El consumo diario de cerveza, con o sin alcohol, aumenta la diversidad bacteriana intestinal en hombres sanos

Un estudio en Portugal no detecta cambios en peso ni marcadores cardiometabólicos tras cuatro semanas de consumo moderado

Miércoles 22 de Octubre de 2025

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Four Weeks of Daily Beer Boosts Gut Microbiome Diversity in Healthy Men, Study Finds

El consumo de cervezas sin alcohol ha aumentado de forma notable en los últimos años. Ante este fenómeno, un grupo de investigadores ha estudiado si estas bebidas pueden aportar beneficios para la salud, más allá de ser una alternativa a la cerveza tradicional. Un ensayo piloto realizado en Portugal ha analizado el impacto de la cerveza, tanto con alcohol como sin alcohol, sobre la microbiota intestinal y algunos marcadores metabólicos en hombres sanos.

El estudio, publicado en junio de 2022, se llevó a cabo en la NOVA Medical School de Lisboa. Participaron 22 hombres sanos, de entre 23 y 58 años, que fueron divididos en dos grupos. Un grupo consumió diariamente durante cuatro semanas una botella de 330 ml de cerveza sin alcohol (0,0% v/v), mientras que el otro grupo tomó la misma cantidad de cerveza con alcohol (5,2% v/v). El diseño fue aleatorizado y doble ciego, es decir, ni los participantes ni los investigadores sabían qué tipo de cerveza recibía cada persona hasta finalizar el análisis de los datos.

Antes y después del periodo de intervención, se recogieron muestras de sangre y heces para analizar distintos parámetros. Los investigadores evaluaron la composición corporal, el perfil lipídico, la glucosa, la insulina y otros marcadores relacionados con el riesgo cardiovascular. Además, se estudió la diversidad y composición de la microbiota intestinal mediante técnicas de secuenciación genética.

Los resultados muestran que el consumo diario de cerveza, tanto con como sin alcohol, durante cuatro semanas no produjo cambios en el peso corporal ni en la masa grasa. Tampoco se observaron modificaciones relevantes en los principales marcadores cardiometabólicos analizados, como glucosa, colesterol LDL y HDL o triglicéridos. En ambos grupos, los valores se mantuvieron dentro de los rangos considerados normales para adultos sanos.

Sin embargo, uno de los hallazgos más relevantes del estudio fue el aumento en la diversidad bacteriana del intestino tras el consumo regular de ambas cervezas. La diversidad microbiana es un indicador que se asocia con un menor riesgo de enfermedades como diabetes o problemas cardiovasculares. El análisis mostró que este efecto no dependía del contenido alcohólico de la bebida. Los autores sugieren que los polifenoles presentes en la cerveza podrían ser responsables de este cambio positivo en la microbiota.

En cuanto a la composición concreta de las bacterias intestinales, no se detectaron diferencias significativas en los principales grupos bacterianos antes y después del consumo de cerveza. No obstante, sí se observó una tendencia al aumento de la actividad de la fosfatasa alcalina fecal, un marcador relacionado con una mejor función de la barrera intestinal. Este dato podría indicar una mejora en la salud intestinal, aunque los autores señalan que sería necesario confirmarlo en estudios más amplios.

El estudio también analizó si existían diferencias entre las cervezas utilizadas más allá del contenido alcohólico. Ambas presentaban una composición similar en cuanto a polifenoles y otros compuestos bioactivos derivados del lúpulo y la malta. Durante el proceso de elaboración, algunos polifenoles como el xanthohumol se transforman en isoxanthohumol, que también tiene actividad biológica.

Los participantes mantuvieron sus hábitos alimentarios y su nivel de actividad física durante todo el estudio. La adherencia al protocolo fue alta y no se registraron efectos adversos relacionados con el consumo diario de cerveza en las cantidades indicadas.

Los autores reconocen algunas limitaciones en su trabajo. El número de participantes fue reducido y todos eran hombres sanos con un consumo moderado previo de alcohol. Por ello, consideran necesario realizar estudios con mayor número de personas y en otros grupos poblacionales para confirmar estos resultados.

Este trabajo aporta información sobre cómo el consumo moderado de cerveza puede influir en la microbiota intestinal sin afectar negativamente a otros parámetros metabólicos en personas sanas. Según los investigadores, estos efectos parecen estar relacionados con los polifenoles presentes en la cerveza y no con el alcohol. La investigación abre nuevas vías para conocer mejor el papel de las bebidas fermentadas en la salud intestinal y su posible utilidad en estrategias preventivas frente a enfermedades crónicas.

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