Un encuentro gastronómico de altura: Lorea y Hilo Negro en una cena maridaje inolvidable

Una experiencia sensorial que fusiona la técnica y el terroir mexicano

Escrito porAna Sofía

Lunes 14 de Abril de 2025

Compártelo

Leído › 941 veces

La alta gastronomía y la enología mexicana se dieron la mano en una cena exclusiva que reunió la creatividad culinaria de Lorea con la elegancia de los vinos de Hilo Negro. Durante una velada irrepetible, los invitados fueron testigos de un diálogo entre sabores y texturas donde cada platillo encontró su pareja ideal en una copa de vino.

El chef Oswaldo Oliva y su equipo diseñaron un menú que desafió lo convencional, explorando ingredientes poco usuales y combinaciones sorprendentes. Cada tiempo se acompañó con una etiqueta de Hilo Negro, resaltando la complejidad y equilibrio de cada bocado.

La experiencia comenzó con un chile relleno con aderezo de mantarraya e ikura, fetela de chorizo marino y chicharrón, maridado con Invisible, un vino de tonos amarillo pálido con reflejos verdes, donde las notas cítricas de pomelo y manzana verde armonizaron con la intensidad del plato.

El siguiente tiempo presentó una tostada de atún con pozole verde, rábanos y orégano, realzada por la mineralidad de Invisible, que aportó frescura y persistencia en boca, permitiendo que cada ingrediente brillara.

Para el tercer tiempo, el protagonismo lo tuvo un taco de picaña con poro, maridado con Tiara, un tinto rojo violáceo con intensas notas de frutos rojos, caramelo y vainilla. Sus taninos suaves y acidez equilibrada aportaron estructura al platillo, creando una combinación de gran profundidad.

La contundencia llegó con la birria con puré de haba y su jugo de cocción, un plato con gran carga umami que encontró su pareja perfecta en Ribeteado, un tinto de color cereza intenso con matices de cedro, especias y chocolate. Su permanencia larga y su retrogusto aromático reforzaron los sabores de la birria con una armonía impecable.

Para cerrar con broche de oro, un pan de plátano con helado de caramelo cerró la velada con notas dulces y aterciopeladas, dejando un recuerdo inolvidable en el paladar de los asistentes.

La cena maridaje entre Lorea e Hilo Negro fue un homenaje a la creatividad, la técnica y la expresión del terroir mexicano. Una experiencia sensorial que reafirma la importancia de la cocina y el vino como formas de arte en constante evolución.

Un artículo de Ana Sofía
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 941 veces

Tendencias

Más Tendencias