Viernes 19 de Septiembre de 2025
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El consumo de vino en España se mantuvo estable durante los últimos doce meses, según el informe sectorial de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) elaborado con datos del INFOVI (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). Entre agosto de 2024 y julio de 2025, el consumo aparente alcanzó los 9,75 millones de hectolitros, es decir un consumo muy cercano a la cota de los 1.000 millones de litros. Además, esta cifra supone una variación mínima respecto al periodo anterior, con solo 2.319 hectolitros menos consumidos, lo que pone de manifiesto la capacidad del sector español para sostener el consumo en tiempos difíciles. El cierre de la campaña 2024/25 confirma esta tendencia. De hecho, febrero de 2025 registró una caída puntual del 20% en el consumo estimado, lo que afectó al resultado global del año.
El análisis interanual de la OIVE muestra que desde finales de 2021 y durante todo 2022, la inflación y el aumento de los precios del vino provocaron una contracción en el consumo. A partir de 2023 y sobre todo en 2024, la estabilización de los precios permitió que el consumo se mantuviera sin grandes cambios. En 2025, esta estabilidad continúa.
Por canales de venta, los datos más recientes proceden de Nielsen IQ y cubren el mismo periodo interanual hasta julio de 2025. Las ventas en volumen en alimentación y hostelería descendieron un 0,9%. En cambio, las ventas en valor aumentaron un 1,7%, debido a que el precio medio subió hasta los 5,16 euros por litro, un incremento del 2,6% respecto al año anterior. En cifras absolutas, las ventas en estos dos canales sumaron 6,31 millones de hectolitros y generaron unos ingresos totales de 3.257,9 millones de euros.
Existe una diferencia entre el volumen total estimado por INFOVI (9,75 millones de hectolitros) y el reportado por Nielsen IQ para alimentación y hostelería (6,31 millones). Esta diferencia corresponde a otros canales no auditados habitualmente por empresas especializadas. Entre ellos figuran vinotecas, clubs de vinos, portales online, ventas directas desde bodegas o autoconsumo. Estos canales suman unos 3,44 millones de hectolitros y muestran una tendencia positiva del 1,7% en este periodo.
Si se analiza cada canal por separado, Nielsen IQ indica que las ventas en alimentación cayeron un 2,7% en volumen hasta los 4,05 millones de hectolitros. Por su parte, la hostelería aumentó un 2,4% hasta los 2,26 millones. En términos económicos, las ventas en alimentación bajaron un leve 0,1% hasta los 1.820 millones de euros. La caída en volumen fue mayor (-2,7%), lo que implica un nuevo aumento del precio medio hasta los 4,49 euros por litro. En hostelería las ventas crecieron un 4% en valor hasta los 1.437 millones de euros (+55 millones), con un aumento del precio medio del 1,6%, situándose en los 6,37 euros por litro.
El precio medio del vino ha subido progresivamente en España durante los últimos años. Este fenómeno se debe tanto a la mayor presencia de vinos con valor añadido como al efecto reciente de la inflación. Si se descuenta el efecto inflacionario (calculando valores deflactados), el valor total de las ventas (alimentación + hostelería) caería un 1%, situándose en los 2.635 millones de euros frente al crecimiento nominal del 1,7%. El precio medio deflactado bajaría un ligero 0,1% hasta los 4,18 euros por litro.
En cuanto a la evolución por categorías según Nielsen IQ para el periodo analizado (TAM Jun-Jul 25), todas crecieron en valor salvo el vino con Indicación Geográfica Protegida (IGP), que perdió un 1%. El “vino resto” creció un 8%, mientras que los vinos con Denominación de Origen Protegida (DOP) subieron un 1,9%, los vinos sin IGP aumentaron un 0,8% y los espumosos un 0,5%. En volumen hubo descensos: vinos sin IGP (-2,9%), vinos con IGP (-0,8%) y espumosos (-1%). Solo el vino con DOP creció ligeramente (+0,2%), gracias al impulso registrado en hostelería (+2,6%), ya que perdió terreno en alimentación (-1,6%).
El vino con DOP es el más consumido en España: representa el 57% del volumen y el 72% del valor total vendido en alimentación y hostelería (3,64 millones hl y unos ingresos de más de 2.355 millones). Estas cuotas han aumentado respecto a años anteriores. Los vinos espumosos suponen solo el 7% del volumen pero alcanzan el 11% del valor total debido a su mayor precio medio (más de siete euros por litro). Los vinos sin indicación geográfica representan casi un tercio del volumen total pero solo el 11% del valor.
Por canales específicos: en hostelería predomina claramente el vino con DOP (80% del valor facturado y casi el 69% del volumen). Los vinos sin indicación suponen cerca del 22% del volumen pero menos del nueve por ciento del valor total; los espumosos representan menos del cuatro por ciento del volumen pero superan el cinco por ciento del valor económico generado.
En alimentación la presencia relativa del vino con DOP es menor: supone dos tercios del valor facturado y poco más de la mitad del volumen vendido. Los vinos sin indicación tienen mayor peso aquí: representan más del doce por ciento del valor y un tercio del volumen total comercializado.
Las variaciones entre categorías dependen mucho del canal analizado. Por ejemplo: los vinos con DOP aumentaron tanto en valor como en volumen dentro de hostelería pero retrocedieron ligeramente en ambos aspectos dentro de alimentación. Los vinos con IGP crecieron solo en hostelería (+2%) pero cayeron notablemente en alimentación (-7% volumen; -5% valor). Los espumosos subieron en hostelería (+4%) aunque bajaron su facturación (-3%) mientras que en alimentación crecieron levemente (+1%) pero perdieron algo de volumen (-2%).
En cuanto a precios medios: todos los tipos subieron durante este periodo salvo los espumosos dentro de hostelería (-7%). El precio medio es siempre superior en hostelería respecto a alimentación: supera los nueve euros/litro para espumosos y ronda los siete euros/litro para vinos con DOP; mientras que para vinos sin indicación apenas llega a dos euros/litro.
La diferencia entre ambos canales es clara: el precio medio general es casi un cuarenta por ciento superior en hostelería frente a alimentación; para algunas categorías como vinos sin indicación esta diferencia supera incluso el cincuenta por ciento.
La conclusión global es que la estabilización reciente viene acompañada por una subida moderada pero constante de precios medios nominales; si se descuenta la inflación esta subida desaparece e incluso se observa una ligera caída real desde mediados de 2021 aunque hay cierta recuperación desde finales de 2022.
La estructura actual muestra una preferencia clara por vinos con DOP especialmente fuera del hogar; mientras tanto persiste una diferencia importante entre canales tanto en precios como en composición por categorías vendidas.
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