La Fundación Dinastía Vivanco inaugura la muestra 'Espíritu del Vino. El vino como valor religioso'

Se trata de un recorrido artístico con importantes obras de diferentes disciplinas, épocas y procedencia, que muestran la relación del vino con la religiosidad, así como su implicación y simbolismo en diferentes ritos. Obras de Dalí, Rembrandt o Picasso estarán expuestas, hasta el 20 de octubre, junto con valiosas piezas, entre ellas vasos de bronce procedentes de Irán, datados entre el II y I milenio a.C., o recipientes funerarios del Antiguo Egipto

Briones (La Rioja)

Viernes 17 de Mayo de 2013

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Santiago Vivanco, director de la Fundación y del Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco (ambos iniciativa de la familia bodeguera riojana Vivanco); Ángel Curras, alcalde de Santiago de Compostela; Agustín Dosil, presidente de la Archicofradía del Apóstol Santiago; y Eduardo Díez, Responsable de Actividades Culturales y Científicas del Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco han inaugurado, hoy jueves 16 de mayo, a las 19.30, en el Museo das Peregrinacións e de Santiago, la muestra Espíritu del vino. El vino como valor religioso.

Un recipiente funerario egipcio del Imperio Nuevo (1301-1234 a.C), que conserva el cartucho real de Ramsés II, con fórmulas mágicas para ayudarle en su tránsito al más allá. Vasos de bronce procedentes de Irán, datados entre II y I milenio a.C. El lagynos, una jarra destinada a ritos vinculados con la fertilidad típica de la cultura romano en ámbitos rurales y hallada en el norte de África (y fechada entre los siglos III-IV d.C.). La talla Virgen con el niño, una escultura en madera policromada de la Escuela Castellana (siglo XVI). Un ejemplar de la Biblia hebráica, pieza única datada en 1720. La cena de Emaús, un aguafuerte de Rembrandt, datado a finales del siglo XVIII. La litografía de Salvador Dalí, Eros y Psiqué. Dos obras de Picasso: el grabado Bacanal y la litografía Danza de faunos... son algunas obras destacadas entre las 107 piezas de esta exposición, que se podrá visitar hasta el 20 de octubre. Un recorrido sorprendente que nos permite conocer cómo el vino ha estado vinculado a la religión desde tiempos inmemoriales, especialmente en las culturas y religiones a orillas del Mediterráneo. Desde los cultos primitivos del Neolítico, pasando por el cristianismo, el judaísmo o, incluso, el islam, este fruto de la vid ha sido protagonista o complemento en actos litúrgicos.

Cabe destacar que esta iniciativa de Bodegas Dinastía Vivanco, a través de su Fundación, se trata de un proyecto sin precedentes que se añade a su inagotable labor de divulgación de la Cultura del Vino en sus diferentes manifestaciones artísticas. A través de valiosas obras y piezas, muchas de las cuales se exponen al público por primera vez, podremos comprobar que, tal y como señaló la teóloga P. Rech, el vino es "la parábola más hermosa de la pasión vital que emana de la vida y muerte de un dios".

La uva muere para convertirse en vino

La vid aparece como símbolo de la eternidad y su cultivo mucho tiene que ver con el paso del hombre por la tierra y su trascendencia. El eterno retorno, la resurrección, el tiempo, la naturaleza y su contrapuesto poder regenerador y devastador... El vino, guardado en barricas bajo tierra es la sangre de la uva, de la vid y de la tierra y, por ende, de la humanidad y sus dioses. Pero no hay milagro sin sacrificio y el de la vida (o la vid) es uno de ellos. Sólo cuando algo muere o deja de ser lo que era, se convierte en una naturaleza nueva y con vida renovada. La uva deja de ser tal para convertirse en vino, al igual que el ser humano muere para lograr la trascendencia.

Espíritu del Vino. El vino como valor religioso ofrece al visitante un recorrido histórico cultural por las diferentes prácticas religiosas en las que el vino ha estado presente. Desde los antiguos semitas, pasando por Egipto, la Grecia Clásica, el cristianismo, el judaísmo y el islam. La muestra se divide en cuatro áreas temáticas: Del Tigris al Nilo, el vino de dioses y reyes; El néctar de los dioses, el vino como alimento sagrado; La viña de Yahvé, el vino de la promesa; y De Caná a Emaús, el vino de la Nueva Alianza.

Del Tigris al Nilo, el vino de dioses y reyes

Las primeras piezas que ocupan la exposición muestran el valor simbólico del vino en las antiguas creencias de Oriente Medio y en el Antiguo Egipto, donde logró una grandísima expansión debida a sus connotaciones mágicas, que acercaban al hombre a la divinidad.

El néctar de los dioses, el vino como alimento sagrado

La segunda parte nos transporta a la Grecia Antigua y Roma. Los restos encontrados atestiguan que el consumo del vino era una práctica habitual en esta zona ya desde la Edad del Bronce, pero no es hasta el siglo VI a. C. en el que aparecen referencias iconográficas a Dionisio. En esta parte de la exposición tiene especial relevancia la vida de Baco.

La viña de Yahvé, el vino de la promesa

Un resumen de los valores simbólicos y metafóricos de la vid en las diferentes ceremonias judías. Como ejemplo, en las bodas se recitan las Sheva Berajot o Siete Bendiciones (una por cada día de la creación) cantadas hacia el final de la ceremonia y tras ellas se procede a romper una copa, como símbolo de la unión de los novios con Dios y el pueblo judío.

De Caná a Emaús, el vino de la Nueva Alianza

La pintura es la disciplina predominante en el último, no por ello menos importante, espacio temático de la exposición Espíritu del Vino. El vino como valor religioso. Es el dedicado al cristianismo y a la presencia del vino en sus textos y ritos sagrados.

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