Jueves 14 de Noviembre de 2024
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En este post, te contaré sobre la fascinante historia de la cerveza, una bebida milenaria que ha acompañado al ser humano desde sus primeros pasos en la civilización.
La producción de cerveza tiene sus raíces en la Edad Neolítica, hace más de 10,000 años, cuando las primeras civilizaciones comenzaron a recolectar y almacenar cereales como la cebada. El hombre primitivo, al cocer estos granos y dejarlos fermentar en agua, dio lugar a una bebida nutritiva que no se alteraba fácilmente y podía conservarse: había nacido lo que algunos llaman el «Pan Líquido».
Este descubrimiento no fue intencional. El proceso de fermentación es natural, y probablemente sucedió por accidente cuando los cereales mojados comenzaron a fermentar espontáneamente. Sin embargo, una vez que se descubrió el efecto embriagador y nutritivo de esta bebida, su producción comenzó a perfeccionarse.
Gracias a tabletas de arcilla grabadas, que datan de más de 6,000 años, sabemos que los sumerios, en el actual territorio de Irak, ya producían y consumían una bebida llamada sikaru. Se trataba de una cerveza bastante primitiva pero ya compleja, con más de 20 variedades diferentes. Esta bebida no solo era utilizada para ceremonias religiosas, sino también como forma de pago a los obreros que construían los templos, lo que subraya su importancia económica y social.
En 1730 a.C., el rey Hammurabi, conocido por desarrollar uno de los primeros códigos legales en la historia, también abordó la producción de cerveza en su famoso Código de Hammurabi. En este código se establecían severas penalidades para los cerveceros que produjeran cerveza en malas condiciones, incluso llegando a castigar con la muerte por ahogamiento en su propia cerveza a quienes ofrecieran un producto de mala calidad. Esto refleja no solo la relevancia de la bebida, sino también su papel en la estructura social de la época.
El cervecero ocupaba un lugar privilegiado en la sociedad de Mesopotamia. Estaba exento del servicio militar bajo la condición de que proveyera cerveza a los ejércitos, lo que nos lleva a la noción de la cerveza como "alimento". Los «panes de cerveza» eran piezas de cereal malteado (cebada, mijo o escanda), molido y transformado en pan para su fácil conservación y transporte. Luego estos panes se desmenuzaban en agua y se dejaban fermentar para producir la bebida, que aunque turbia y densa, era rica en nutrientes.
En el Antiguo Egipto, la cerveza también tenía un lugar destacado. Isis, protectora de los cereales, y Osiris, patrón de los cerveceros, simbolizan la conexión sagrada que los egipcios sentían por esta bebida. El zythum era la cerveza egipcia, con diferentes variedades destinadas a distintas clases sociales: las clases bajas consumían una versión más clara, mientras que las más oscuras, aromatizadas con miel y especias como el jengibre, se reservaban para las élites.
La ciudad de Pelusio se convirtió en un importante centro de producción y exportación de cerveza hacia el Mediterráneo. Este avance técnico en la producción elevó a Egipto como uno de los principales exportadores de cerveza de la época.
A unos 4,000 años de antigüedad, en China también se producía cerveza, aunque de una manera más sofisticada que en Mesopotamia. El tsiú, una cerveza de mijo, era una bebida clara y completamente fermentada. A diferencia de las culturas occidentales, los chinos reservaban esta bebida exclusivamente para la nobleza y los ritos religiosos, y emborracharse con ella era considerado un crimen castigado con la muerte.
Durante milenios, las mujeres jugaron un papel fundamental en la producción de cerveza. En muchas culturas antiguas, la elaboración de alimentos recaía sobre ellas, ya que los hombres solían estar fuera cazando o en guerras. La producción de cerveza estaba íntimamente ligada a rituales sagrados, y en algunas culturas, las sacerdotisas eran las encargadas de servir la bebida dentro de los templos.
En la leyenda escandinava de Walhalla, los héroes muertos bebían la cerveza de las walkirias para alcanzar la inmortalidad, un símbolo más de la cerveza como una bebida sagrada.
Sin embargo, con la llegada del cristianismo y su preferencia por el vino, la producción de cerveza por parte de las mujeres fue perdiendo relevancia. Los griegos y romanos ya habían favorecido al vino, considerando a la cerveza una bebida «bárbara». Con el avance del cristianismo, el vino fue tomando un lugar central, siendo considerado símbolo de la «sangre de Cristo», mientras que la cerveza fue relegada a los pueblos celtas, germánicos y escandinavos, quienes la seguían honrando como una bebida sagrada.
Desde sus humildes comienzos como un «pan líquido» hasta su transformación en una bebida globalmente apreciada, la cerveza ha sido testigo de la evolución de la humanidad, desempeñando un papel clave en rituales religiosos, la vida cotidiana y la economía de muchas culturas. A lo largo de la historia, ha pasado de ser un elemento sagrado a una bebida de disfrute universal.
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