Bodegas El Monte en el corazón de Moriles Alto

David Manso

Lunes 21 de Septiembre de 2020

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Última parada de mi viaje. Tres jornadas recorriendo Jerez, Sanlúcar de Barrameda y para cerrar el triángulo de vinos andaluces llego a Moriles. Un mismo sistema de crianza, el de criaderas y solera, pero con ciertas particularidades.

Siempre es buen momento para visitar una bodega. Cada época del año tiene su encanto, pero quizás uno de los momentos más bonitos, aunque el más ajetreado, sea la época de vendimia. De las dos partes que comprende Moriles, Bajo y Alto, esta última pertenece a la clasificada como "Zona de Calidad Superior" donde se produce la uva de mayor calidad.

Llego a Bodegas El Monte, una de las que comprenden ese marco dentro de Moriles Alto. Situada en una pequeña vaguada, rodeada de lagares, algunos en desuso otros activos, sus viñedos cubren las lomas de los terrenos colindantes mezclándose en la lejanía con fincas de olivares. A sus puertas me recibe Antonio López Cuenca, director de la Bodega, mientras en los campos los remolques reciben el fruto de trabajo de todo el año. Estamos en vendimia.

Primer paso como es habitual es visitar el viñedo. Subimos una loma, la parte más alta de terreno que tiene en propiedad la bodega. Un mirador nos permite ver los viñedos que la familia trabaja. La vista es muy bonita, y a la vez espectacular, donde una parte de cuatro provincias que rodean la población se pueden observar. Al fondo, en una de las parcelas, los operarios trabajan a ritmo frenético en la recogida de la uva.

Rodeando varias parcelas donde en pocos días se vendimiarán sus uvas de Tardana, Torrontés, Monte Pila y la principal Pedro Ximénez bajamos a pie de remolque a la parcela que ahora toca recoger. Con anterioridad Bodegas El Monte ya ha realizado una vendimia manual nocturna de la que ya tienen el mosto fermentado (vino base). Ahora es turno de otra vendimia manual que se recoge en cestos de 25 kg. y es trasladada inmediatamente al lagar en remolques de un máximo de 1.000 Kg., esto garantizar un perfecto estado de la uva a su recepción en el lagar, lo que propiciará un "mosto en yema" de la más alta calidad.

Visto el trabajo de campo toca ver el de bodega. Escavada en la parte baja de la ladera de una loma, su localización orientada al sur y el estar enterrada en parte bajo tierra propician las condiciones óptimas para que las 1.500 botas perfilen sus vinos en un ambiente idóneo.  Antonio de propone un recorrido por ella donde catar a pie de bota los vinos que comercializan. Arrancamos con las botas que darán lugar a su Fino en Rama Los Naranjos con 7 años de crianza, el cual hace referencia a otro de los lagares que posee la familia. Un vino complejo, del que destacan los aromas a levaduras (bollería), punzante y madera vieja. En boca es seco, voluminoso, de esos vinos llamados anchos con final largo de agradable amargor. Segunda parada con otro fino, esta vez más evolucionado. Cebolla es el vino estrella de El Monte. Sus 15 años de crianza biológica los aromas almendrados, la madera vieja y los ahumado invaden el olfato. En boca es untuoso, seco y muy persistente. Dos buenas cartas de presentación para iniciar la cata.

Pasamos a los Amontillados, varias catas de diferentes soleras me presentan unos vinos de notas almendradas, punzantes, potentes, con buena acidez y notas de madera muy presentes. Los PX también son vinos que El Monte trabaja con mimo, escribiendo estas líneas Antonio me informa de su recién premiado PX San Ramón 1992 2008 con Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas 2020. Un vino criado 12 años en botas con VI siglos de antigüedad, de un intenso color caoba, de aromas a café, muy persistente y con un final largo con un cierto amargor muy agradable. Más catas de vinos especiales, reservas particulares que guarda la familia en forma de tesoro líquido que me siguen transmitiendo buenas sensaciones, y la buena empatía con Antonio que me cuenta sus nuevos proyectos en la elaboración de vinos blancos y tintos hacen que el cierre de la jornada sea un grato recuerdo. Pese a las dificultades que vivimos hay que seguir y el camino que Antonio se ha marcado está orientado a la innovación sin perder esa esencia tradicional de la bodega familiar.

Pero no acaba aquí la generosidad y buena disposición de Antonio. Tras visitar El Monte nos dirigimos a conocer otras bodegas de la zona, una actitud que lo honra y que en ocasiones es algo no muy habitual. Visitamos a Bodegas Los Frailes, un lagar enclavado también dentro de la Ruta de los Lagares de Moriles. En este caso acaban de terminar la vendimia cuando llegamos, y cato sus vinos, fino y amontillado, de la mano de Cristóbal Pérez de Cisneros (propietario) que denotan más sapidez y potencia. Para culminar, visitamos otra de las bodegas punteras en Moriles esta vez situada en el casco urbano. Bodegas Doblas. Entre cata y cata junto a Antonio Martos (Gerente) intercambiamos opiniones e ideas sobre el presente y futuro de los vinos de Moriles, y me comenta la predisposición de las bodegas por demostrar su trabajo y la calidad en la elaboración de sus vinos. Un final de jornada intenso que me deja con buen sabor de boca, no sólo en la cata de sus vinos, sino también en lo personal al contar con mis ideas y opiniones.

Ya que en estos tres artículos os he ido mencionando ciertas curiosidades y diferencias, no querría cerrar este último sin mencionaros alguna de esta localización. Mientras que al conjunto de botas (criaderas y solera) de una misma fila en Jerez y Sanlúcar se las llama "piernas", aquí en Moriles se la conoce como "cachón".

Tres jornadas, tres estilos en la elaboración de vinos. Aclarar que en Moriles la uva base utilizada para crianza biológica es la variedad Pedro Ximénez, a diferencia de la Palomino usada tanto en Jerez como en Sanlúcar. Otro de los aspectos que diferencia a estas tres regiones es el fortificado (encabezado). Moriles no lo usa, mientras que Jerez y Sanlúcar sí lo hacen.  Ciertas similitudes y algunas diferencias que no empañan en nada la calidad de los vinos elaborados en cada localización. Un recorrido para aprender, entender y poder apreciar los vinos que se elaboran. Un triangulo de oro sobre albariza de los vinos de crianza biológica bajo velo de flor y de crianza oxidativa con un gran potencial y que a winelover son capaces de enamorar. A un servidor ya le gustaban, ahora, y tras este viaje, le han conquistado.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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