Isabel Blanco
Viernes 06 de Agosto de 2021
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Manuel Villanueva, director general de contenidos de Telecinco, ha unido dos de sus grandes pasiones -el vino y la comunicación- para dar forma a un proyecto muy personal, la publicación de 'Palabra de vino'. Después de narrar sus 'corredurías gastronómicas' en Nius, las limitaciones de movilidad por la pandemia han impulsado la publicación de este ejemplar, en el que su autor comparte una botella de vino con 32 personajes de ámbitos como el deporte, el arte, la cultura, la literatura o la cocina, entre muchos otros.
Tenía un abuelo en Galicia que tenía unos pequeños viñedos, en los que cultivaba godello y albariño y, aunque desgraciadamente no pude probar sus vinos porque murió cuando yo tenía 14 años, su recuerdo se quedó impregnado en mi memoria. Cuando crecí y empecé a probar el vino, todo lo aprendido con él empezó a revivir en mi interior e incluso asimile una cierta épica idílica del vino. De hecho, el libro 'Palabra de vino' está dedicado a mi abuelo y a mi padre, quien, en su momento, fue un gran podador. El legado de mi abuelo se quedó en manos de mi tío, que elabora unos vinos blancos muy naturales y fáciles de beber. Y de esta forma empezó mi relación con el vino, que además está alimentada por esa curiosidad que nos caracteriza a todos los que nos dedicamos a la comunicación.
Hasta que llegó la pandemia todos los sábados narraba mis "corredurías gastronómicas" en Nius, periódico digital de Mediaset, por tanto cuando tuvimos que quedarnos en casa se me ocurrió mantener encuentros con amigos para tomar un vino a través de videollamada. Si lo piensas, es la idea más vieja del mundo. Así que empecé a quedar con ellos, les llamaba, elegíamos un vino, a veces ellos, otras yo y, en muchos casos, consensuado. Las conversaciones de esos momentos son las que han dado lugar a 'Palabra de vino'.
En el libro se cuentan historias muy bonitas como, por ejemplo, la de José Luis Mateo, un bodeguero de Verín cuyo padre era cantero y que tras estudiar marketing volvió a su tierra para recuperar uvas autóctonas de su zona. José Luis tiene un cierto aire de druida y sus viñedos se encuentran en un lugar en el que se realiza una viticultura casi imposible. También es muy bonita la historia de Blanca del Río, que representa una parte de la historia de España. En mi opinión, hay muchas historias muy bonitas en torno al vino, que además fluyen de forma más natural cuando el vino está de por medio.
Creo que la cocinera Begoña Rodrigo decía que "nuestra vida está escrita en el mostrador de la barra de un bar" y yo estoy convencido de que tiene razón. Ahora, por la pandemia, hemos estado muy limitados y hemos bebido más en casa durante los períodos de confinamiento. Es decir, en los últimos meses nos hemos visto obligados a adoptar un comportamiento que implica tener contactos burbuja, pero creo que volveremos a socializar y a escribir nuestra historia en la barra de un bar.
En mi opinión, la curiosidad por el mundo del vino siempre ha existido, solo que ahora probablemente la gente tiene más tiempo y puede indagar más sobre ello. En general, considero que a medida que pasa el tiempo, las personas buscan saber más sobre lo que comen y beben. Aunque no es lógico que se pida a los consumidores que sepan tanto sobre el producto que se les ofrece, lo importante debería ser disfrutar del vino. A mí me presentan vinos y los bebo, pero los que realmente saben de vino son los sumilleres, los bodegueros, los enólogos...
Recuerdo una escena maravillosa de la película Martin (Hache), en la que Federico Luppi, poniendo una botella de Vega Sicilia encima de la mesa, le dice a Juan Diego Botto: "si quieres probar algo bueno, prueba esto". Substrayéndonos de esta metáfora, a los consumidores hay que presentarles los vinos, que los conozcan, que los beban y si tienen curiosidad se les enseña su historia que aporta un gran valor. Al menos para mí lo bonito del vino es todo lo que tiene detrás: su relato, su paisaje, su historia... Todos los vinos tienen una historia.
En España han empezado a conocerse vinos que, en general, no eran conocidos por el público, como, por ejemplo, los vinos tintos gallegos -que ahora tienen cierto predicamento por su frescura y su facilidad para beberlos-. A lo largo de la historia siempre hubo vinos que eran más comprendidos fuera de España que en el propio país y, poco a poco, esa pedagogía ha ido penetrando en los consumidores. Cada vez hay más interés por conocer vinos que no se conocían, como los ecológicos y los naturales. Sin duda, hay una cierta narrativa en torno a estos vinos. En el futuro creo que, aunque con esa lentitud que caracteriza el vino, se descubrirán nuevos matices, productos, etc.
Cada vez se fomenta más el enoturismo, que encierra la historia de un paisaje, de una tierra, de un viñedo, de una bodega o de un bodeguero. Poco a poco, se ha ido profundizando más en ello. Decía Wenceslao Fernández Flórez que "las personas cuando quieren diversidad, viajan" y verdaderamente yo estoy convencido de ello, cuando una persona busca conocimiento y diversidad, viaja para encontrarlo. Así que como nunca se termina de aprender, tampoco nunca se termina de viajar.
Bajo mi experiencia las bodegas y las denominaciones de origen han hecho un esfuerzo importante por promocionar las distintas zonas vitivinícolas y su entorno. Después, por supuesto, cada bodega tiene su historia y tiene que contarla. En mi opinión, el sector ha hecho un esfuerzo apreciable por establecer un relato.
Ahora mismo el enoturismo vive un momento delicado por las limitaciones a la movilidad, pero ya hay muchas iniciativas con los motores encendidos para reiniciar el camino. En cuanto a su futuro, considero fundamental que el vino represente un paisaje, una tierra...un alma. Como bien dice Pitu Roca, "los vinos reflejan a quienes lo hacen" y esto hay que contarlo. En Galicia hay un dicho que dice "que nadie se vaya sin comer, sin beber y sin que le hayan contado un cuento". En mi caso, vivo en el mundo de la comunicación, y por tanto, de contar historias, así que sostengo que el enoturismo también tiene que contar un cuento porque en relación con el vino hay muchas historias que rescatar.
El vino español, paso a paso, ha crecido mucho hasta asentarse en muchas mesas fuera de España. Solo tenemos que ver las puntuaciones Parker, que recientemente señalaban a un vino tinto español como el mejor del mundo. Sin duda, el vino español goza de una gran reputación fuera de nuestras fronteras y además compite muy bien en otros mercados respecto a los vinos de otros países. De hecho, las cifras de exportación de los últimos años muestran un crecimiento cuantitativo.
En cuanto a su relación con la gastronomía, como decía Álvaro Cunqueiro en el prólogo de 'La cocina cristiana de occidente', "sin vino no hay comida, y sin comida no hay salvación ni en esta vida ni en la otra", por tanto creo que vino y comida van de la mano y además dan lugar a un maridaje perfecto.
En el mundo del vino el aprendizaje es constante porque todos los vinos tienen historia, al igual que todos los bodegueros...algunos porque vienen de una larga tradición, otros porque han dado un giro enorme a su vida, otros porque apuestan por un proyecto empresarial o circunstancial... Lo que he aprendido es que siempre hay una historia detrás del vino y que a su alrededor siempre hay una conversación, siempre hay palabras.
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