Lunes 10 de Noviembre de 2025
El sector francés de vinos y bebidas espirituosas ha vivido un fin de semana de alivio tras el debate en la Asamblea Nacional sobre el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social para 2026. La preocupación era alta entre los productores y distribuidores, que temían una serie de medidas fiscales que, según ellos, podrían agravar la situación de un sector ya afectado por varios problemas económicos. Finalmente, solo se ha aprobado la propuesta relativa a la imposición sobre las bebidas denominadas “prémix”, mientras que otras iniciativas han quedado en suspenso.
Durante los últimos días, asociaciones como la Federación de Exportadores de Vinos y Bebidas Espirituosas (FEVS), la Federación Francesa de Bebidas Espirituosas (FFS), la Federación Francesa de Vinos de Aperitivo (FFVA) y la Unión de Casas y Marcas de Vino (UMVIN) han mostrado su preocupación por el posible aumento de impuestos. Entre las propuestas presentadas figuraban el aumento anual sin límite de los impuestos especiales sobre el alcohol, la extensión de la cotización a la Seguridad Social a todas las bebidas alcohólicas, una tasa del 3% sobre el gasto publicitario relacionado con estos productos, la creación de un precio mínimo de venta fijado en 0,60 euros por centilitro de alcohol puro y una imposición específica para los prémix.
Las asociaciones que promueven la prevención del consumo excesivo, como France Addictions, apoyan estas medidas con el argumento de reforzar la salud pública, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, los representantes del sector consideran que estas propuestas suponen una acumulación de cargas fiscales que no tienen en cuenta la realidad económica actual. Jean-Pierre Cointreau, presidente de la Maison des Vins & Spiritueux, ha recordado que los costes energéticos, las materias primas y los salarios han subido mucho en los últimos años. Según sus cálculos, una botella de bebida espirituosa con 40 grados vendida a 18 euros en un supermercado ya está gravada en un 72%, lo que supone más de 13 euros destinados al Estado.
Guillaume Girard-Reydet, representante de la FFVA, ha señalado que Francia es uno de los países europeos con mayor presión fiscal sobre estos productos y que las políticas aplicadas hasta ahora no han reducido el consumo perjudicial. Ha puesto como ejemplo a Escocia, Portugal o Bélgica, donde medidas similares no han logrado disminuir el consumo pero sí han debilitado a bares, hoteles y restaurantes e impulsado las compras transfronterizas.
El sector atraviesa un momento económico complicado tanto dentro como fuera del país. El consumo interno ha caído un 60% en sesenta años y sigue bajando entre un 4% y un 5% anual. Las exportaciones también sufren: hasta agosto se registró una caída del 5% en valor y del 3% en volumen respecto al año anterior. Gabriel Picard (FEVS) ha explicado que las ventas a China se han reducido a la mitad en un año, especialmente en cognac y armagnac. Además, las exportaciones a Estados Unidos han descendido un 50%. Esto afecta directamente a una industria que depende en gran medida del mercado internacional y representa el tercer mayor superávit comercial para Francia.
A esta situación se suma la preocupación por otras medidas fiscales ajenas al sector pero con posibles consecuencias negativas. Es el caso del aumento previsto para la tasa sobre servicios digitales conocida como “tasa Gafam”, que podría pasar del 3% al 6%. Los representantes del sector temen represalias comerciales por parte de Estados Unidos si esta medida se aprueba definitivamente. En ocasiones anteriores, este tipo de decisiones ha provocado respuestas inmediatas contra los vinos y bebidas espirituosas franceses.
Durante una reunión reciente con Annie Genevart, ministra francesa de Agricultura y Agroalimentario, los portavoces del sector pidieron apoyo para convencer al Senado de modificar esta tasa digital. Argumentan que sería preferible impulsar empresas tecnológicas europeas antes que arriesgarse a nuevos conflictos comerciales.
El sector también denuncia el efecto combinado del aumento generalizado de costes desde la pandemia: el precio del vidrio ha subido más del 50%, las materias primas son más caras y las cadenas de distribución presionan para bajar precios mientras los gastos aumentan. Según datos aportados por Guillaume Girard-Reydet, cada día cierran unos 25 establecimientos hosteleros en Francia. Jean-Pierre Cointreau recuerda que toda la cadena genera más de 600.000 empleos directos e indirectos e insiste en que cualquier medida fiscal mal calculada puede poner en peligro muchas pequeñas empresas.
En cuanto a las medidas concretas debatidas este fin de semana, solo se ha aprobado el impuesto sobre los prémix. Estas bebidas mezclan alcohol con energizantes como taurina o cafeína y suelen tener entre un 18% y un 22% de alcohol por lata. Su bajo precio respecto a otros productos similares preocupa tanto a las autoridades sanitarias como al propio sector por su posible relación con el consumo excesivo entre jóvenes.
La Federación Francesa de Bebidas Espirituosas considera que otras propuestas como el precio mínimo o la tasa publicitaria tendrían poco efecto real sobre el consumo problemático pero sí afectarían negativamente al empleo y a la competitividad internacional. Además recuerdan que Francia ya cuenta con una legislación muy restrictiva sobre publicidad alcohólica.
El debate continuará en las próximas semanas cuando el Senado revise estas propuestas fiscales. Mientras tanto, productores y distribuidores piden prudencia legislativa para evitar daños mayores a una industria clave para la economía francesa.