Viernes 20 de Junio de 2025
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La 23ª Asamblea General de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) se celebró este viernes, 20 de junio, en Chisináu, República de Moldavia. El evento reunió a más de 500 participantes procedentes de 41 países, quienes asistieron durante cinco días al 46º Congreso Mundial de la Viña y el Vino. En total, se presentaron más de 300 ponencias científicas y se organizaron 13 visitas técnicas en diferentes puntos del país.
Durante la jornada final, la Asamblea General aprobó 14 resoluciones que afectan a los ámbitos de viticultura, enología, economía, derecho, seguridad y salud. La OIV, como organismo intergubernamental científico y técnico, mantiene su papel central en la coordinación y orientación del sector internacional del vino.
En materia de viticultura, la OIV definió el zumo de uva reconstituido con valores específicos de Brix: 16° para la especie Vitis vinifera y 14° para Vitis labrusca. Esta definición complementa las ya existentes sobre productos vitivinícolas y se alinea con las normas del Codex Alimentarius. Además, se aprobaron recomendaciones para evitar la introducción y para erradicar o contener epidemias de Flavescencia dorada en viñedos. Estas medidas incluyen acciones profilácticas en territorios libres de la enfermedad, así como control y vigilancia en zonas donde ya se ha detectado.
En el ámbito enológico, se amplió el uso del ácido fumárico al mosto para controlar bacterias lácticas responsables de la fermentación maloláctica. Esta práctica permite reducir el uso de dióxido de azufre y preservar la acidez málica. Sin embargo, su aplicación puede afectar negativamente a la fermentación alcohólica en casos concretos.
La OIV también incorporó nuevos métodos analíticos al Código Internacional de Prácticas Enológicas. Entre ellos figura un procedimiento para determinar las proporciones isotópicas del ácido tartárico mediante espectrometría de masas. Este método ayuda a identificar si el ácido tartárico es natural o sintético y contribuye a garantizar la trazabilidad del producto. De igual modo, se adoptó un método similar para el quitosano, permitiendo diferenciar su origen entre fuentes fúngicas o crustáceos.
En cuanto a los métodos de análisis, se aprobó una técnica para medir la acidez total en zumos y néctares de uva mediante titulación potenciométrica o con azul de bromotimol como indicador. Además, se introdujeron dos métodos microbiológicos basados en citometría de flujo para contar células vivas, estresadas o muertas de levaduras tanto en mostos como en cultivos seleccionados. Estos procedimientos ofrecen información relevante sobre la viabilidad celular y las dinámicas fermentativas.
La OIV también adoptó directrices para evaluar las propiedades fermentativas y metabólicas de cepas de Saccharomyces cerevisiae en medios sintéticos. Este protocolo estandarizado facilita la comparación directa entre laboratorios y complementa resoluciones anteriores sobre caracterización de levaduras vínicas.
En relación con los concursos internacionales de vinos y bebidas espirituosas, los Estados miembros acordaron revisar las hojas de puntuación utilizadas por los catadores internacionales. Los cambios buscan mejorar la claridad, compatibilidad digital y fiabilidad en competiciones con gran número de muestras. Se redefinieron descriptores para lograr evaluaciones más precisas.
En el área económica y legal, la OIV modificó su norma internacional sobre etiquetado de bebidas espirituosas procedentes del sector vitivinícola. Ahora incluye especificaciones sobre la presentación opcional del listado de ingredientes y declaración nutricional según lo exijan las normativas nacionales. Los Estados miembros pueden exigir que esta información figure obligatoriamente o autorizar su inclusión mediante etiquetas electrónicas. En todos los casos deben indicarse sustancias que puedan causar alergias o hipersensibilidad si permanecen en el producto final.
Durante la Asamblea General se entregaron cuatro distinciones al mérito OIV a personalidades que han realizado aportaciones relevantes al sector.
Gheorghe Arpentin (Moldavia), profesor universitario y director I+D en Purcari, recibió el reconocimiento por su trayectoria desde 1984 e implicación nacional e internacional.
Christiane Blum (Luxemburgo) fue premiada por casi tres décadas dedicadas a grupos expertos y comités técnicos dentro de la organización.
Ann Mohlén Årling (Suecia), experta legal vinculada a la Agencia Alimentaria sueca, ha influido en la legislación europea sobre vino durante más de veinte años defendiendo los intereses del consumidor.
Ricardo F. Nuñez (Argentina), fundador del grupo Vinos de La Luz, fue reconocido por su labor innovadora, educativa y humanitaria en cinco países productores.
La celebración del Congreso Mundial y la Asamblea General ha situado a Moldavia como punto clave para el debate científico-técnico sobre viña y vino este mes de junio. Las resoluciones adoptadas marcan nuevas pautas para productores, investigadores e instituciones vinculadas al sector vitivinícola internacional.
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(PDF)Resumen Resoluciones 23ª Asamblea General OIV (en Español) |
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