sitúe a Valtiendas entre las denominaciones más reputadas de España a sabiendas de las limitaciones que actualmente tiene, algo que personalmente ve complicado, pero no imposible. Y por último, por el enoturismo en la zona, por una ruta de enoturismo en Valtiendas, ya que teniendo los recursos para ello todavía no es una realidad. Sobre esto me responde de la importancia, no solo del enoturismo, sino del turismo, actividades estas que ponen en valor el sector primario y que a su vez crean puestos de trabajo, facilitan el desarrollo de las zonas rurales y fijan población.
La ruta va llegando a su fin. Me queda una última parada. Me dirijo a Torrecilla del Pinar para comer en Mesón Conrado, un local de comida tradicional con buenas referencias, buena gastronomía, y en el que el vino está bien tratado y considerado. Conrado, su propietario, cuenta con el reconocimiento de la Asociación de Sumilleres de Segovia por su labor profesional y formativa en la propia asociación. Cecina aderezada con aceite y tostas crujientes, Tomate de la huerta con Anchoas de Santoña, Revuelto de setas con huevo de corral, y carnes, especialmente los asados, son parte de la carta que se puede disfrutar en la mesa. Y todo ello acompañado con un vino de José María, un biodinámico, Ardalejos 2017, nacido del paraje que le bautiza. Complejo, concentrado, mucha fruta negra, elegancia y potencia. Un excelente compañero de mesa. Una grata experiencia gastronómica, Valtiendas en estado puro, y un magnífico cierre de ruta.
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Wine Rider: DOP Valtiendas, Tierra de Tradiciones |
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