Jueves 24 de Abril de 2025
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Es también queso, un producto que lleva siglos escribiendo su historia. El Queso Mahón-Menorca, con Denominación de Origen Protegida (D.O.P.), es fruto de una tierra única, donde el clima, la tradición y el saber hacer se funden en cada pieza.
La isla, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, conserva un entorno rural modelado por siglos de ganadería. Las fincas menorquinas, con sus paredes de piedra seca y pastos abiertos, son el hogar de las vacas que producen la leche para este queso. Un equilibrio entre naturaleza y tradición que se traduce en un sabor intenso, salino y ligeramente ácido, marcado por el viento de tramontana y la humedad del Mediterráneo.
Existen dos variedades bajo la D.O.P.:
El proceso artesano es todo un ritual: la cuajada se prensa manualmente, se ata con un cordel ("lligam") y se sala en salmuera. Luego, en las cavas de maduración, cada queso se voltea y se unta con aceite de oliva y pimentón, adquiriendo su corteza anaranjada y su personalidad única.
Para disfrutarlo en su plenitud, se recomienda servirlo a 18-20°C. Si se guarda en nevera, es mejor envolverlo en film o un paño húmedo para evitar que se reseque. En la mesa, su versatilidad brilla: desde tablas de quesos hasta platos cocinados, donde funde con cremosidad.
Los primeros vestigios de su elaboración se remontan a 2000 a.C., pero fue durante la dominación británica (siglo XVIII) cuando adoptó el nombre de "Mahón", por el puerto desde donde se exportaba. Hoy, tras siglos de evolución sin perder esencia, sigue siendo un emblema de Menorca. Más que un queso, es el alma de una isla.
Más información: www.menorca.es
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