Ábrego: Cencibel de Castilla con impronta propia

Cartagineses, romanos, visigodos, musulmanes... todos ellos pasaron por aquí sucesivamente, y todos han dejado su huella en esta tierra

Javier Campo

Viernes 04 de Mayo de 2018

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Ábrego

En plena Ciudad Real, en Campo de Calatrava se levanta Bodegas Calar más cerca de la zona volcánica que de los bucólicos molinos de La Mancha.

Tal y como anunciaba  al principio, muchas civilizaciones han pasado por aquí, pero quizás sea la Orden de Calatrava la que más huella ha dejado ya que su Encomienda era una de las más fructíferas y famosas en el cultivo de la viña allá por el 1200.

Si hay un producto emblemático en Castilla-La Mancha ese es el vino. No en vano es la región vitivinícola por excelencia, la tierra del mayor viñedo del mundo. Los vinos castellano-manchegos se distinguen por su calidad excepcional. La ya en desuso etiqueta de vinos en los que primaba la producción a la calidad a quedado muy atrás.

Rendimientos bajos y cultivos cuidados. Elaboración esmerada, maderas nobles, cuidado constante y calma. Esta es la filosofía que ha querido imprimir Calar a sus vinos. Un punto de partida sólido, basado en la excelente uva que da esta tierra y en la gran tradición vinícola de la zona. La combinación de técnicas modernas de elaboración no desvirtúa, bien al contrario, realza y ennoblece lo que la naturaleza regala.

Ábrego es uno de sus vinos más expresivos. Elaborado al 100% con cencibel y con un paso por barrica de 9 meses, de roble americano y francés ya usadas para que la madera no predomine sobre la fruta.

Su color de cereza picota brilla en la copa y su tonalidad ribeteada en violeta lo adorna. Como he dicho antes, la fruta es la protagonista en la nariz y las frutas rojas emergen entre sutiles toques de canela, clavo y café. En la boca, es amplio y corpulento. Llena la boca de tanicidad redonda y persistente con largos recuerdos de fruta madura y golosa.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos
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