Supongo que por eso lo llaman el blues

La clave, a mi parecer reside en si entendemos que todas esas personas que nos visitan desde todas las partes del mundo, son turistas aborregados o son visitantes que buscan vivir en sus carnes las maravillas que en España tenemos.

Lunes 27 de Mayo de 2024

Compártelo

Leído › 2420 veces

Experiencia enoturística en un lagar rupestre, en la Sonsierra riojana. Foto de Alfredo Selas

El verano se está acercando, y nos dicen en las noticias que las previsiones de llegada de turistas a España se están desbocadas, lo cual, con la que está cayendo por causa de la masificación y saturación... pues tiene al personal desorientado. ¿Es bueno o no para el país este turismo multitudinario? Bueno, yo que he trabajado en el sector del enoturismo aquí en La Rioja, ya digo que son excelentes noticias. La clave, a mi parecer reside en si entendemos que todas esas personas que nos visitan desde todas las partes del mundo, son turistas aborregados o son visitantes que buscan vivir en sus carnes las maravillas que en España tenemos.

¿Sabes por qué te gusta viajar y conocer destinos nuevos? Entre otras razones por pura necesidad vital: si te paras, tus neuronas se paran; y eso no son buenas noticias. Esencialmente -después de la irrupción en nuestras vidas de la inesperada pandemia que sacudió nuestras vidas y nos mantuvo contritos y afligidos durante muchos meses- el hilo conductual que une a la mayor parte de las personas que gustan ampliar horizontes y explorar lugares ajenos al propio, quizá no sea tanto "hacer turismo" sino compartir momentos en entornos evocadores, tranquilos, seguros; y vivir con propiedad nuevas experiencias; también encajar estas dos premisas con vivencias gratificantes en ese empeño. Ya, pero ¿cómo consigues eso? El asunto es fácil de entender: lo único que toda persona quiere es experimentar emociones positivas. Esto normalmente se consigue en tu día a día cada vez que, mediante el uso proactivo de tus sentidos, te procuras esas emociones que no son otra cosa que descargas de neurotransmisores (hormonas). Pero normalmente la gente cree que hay que irse a otro sitio para experimentar otras sensaciones.

Apodada como la "hormona de la felicidad" por su asociación con la sensación de bienestar, pocos neurotransmisores son más conocidos popularmente que la serotonina. Se trata de un elemento clave para el correcto funcionamiento de los sistemas nervioso e inmunitario, así como del eje intestino-microbiota-cerebro. Un trabajo desarrollado por el Grupo de Biología de Sistemas en Levaduras de Interés Biotecnológico del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha modificado genéticamente una cepa de levadura vínica para producir serotonina. Según informa el CSIC, el equipo ha patentado esta forma de producción que resulta más sostenible y eficiente.

La serotonina se sintetiza mayoritariamente en el tracto gastrointestinal del ser humano, en parte como consecuencia del metabolismo de la microbiota intestinal y, de manera minoritaria, también se produce en el cerebro. Se considera ampliamente demostrado el papel de este neurotransmisor en la regulación de los estados de ánimo, la conducta social, alimentaria o sexual, así como en el sueño, la atención o la ansiedad. Además, su estructura química la convierte en un potente antioxidante. Desde la perspectiva científica, la producción de serotonina y de sus precursores -el triptófano o el hidroxitriptófano- se sabe provienen fundamentalmente de un proceso de síntesis química y de la extracción de las semillas de la planta africana Griffonia simplicifolia.

Además, no deja de ser curioso que la levadura Saccharomyces cerevisiae que metaboliza los azúcares de las uvas y nos da el vino (también la cerveza y el pan) ejerce además funciones insospechadas como agente superproductor de moléculas como la serotonina o la melatonina, de las tan deseadas "hormonas del placer". Así mismo, son muchos los alimentos y bebidas fermentados en las que se ha descrito la presencia natural de serotonina o melatonina. Es por ello que no se debe descartar la ingesta de alimentos como una forma válida para suplementar estas moléculas a nuestro organismo.

Gracias a la serotonina -neurotransmisor o molécula reguladora del sueño, del placer y del apetito- se equilibra el deseo sexual, se controla la temperatura corporal y se afinan la actividad motora y las funciones perceptivas y cognitivas. En efecto, el sistema nervioso central, gracias a la glucosa, al aminoácido esencial triptófano, más las vitaminas B y C, además del magnesio, facilitan la producción de serotonina la cual, por cierto, procede en su mayor parte del microbioma que prolifera en las tripas. ¿Y se expresa o actúa en ese medio quizá afectando a las sinapsis y al cerebro? Estudios publicados de última generación apuntan que así es.

Claro, como Sumiller y además en La Rioja, lo tengo muy claro: lo más importante es la salud, además de un estilo de vida consciente y respetuoso que busca libertad, espacios tranquilos y relajados (nada de masificaciones) que conducen a encontrar paz, sintonía interior y que vehiculan, dan cauce a gustos, inclinaciones e intereses. Esto -soy afortunado en poder decirlo- aquí en La Rioja se complementa al degustar esos vinos maravillosos que en esta tierra se dan.

En lo que respecta al turismo cultural y al mundo del turismo del vino, es más sensato y conveniente repensar ciertas prácticas manidas, patrones mentales inculcados de manera insensible. ¿No es más gratificante observar y entender cómo funciona la naturaleza (una viña) en lugar de como funcionan las máquinas (una bodega)?

En un sentido paralelo: hay una fuerza telúrica brutal, natural, que emana de la tierra, que surge del suelo y nutre a todos los seres vivos: plantas, animales, nuestra especie Homo Sapiens. Esta pulsión irrefrenable se alía y combina con el ambiente climático y sus elementos, con el medio ambiente particular de cada territorio definido, para ofrecer como resultado las distintas manifestaciones de la vida en nuestro planeta Tierra (y por tanto en nuestro caso también maravillosos vinos). Esto es lo que verdaderamente importa: darnos la oportunidad de participar en esa experiencia vital y común a todos los seres vivos.

Bien pudiera ser entonces el vino (que procede de la planta Vitis Vinífera) una suerte de epifanía. Genuina manifestación de toda la inmensa riqueza vital que se nos regala. Ofrenda que saluda nuestros sentidos y nos proporciona accesibles dosis de placer. Ya sabes, hay formas y maneras de que se expresen las hormonas y disfrutar, pero visitando y descubriendo los territorios de viñedos que en España tenemos, es más que probable que para tu sorpresa te reconozcas como persona única que se asombra al disfrutar los placeres sencillos pero intensos que proporcionan la naturaleza y o una copa de vino de calidad.

Como hace Juana, de Valdepeñas y como dijo Elton John en la primera estrofa de su canción del mismo título que el de este artículo: "No te quedes esperando/ No lo veas como si fuera para siempre/. Entre tú y yo sinceramente podría decir/ Que las cosas solo pueden ir a mejor".

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 2420 veces