Abraham Muinelo
Miércoles 14 de Marzo de 2018
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Aunque Aristóteles, allá por el 300 a.C., creía que el corazón era el centro rector de las emociones y las sensaciones, sabemos que el cerebro es el epicentro de nuestro sistema nervioso y que controla nuestros movimientos, pensamientos, memorias y decisiones.
A pesar del desarrollo del neocortex cerebral, somos seres menos racionales y mucho más subjetivos de lo que creemos. Así pues, conocer algunos de los mecanismos rectores del funcionamiento del cerebro, nos ayudará, dentro de nuestras limitaciones, a tomar mejores decisiones.
Antes de valorar el evento, cabe comentar que partiré de una base comparativa, ya que asistí en París, Nueva York y Burdeos, a conferencias en materia de neurología y neurociencia aplicada al vino. Un ejemplo fue la impartida en Burdeos por el Dr. Gabriel Lepousez, del Institute Pasteur de Paris, en el que también aportó su experiencia Philippe Faure-Brac.
Dr. Gabriel Lepousez, Institute Pasteur de Paris, Abraham Muinelo (IWS Consultores) y Philippe Faure-Brac, best sommelier of the world 1992
Es por ello que, tras asistir a Wine & Brain, el primer fórum internacional de neurociencia enológica, me llamó gratamente la atención que un evento pionero en España alcanzase un nivel organizativo tan elevado, incluyendo el público y los ponentes.
A quienes les interese la neurociencia del vino, les recuerdo mi artículo titulado "cómo el precio del vino influye en nuestro cerebro", publicado por Vinetur, revista que muestra una clara vocación por la innovación y la divulgación de la cultura del vino. En aquel capítulo, explicaba el funcionamiento del cerebro en relación al precio, la etiqueta y las influencias externas, mostrando cómo la sensación de placer generada por los mecanismos de recompensa cerebral hacen que el factor precio afecte a nuestra percepción organoléptica. Sí, estimados lectores, el cerebro nos engaña.
Ponencias destacadas en Wine & Brain
Aunque fue un evento realmente equilibrado, ya que todas las ponencias aportaron un notable valor, especial interés tuvieron las conclusiones del experimento "Catador profesional Vs. inexperto" en el que, contrariamente a lo esperado, se mostraban ciertas disonancias sensoriales, objeto de la deformación profesional, del catador pro en algunos apartados.
También cabe subrayar la ponencia de Antonio Tomás Palacios, de Excell Ibérica, que mostró diferentes tipos de consumidor, así como una serie de reflexiones sobre lo que consideramos "natural". En un sector cuyos eventos -generalmente patrocinados por grandes grupos- se encuentran bajo el yugo de lo políticamente correcto, enviar mensajes que promuevan el pensamiento crítico, son dignos de mención.
Antonio Tomás Palacios de Excell Ibérica
Otro dato positivo de Wine & Brain es que promovió una participación activa, real y sincera de los asistentes, aspecto del que adolecen otros eventos en los que es frecuente que varias preguntas se otorguen estratégicamente entre asistentes relacionados con patrocinadores y organización para que así los ponentes se luzcan en las respuestas. Un 10 para el fórum en ese aspecto.
Conclusiones y reflexiones
Sobre el evento en sí, podéis leer este completo artículo, por lo que en la presente entrada me limito a valorar lo positivo de iniciativas como el Fórum Internacional de neurociencia enológica y a desarrollar un análisis constructivo que invite a la reflexión.
Huelga decir, que aunque nuestro país no se caracteriza precisamente por la retención de talento, ni por el apoyo a la investigación, en España existen ponentes e investigadores de solvencia que deberían ser valorados para próximas ediciones.
A título anecdótico, comentar que hace unos meses asistí a una conferencia en EE.UU., en el que destacaban a un experto estadounidense, cuando en realidad su experimento parecía una réplica, con algunas variantes cosméticas, de los experimentos del profesor Brochet, de la Universidad de Burdeos. Valorando que en su momento, el California Tech Institute, usando escáneres cerebrales de última generación, hizo un gran trabajo para comprobar cómo reaccionaban diversas áreas del cerebro en función de los estímulos, en otros casos, la novedad y/o las metodologías propuestas son cuestionables, por lo que no debemos considerar argumentum ad verecundiam, cualquier estudio científico por el mero hecho de que nos llegue de universidades británicas o estadounidenses.
En este aspecto, cabe recordar que al igual que en los premios del vino existen intereses económicos, en el mundo académico, además, existe una gran competitividad por lo que también es frecuente el uso de estrategias de mercadotécnia que favorezcan el efecto halo. No obstante, en el caso que nos ocupa, Wine & Brain, debemos subrayar que las ponencias de las universidades de Oxford y de Londres, fueron muy interesantes.
En España, en las dos últimas décadas, experimentamos un notable desarrollo del interés por la cultura del vino en todas sus variantes. Ya no prima el mero bebedor social y cada vez tiene menor peso el aspiracional -deslumbrado por frases grandilocuentes o por los puntos Parker o Wine Spectator-, consumidor que en algunos casos no distinguiría un vino dulce de Jerez de un Chateau Climens de Barsac. El consumidor del siglo XXI es menos manipulable. Es curioso y quiere saber, informarse, lo cual abre un abanico de interesantes sinergias para todas las partes.
"Una idea fija, siempre parece una gran idea, no por ser grande, sino porque llena todo un cerebro" (Jacinto Benavente)
Gloria Vallés (Winestyle Travel), Abraham Muinelo (CEO IWS Consultores) y Sandra Kaya
Es por ello que debemos aprovechar estas ventajas competitivas, promoviendo el I+D+i, y la divulgación del conocimiento, valorando la formación solvente, aquella basada en conocimientos contrastados y veraces, más allá de la creación, vía publicitaria, de gurúes con pseudotítulos de pago y barnizados con anglicismos.
Otro ejemplo de la evolución en el sector, es que a comienzos del 2017, al regresar de un congreso internacional en el que constaté el interés de las personas en áreas de neurociencia y vino, propuse a un conocido grupo bodeguero el patrocinio de un evento el cual me encargaría de organizar, ya que podría incluir a interesantes ponentes, nacionales e internacionales. La propuesta quedó en "stand by", posiblemente porque esa idea, emanada de un ingeniero, MBA y doctorando en económicas español, tiene menos impronta que la de otra persona que se presente como "coach & business developer". Aunque lo comento en tono de humor, es un dato representativo que os dejo para la reflexión.
Así pues, es enriquecedor que se lleven a cabo iniciativas como el Brain & Wine, ya que es indicativo de; 1) el interés por el conocimiento, 2) el desarrollo de la cultura del vino y 3) la visión de algunas bodegas que destacan en un sector hierático y aún caracterizado por la mentalidad del siglo XX.
Por tanto, toda propuesta de calidad que ayude a promover el vino como cultura y que ponga en valor los aspectos mencionados y la información al consumidor, más allá de la mera promoción del consumo bajo manidos argumentos "bebe mis vinos con personalidad" o "la D.O. de moda", merecen ser destacados. Y, sin duda, Wine & Brain, ha llegado para quedarse.
Gracias a la organización por su invitación y mis felicitación a organizadores, a Javier Pagé, CEO de Codorniú, así como a presentadores y ponentes, destacando a Daniel Low, de la Fundación INECO de Argentina, Qian Janice Wang, Charles Spence de la University of Oxford, Barry Smith, de la University of London, Antonio Tomás Palacios de Excell Ibérica, Ferran Centelles, de El Bulli Foundation y Josep de Haro Licer.
Para concluir, ya que nos encontramos inmersos en este maravilloso y complejo órgano, me gustaría recordar que reír requiere la intervención de 5 áreas del cerebro.
Esperando que las reflexiones hayan sido de vuestro interés, y destacando la historia y el inmenso patrimonio vinícola que podemos disfrutar en nuestro país, recibid, una vez más, un fuerte abrazo.
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