¿Qué riesgos existen para el bebe si se consume vino durante el embarazo o la lactancia?

Hasta la fecha no existe ningún estudio científico que haya demostrado inocuidad, ni beneficios, de un consumo moderado de vino u otra bebida alcohólica durante el embarazo o la etapa lactante, sin embargo numerosos médicos opinan que si el consumo es muy moderado el riesgo para el bebe es ínfimo

Jueves 27 de Diciembre de 2012

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La mayor parte de mujeres tiene menor tolerancia al consumo de bebidas alcohólicas que los hombres. Este es un hecho que la mayoría de las mujeres conocen por propia experiencia, ya que no suelen ser capaces de beber la misma cantidad que sus compañeros del género masculino.

Debemos ser conscientes de que uno de los factores que más influencia tienen sobre los efectos negativos del alcohol es la relación existente entre la grasa corporal y el agua del organismo.

Así, el alcohol se diluye en el agua, pero no en los tejidos grasos, y dado que usualmente el porcentaje de grasa en el cuerpo de la mujer es bastante más elevado que en el del hombre, éste es un dato que hay que tener muy en cuenta, además del hecho de que el peso total de las mujeres suele ser menor que el de los hombres.

Además las mujeres metabolizan peor el alcohol, puesto que en las mujeres la concentración de la enzima alcohol-deshidrogenasa es también menor que en los hombres, la cantidad de alcohol metabolizada en ellas por dicha enzima es más pequeña, pasando de este modo a la sangre un mayor porcentaje de alcohol.

Síndrome alcohólico fetal

Pero la situación más delicada se da durante el embarazo y también, aunque en menor medida, en la lactancia.

Fue en un artículo publicado en 1973 en la revista médica “The Lancet” donde se acuñó el término SAF (síndrome alcohólico fetal) desconocido hasta entonces, para designar a una serie de anormalidades que afectan a los bebés cuyas madres consumieron una cantidad excesiva de alcohol durante el embarazo.

Estos niños nacen con poco peso, ciertas malformaciones en el rostro (cara plana) y con una cabeza proporcionalmente pequeña; su crecimiento es retardado y presentan diversas deficiencias en el sistema nervioso central así como un retraso mental más o menos acusado.

Aunque este tipo de anormalidades son conocidas desde hace mucho tiempo, nunca se las había relacionado con el consumo materno de alcohol.

Estudios iniciales habían mostrado que los hijos cuyas madres tomaron cantidades tan reducidas como dos bebidas alcohólicas al día, pueden presentar disfunciones motoras y un coeficiente intelectual menor a la media.

Ello ha dado pie a que algunos médicos prohíban totalmente el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo, e incluso antes, como medida preventiva.

Sin embargo, en el caso del vino, numerosos estudios han demostrado que no existe peligro en que la madre tome una copa de vino al día, con las comidas.

Al parecer la incidencia que un consumo moderado de alcohol puede tener sobre el feto fue muy exagerada en un principio. Así, se ha llegado a la conclusión que una mala nutrición de la madre o el hecho de fumar mucho, tienen mayor incidencia en el SAF.

Lactancia

En cuanto al consumo moderado de alcohol durante la lactancia del bebé, no existe una opinión unánime.

Por un lado se sabe que un 1,7% del alcohol absorbido por la madre pasa a la leche, por lo que si la madre toma dos copas de vino al día, su leche contendrá alrededor de 80 mg de alcohol por litro, cantidad que aunque muy pequeña, puede ser importante ya que el bebé no tiene todavía desarrollado el sistema enzimático necesario para procesar ese alcohol por lo que éste irá directamente a su sangre y afectará al cerebro, lo cual puede producir trastornos, especialmente en relación al sueño. Además, la leche que contiene alcohol, tiene un olor característico que disgusta al bebé.

En el lado opuesto, existe una corriente de médicos (la llamada Liga de la Leche) que aconsejan tomar una copa de vino como ayuda para relajar a las madres que tienen dificultad en iniciar el flujo de leche, o en mantenerlo en cantidad suficiente.

Estos grupos opinan que el beneficio que en estos casos aporta el vino es mucho mayor que el posible riesgo representado por la ínfima cantidad de alcohol que finalmente irá a la sangre del bebé.

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