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Los rituales del vino, originados por la larga historia y cultura de esta bebida, se han convertido en un arma de doble filo en la sociedad actual, que demanda sencillez y claridad.
La complicación a la hora de consumir el vino, con procedimientos complejos, no hace otra cosa que confundir al consumidor que en ocasiones opta por bebidas más sencillas.
Como nos explican desde el portal especializado Compra-Vino.com, gran parte de esta confusión se origina en creencias populares que circulan sobre el vino, que todos hemos escuchado en más de una ocasión, y que son totalmente falsas.
Veamos cuales son las 'leyendas urbanas' con las que nos encontramos cada día en el mundo del vino.
1. "El vino mejora con los años"
Una vez comprado, el 95% de los vinos NO mejora con los años. El 4% de los vinos puede mejorar algo en los próximos tres a cinco años, y sólo uno de cada 100 vinos puede mejorar con el tiempo y en la mayor parte de los casos no más de 10 años, tiempo a partir del cual inician su declive.
Muchos son los posibles motivos del que probablemente es el mayor mito del vino. A saber, la confusión entre la guarda en bodega (crianza) con la guarda en botella (periodo de consumo) una vez adquirido, la imagen generada en los medios con los vinos de coleccionistas que se compran y se venden en las grandes subastas (y nunca se beben), o incluso el género literario que ha acuñado esta expresión como metáfora para expresar la buena salud de una persona de edad.
Cuando una bodega pone un vino a la venta es porque considera que ya se puede beber, o como mucho guardar unos pocos años.
2. "El tinto es para carne, el blanco para pescado"
Este es otro tópico muy extendido, que no siempre es cierto. Hoy sabemos que la combinación del vino con el plato no depende del color, sino de la capacidad de éste en maridar con la comida, entendiendo maridaje como la cualidad del vino de potenciar el alimento, al preparar las papilas gustativas para estimular los sabores.
En este sentido el maridaje busca la mejor combinación entre acidez, sal, tanicidad del vino y grasa del alimento. La clave para obtener el mejor partido del vino con una comida, o la comida con el vino, es comprender los componentes básicos del plato. A veces el maridaje no es otra cosa que probar.
3. "El vino rosado es para mujeres"
No existen vinos para mujeres, ni vinos para hombres. El vino rosado tiene fama de ser un vino poco exigente, fácil de beber y de peor calidad. En estos casos, más que un mito se trata de una estupidez, o un machismo, que no merece mayor explicación. Existen rosados de excelente calidad, complejos, e ideales para acompañar todo tipo de comidas.
4. "A mi dame un crianza, o un reserva"
Cabe destacar que aquí no hablamos del periodo de consumo del punto primero anterior, sino del método de elaboración en la bodega, es decir si el vino ha sido envejecido o no antes de salir a la venta.
No cabe duda de que existen grandes vinos crianza, reserva y gran reserva. Tampoco hace falta decir que existen pésimos vinos crianza, reserva y gran reserva. Hay vinos jóvenes que son auténticas "explosiones de sabor", cálidos, potentes y de taninos maduros. Y vinos "reserva" que poseen un tanino verde, maderizados, y descompensados.
El método de elaboración, en cuanto a la crianza, puede condicionar su consumo: el maridaje, la ocasión, las preferencias,... pero en ningún caso la calidad del vino.
5. "Los vinos caros son buenos"
Es lógico pensar que un producto de mayor precio es mejor que uno más barato, pero si esto no siempre es verdad en la mayoría de mercados, lo es aún menos en el del vino. Es posible encontrar vinos a precios asequibles de alta calidad. El precio de las botellas de un vino en ocasiones es cuestión sólo de los costes añadidos propios de cualquier producto de lujo: exclusividad, 'marketing', publicidad...
6. "El vino espumoso con el postre"
Es habitual usar el Champagne o el cava para brindar en los postres pero esto es, precisamente, lo peor que podemos hacer. En los postres sería mejor utilizar un vino dulce. Realmente un buen vino espumoso, por su finura y, especialmente, si son brut o extra-brut (es decir, secos, sin azúcar), se deberían tomar al inicio de una buena comida, con los aperitivos, para ser apreciados mejor.
7. "Los buenos vinos vienen con tapón de corcho"
Este es un mito que no haría falta explicar. Evidentemente los tapones de las botellas no afectan a la elaboración del vino, ni siquiera a su posterior guarda en botella, que como hemos dicho debería ser la menor posible. Se trata más bien de un condicionante psicosomático, originado en la tradición y la cultura del vino.
Sin menoscabo de los excelentes tapones de corcho, cualquier vino se puede conservar perfectamente con tapones de rosca o de plástico, y no son necesariamente vinos de peor calidad.
La única excepción sería ese 1% de vinos que podemos guardar por periodos superiores a los cinco años y que requieren tapón de corcho para su micro-oxigenación y correcta evolución en botella.
8. "El vino blanco se sirve frío, el tinto del tiempo"
El vino debe servirse a la temperatura que índica la bodega y ésta no suele coincidir nunca con la temperatura ambiente. Habitualmente en los hogares solemos estar a unos 20-25 ºC con climatización, o incluso más en verano. No conviene tomar un vino tinto por encima de los 17 ºC, ya que aumenta la sensación de alcohol. Es más, los vinos jóvenes, tanto tintos como rosados o blancos, deben consumirse más frescos (a entre 10 y 12 ºC), mientras que los espumosos, al contener gas carbónico, deben tomarse aún más fríos: a entre 6 y 8 ºC.
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