De la Revolución de Mayo a la Revolución del Vino Argentino

Argentina transforma su vitivinicultura con criptomonedas, malbecs únicos y envases sostenibles

Sábado 25 de Mayo de 2024

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El 25 de mayo, Día de la Revolución de Mayo en Argentina, no solo se celebra la independencia del país, sino también la rica tradición vitivinícola que ha evolucionado a lo largo de los años. Este día invita a disfrutar de platos típicos y vinos de todas las regiones, mientras se reflexiona sobre las transformaciones que están redefiniendo el sector vitivinícola argentino. La innovación, el turismo, las criptomonedas respaldadas en vino, la exploración de nuevas expresiones del Malbec y los envases sostenibles están marcando un camino hacia un futuro más prometedor y dinámico.

La innovación en la vitivinicultura argentina es evidente en cada etapa del proceso, desde la viña hasta el consumidor final. Un ejemplo notable es el de la familia Azcona en San Juan, que ha desarrollado el único Chardonnay tinto del mundo, conocido como "Marciano Negro". Este vino es el resultado de cuatro años de investigación y desarrollo. Martín Azcona explica que el vino es un 100% Chardonnay elaborado como un vino naranjo, criado primero durante un año en barrica y luego otro año en una barrica que previamente había contenido Malbec, aportándole solo el color. Este enfoque innovador demuestra cómo la viticultura argentina se atreve a romper con lo convencional y explorar nuevas fronteras.

El Malbec, la cepa emblemática de Argentina, sigue siendo un motor de innovación y exploración. Karim Mussi y su equipo han decidido llevar esta cepa a nuevos límites al elaborar Malbecs con el mismo protocolo en tres regiones distintas: Valle Calchaquí, Valle de Uco y Alto Valle de Río Negro. Esta iniciativa busca resaltar cómo el terruño influye en el carácter del vino, ofreciendo distintas expresiones del Malbec que reflejan la diversidad geográfica y climática de Argentina. Mussi destaca que esta exploración no solo enriquece la oferta de vinos, sino que también fortalece la identidad del Malbec en el panorama internacional.

El enoturismo en Argentina ha crecido de manera significativa en los últimos años, convirtiéndose en un componente básico para el desarrollo económico y la promoción de la cultura vitivinícola del país. Según datos de la Corporación Vitivinícola Argentina, en 2023 el enoturismo generó más de $266.475 millones, con bodegas y viñedos recibiendo 2.775.000 visitas, de las cuales alrededor del 20% fueron de turistas extranjeros. Julia Zuccardi, de Bodega Santa Julia, subraya que el enoturismo ha permitido a las bodegas ofrecer experiencias gastronómicas y culturales únicas, atrayendo tanto a visitantes locales como internacionales. Este auge ha impulsado la creación de hoteles boutique, restaurantes gourmet y diversas experiencias vinculadas al vino, consolidando a Argentina como un destino de enoturismo de primer nivel.

La integración de las criptomonedas en la industria del vino es una de las innovaciones más sorprendentes y prometedoras. Mike Bravo, propietario de la bodega Costaflores, lidera el proyecto OpenVino.org, que ha lanzado la primera criptomoneda respaldada por vino. Bravo explica que OpenVino proporciona a las bodegas herramientas para crear criptoactivos respaldados en vino mediante la tokenización. Este sistema no solo ofrece una nueva forma de comercialización, sino que también garantiza transparencia y trazabilidad en la producción y venta de vino. Los consumidores pueden participar activamente en el proceso, creando NFTs personalizados que representan su interacción con el vino, lo que añade una capa adicional de engagement y fidelidad al producto.

La sostenibilidad también juega un papel clave en la evolución de la vitivinicultura argentina. El proyecto 4m3.bio, liderado por Mike Bravo, se enfoca en la producción de biopackaging. Este proyecto utiliza restos de poda y otros subproductos del viñedo, inoculados con micelio, para crear un material biodegradable. Bravo señala que las bodegas pueden "cultivar" sus propias cajas, reduciendo significativamente los residuos y ofreciendo empaques compostables. Esta iniciativa promueve prácticas más sostenibles y reduce el impacto ambiental de la industria del vino.

El modelo asociativista ha sido una estrategia exitosa en Argentina, con Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícola de Argentina) a la vanguardia. Fecovita agrupa a 5.000 productores en 29 cooperativas, ofreciendo un amplio portafolio de vinos que se adaptan a diferentes mercados y preferencias. Marcelo Federici comenta que la empresa ofrece vinos en diversos formatos, como botellas, bag in box, tetrabrik y latas, adaptándose a las necesidades de los consumidores. La introducción del vino en lata ha sido especialmente exitosa, proporcionando una opción práctica y refrescante para un público joven y dinámico.

La vitivinicultura argentina está en un estado de constante evolución, adoptando innovaciones que van desde la producción hasta la comercialización, y promoviendo prácticas sostenibles. La combinación de tradición e innovación no solo fortalece la identidad del vino argentino, sino que también asegura su relevancia y competitividad en el mercado global. Desde la tokenización del vino hasta el biopackaging y el crecimiento del enoturismo, Argentina está demostrando que su vino no solo es un producto de alta calidad, sino también un símbolo de modernidad y sostenibilidad.

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