Jueves 10 de Abril de 2025
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La bota de vino, un objeto tradicional ligado a la cultura popular española, vuelve a cobrar protagonismo gracias a un proyecto que busca recuperar su uso y valor simbólico. Bajo el nombre de Bota de Vino – The Inclined Wine Experience, esta iniciativa une artesanía, historia y vino en una propuesta que pretende conectar pasado y presente.
El proyecto nace con la intención de devolver a la bota su lugar en la vida cotidiana. Durante siglos, este recipiente ha acompañado a generaciones en celebraciones, trabajos en el campo y reuniones familiares. Su uso ha disminuido con el tiempo, pero aún quedan artesanos que mantienen viva la técnica de fabricación. Uno de ellos es un botero de 92 años que continúa trabajando con los métodos tradicionales.
En Sariñena, una localidad situada en la comarca de Los Monegros (Huesca), se encuentra Botería Mairal. Esta empresa familiar lleva desde 1898 fabricando botas de vino de forma manual. Actualmente, Alba Riera e Ismael Pérez, bisnietos del fundador, siguen elaborando cada pieza con piel de cabra curtida, cosido artesanal y pez natural para asegurar su impermeabilidad. Cada bota es única y refleja el conocimiento transmitido durante más de un siglo.
Para acompañar esta tradición artesanal, el proyecto ha elegido un vino elaborado específicamente para ser consumido en bota. Se trata de una garnacha procedente de viñas viejas situadas en Campo de Borja, una zona vitivinícola aragonesa conocida por sus suelos áridos y rojizos. Las cepas crecen en vaso y en secano, bajo la influencia del Moncayo. El vino se produce en colaboración con Javier Varela, enólogo natural de Borja.
La elaboración del vino incluye una maceración en frío durante 24 horas para conservar los aromas frutales. La fermentación se realiza a 26 grados centígrados con control de temperatura y una maceración total de diez días. Posteriormente, el vino pasa cuatro meses en barricas de roble francés donde también realiza la fermentación maloláctica.
El resultado es un vino joven con 14,5% de volumen alcohólico. Presenta un color rojo guinda limpio e intenso. En nariz ofrece aromas florales y fruta roja madura con toques especiados y tostados. En boca es redondo, carnoso y equilibrado, con un final largo.
Bodegas Aragonesas es la responsable del vino seleccionado para esta experiencia. Fundada en 1984 pero con raíces históricas que se remontan al siglo XII, esta bodega ha centrado su trabajo en la garnacha desde mediados del siglo XX. Su apuesta por las viñas viejas y el respeto por el territorio le han permitido consolidarse tanto dentro como fuera del país.
El objetivo del proyecto no es solo comercializar un producto tradicional, sino también promover una forma diferente de consumir vino. Beber en bota implica compartir, disfrutar sin prisas y mantener vivas costumbres que forman parte del patrimonio cultural español.
Bota de Vino – The Inclined Wine Experience quiere acercar esta tradición a nuevas generaciones mediante una propuesta que combina autenticidad y calidad. La iniciativa pone en valor tanto el trabajo artesanal como el origen del vino, ofreciendo una experiencia que une historia, territorio y emoción.
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