Vilma Delgado
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La decisión de decantar o no un vino blanco es una de esas cuestiones que puede generar bastante debate entre aficionados y expertos en vinos. A menudo asociamos la decantación exclusivamente con los vinos tintos, especialmente aquellos que son más robustos y con cuerpo, para ayudar a suavizarlos y mejorar su expresión. Sin embargo, el vino blanco también puede beneficiarse de este proceso, aunque las razones y las circunstancias en las que se decide decantar un blanco difieren de las de un tinto.
Primero, hablemos de qué es la decantación y por qué se hace. La decantación es el proceso de trasvasar lentamente el vino de la botella a otro recipiente, generalmente un decantador. Hay dos razones principales para hacer esto: separar el vino de cualquier sedimento que pueda haberse formado y oxigenar el vino para realzar sus aromas y sabores.
En el caso de los vinos blancos, la formación de sedimentos no es tan común como en los tintos, especialmente en los blancos jóvenes, que son la mayoría de los que consumimos. Los sedimentos son más probables en vinos blancos de guarda, aquellos que han sido envejecidos durante varios años y, por tanto, pueden haber desarrollado sedimentos naturales. En estos casos, la decantación puede ser útil para asegurarnos de que el vino sea claro y brillante en la copa, libre de partículas que puedan afectar su textura o apariencia.
Pero quizás el aspecto más intrigante de la decantación de vinos blancos tiene que ver con su oxigenación. Al igual que con los tintos, algunos vinos blancos pueden beneficiarse enormemente de un poco de aire antes de ser consumidos. Esto es particularmente cierto para vinos blancos con un perfil más complejo y estructurado, como algunos Chardonnay barrica, blancos de la región de Borgoña, o incluso algunos Rieslings de edad. La oxigenación puede ayudar a abrir los aromas y sabores del vino, haciendo que la experiencia de beberlo sea más rica y matizada.
Sin embargo, no todos los vinos blancos deben decantarse. Los vinos jóvenes, frescos y afrutados, que se valoran por su vivacidad y notas crujientes, pueden perder parte de su encanto y carácter efervescente si se exponen al aire durante demasiado tiempo. La decantación de estos vinos, si se decide hacer, debería ser breve, justo antes de servir, para evitar que pierdan sus cualidades más atractivas.
Entonces, ¿cómo sabes si debes decantar un vino blanco o no? Considera primero el estilo y la edad del vino. Si es un vino blanco joven y fresco, probablemente no necesite decantación. Si es un vino más viejo y/o de un estilo que se beneficia de la oxigenación, la decantación puede mejorar su degustación. Como siempre en el mundo del vino, hay una cierta cantidad de preferencia personal en juego. Experimentar con y sin decantar te ayudará a descubrir cómo prefieres tus vinos blancos.
A modo de resumen, aunque la decantación es menos común con los vinos blancos que con los tintos, hay situaciones y estilos específicos de vino blanco que pueden beneficiarse de este proceso. Como con muchas cosas en el mundo del vino, no hay una respuesta definitiva aplicable a todos los casos, sino que depende de las características específicas del vino y de las preferencias personales.
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