Producción mundial de vino toca fondo en seis décadas

La OIV enciende las alarmas: Producción de vino en mínimos históricos por el cambio climático

Miércoles 16 de Octubre de 2024

Compártelo

Leído › 2426 veces

La producción mundial de vino en 2024 se aproxima a uno de sus niveles más bajos en seis décadas, según las estimaciones de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). La institución, que presentó sus proyecciones preliminares durante su 45º congreso en Dijon, Francia, señaló que la cifra de este año podría ser inferior a los 250 millones de hectolitros. Estas previsiones se fundamentan en los datos de los principales países productores, que abarcan aproximadamente el 75% de la producción mundial, incluyendo a Italia, España, Francia, Estados Unidos y diversas naciones del hemisferio sur.

El director general de la OIV, John Barker, indicó que las condiciones climáticas adversas han sido una vez más un factor determinante para la baja producción. En 2023, el volumen global fue de 237 millones de hectolitros, el más reducido desde 1961. Las causas de este descenso incluyeron sequías, olas de calor, heladas tempranas e inundaciones, fenómenos que han persistido en 2024, afectando especialmente a algunas de las principales regiones vinícolas del mundo. Aunque la OIV proporcionará estadísticas más detalladas hacia finales de noviembre, con motivo de su centenario, la tendencia de un nivel de producción bajo parece consolidarse.

En términos regionales, algunos países que sufrieron grandes dificultades en 2023 han mostrado una leve mejoría en 2024, pero continúan por debajo de sus promedios históricos. Este es el caso de España, Italia, Australia y Argentina, que han registrado una producción algo mayor que la del año anterior, pero sin alcanzar los volúmenes habituales de sus cosechas. Sin embargo, otras naciones han experimentado una situación más crítica. Francia, por ejemplo, ha sido muy afectada por lluvias excesivas, y Chile, que en 2023 ya había registrado un leve descenso, ha visto empeorar sus condiciones este año.

El impacto del cambio climático es uno de los temas centrales de este congreso, donde se subraya la creciente vulnerabilidad del sector ante fenómenos meteorológicos extremos. La variabilidad en la producción de vino es algo habitual, dado que depende de factores naturales, como recordó Barker, mostrando un gráfico de la evolución de la producción mundial en los últimos 100 años, caracterizado por variaciones constantes. Sin embargo, en las últimas tres décadas, la producción solía moverse entre 250 y 300 millones de hectolitros, con la capacidad de las distintas regiones para compensar las pérdidas de otras.

El hecho de que en 2023 el volumen global cayera por debajo de este umbral mínimo marca un punto de inflexión. La reducción de la producción se atribuye en gran parte al impacto del calentamiento global, que altera los patrones climáticos de forma imprevisible y genera problemas importantes para los viticultores. En este contexto, la OIV y los expertos del sector han señalado que el cambio en los patrones de consumo también juega un papel importante. Las preferencias de los consumidores han evolucionado, con un creciente interés por nuevos mercados y productos, lo que podría influir en la demanda futura de vino.

La incertidumbre climática y la transformación de los mercados plantean un escenario complejo para los próximos años. Si bien algunos países productores han logrado adaptarse de manera parcial a estas nuevas condiciones, la caída sostenida en los niveles de producción mundial de vino refleja una mayor presión sobre la capacidad del sector para mantener su estabilidad. Las cifras definitivas de la OIV a finales de año ofrecerán una visión más detallada de la situación, pero las perspectivas actuales subrayan la importancia de adaptarse a los efectos del cambio climático y a las tendencias de consumo emergentes.

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 2426 veces