Cocinar con vino, ¡qué gran placer!

El vino, tu mejor amigo también en la cocina La cocina española y mediterránea goza de muchos elogios a lo largo...

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Miércoles 12 de Febrero de 2014

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El vino, tu mejor amigo también en la cocina

La cocina española y mediterránea goza de muchos elogios a lo largo y ancho del mundo. Hoy, a nuestra rica y variada cocina queremos añadirle un toque mágico de vino, que para algo somos el país con una mayor extensión de viñas del mundo.

cocinar vino

En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que cocinar con vino es un hábito sano. El vino da sabor a los platos y no estaremos abusando de las grasas. El alcohol que contiene el vino se evaporará en la cocción, enriqueciendo el plato en vitaminas y antioxidantes. El uso más conocido del vino en la cocina es para marinar las carnes, porque sirve para ablandarlas y le da un sabor espectacular, pero como veremos, cocinar con vino ofrece un sinfín de posibilidades.

Otra cuestión que tenemos que tener clara es que si queremos preparar una cocina deliciosa, debemos abstenernos de usar vinos baratos. El vino que utilices para cocinar tiene que deleitar también a tu paladar. Para ello, es imprescindible usar un vino que ya conozcas con antelación y que te guste o catarlo antes de empezar a cocinar.

Su acidez, su cuerpo, su amargor y sus azúcares, pueden ser determinantes para el espesor de una salsa o para el equilibrio de un plato. Son elementos aromáticos que perfuman un plato y enriquecen una salsa.

Aceptando la máxima de que los vinos blancos casan mejor con los pescados y los tintos con las carnes rojas, son muchas las cuestiones a tener en cuenta a la hora de elegir el mejor vino para el plato que se va a preparar, porque por ejemplo, un pescado fuerte y carnoso puede aceptar perfectamente a un vino tinto.

Lo importante es que los sabores, tanto del vino como de las distintas comidas, armonicen entre sí y ninguno de los dos entorpezca el reconocimiento del otro, aunque lo que se quiera conseguir al introducir el vino con determinados alimentos sea el contraste.

cocina y vino

De todas formas, hay que tener en cuenta que sobre gustos no hay nada escrito y esto de maridar vinos con comida no es una regla matemática.

A continuación vamos a diferenciar entre tipos de vinos, ya que cada uno es más adecuado para un tipo de plato.

Vino tinto:

En los tintos, los taninos aportan la sensación de astringencia y aspereza, y son los responsables del sabor amargo. Por ello, casa muy bien con otros sabores también amargos o fuertes.

Para las carnes rojas, el vino tinto con cuerpo suele ser la mejor opción, por ejemplo un tipo Merlot. Para salsas de tomate, para pasta o pizza, una buena opción es un vino tinto joven, ya que sus aromas y sabores a frutas aportan mucho sabor.

Para cocinar carne de cordero o cualquier otra carne roja asada, los vinos tintos secos son los más adecuados. Un Zinfandel o Syrah son ideales para platos que necesitan de un buen tiempo a fuego lento mientras se cocinan.

Por el contrario, si se trata de un plato que lleva carne roja pero es bastante más ligero que el anterior, entonces un buen Pinot Noir es la elección perfecta. También puedes optar por un Chianti, que cuentan con un sabor intenso y promete una gran combinación.

Los pescados de carne firme que contienen grasas como el rape, el atún, o el bacalao, aceptan las salsas con vino tinto.

Vino blanco:

El vino blanco se suele utilizar para cocinar salsas cremosas para pescado y platos de ave, conejo y cerdo. Los más utilizados son vinos de variedades con recuerdos dulces como la Malvasía o la Airén. Si la receta pide un vino blanco seco, la elección más versátil que puedes encontrar es el Sauvignon Blanc, un vino blanco que te brinda un toque a hierbas frescas lo que le da un excelente sabor a cualquier plato.

Por otro lado, si la receta es de sabores fuertes, picantes o condimentados, los mejores vinos para cocinar son los blancos más aromáticos como el Gewürztraminer o Riesling. Tienen sabores intensos y frutales, de aromas exóticos y combinan muy bien con este tipo de platos.

Para sopas de pescado y platos de marisco, elige un vino seco. Con langosta y bogavante no olvide un Chardonnay de crianza. Para postres, un vino blanco dulce.

El Jerez:

El Jerez es ideal para mejorar el sabor de sopas, guisados y platos salteados. Sus sabores a nuez moscada fusionan bien en la cocina. El jerez es uno de los poquísimos vinos que resulta de particular utilidad para acompañar alguno de esos platos “difíciles”: es un vino corpulento, limpio y seco que tiene la potencia suficiente para plantarle cara a casi cualquier sólido que se ponga por delante.

Como estimulan como nadie el apetito, son una opción para el primer plato: acompañan de forma totalmente satisfactoria igual una ensalada o un plato que lleve huevo que una comida picante o muy condimentada.

Vinos dulces:

Son ideales para un contraste dulce-saldo en carnes, tanto asadas como a la parrilla o la plancha. El Oporto, Madeira o Marsala combinan muy bien con todo tipo de carnes.

El Oporto cuenta con una dulzura profunda y exquisita; y es un buen vino para cocinar guisos o estofados con carne.

El Madeira, con notas de toffee y caramelo, es excelente para darle un toque especial a aquellos platos que cuentan con hongos entre sus ingredientes.

El Marsala se utiliza al finalizar una receta para asegurar que su intensidad no opaque el sabor del resto de los ingredientes. Tiene toques frutales y color tinto con luz de color caramelo. Es un vino parecido al oporto e ideal para cocinar sobre todo comida mediterránea.

¿Hemos despertado vuestro instinto más “gourmet”? ¡Pues cocina con vino y decídete a conquistar paladares!

Artículo escrito por Adrián Guareño (@guareOW) en http://www.organicwine.co/es/blog/ (@OWB2B)

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